Disonancia cognitiva
Fue el error de su vida. Continuó adelante, cumpliendo fielmente en todas partes, pero ya nada fue lo mismo. Estaba pero no estaba. Su alma se había ido.
Y al final de sus días, cuando ya en espíritu observó a todos aplaudir su conducta intachable, supo que no había vivido.
Y al final de sus días, cuando ya en espíritu observó a todos aplaudir su conducta intachable, supo que no había vivido.
Bonito texto. Hay que vivir la vida al máximo, para los demás, pero también, y por encima de todo, para uno mismo. Vivir para uno, y proyectar en los demás. Ánimo!!!
ResponderEliminarEs verdad: vivir la vida que otros nos imponen no es vivir. Buen micro. Saludos, Chispita
ResponderEliminarBuena reflexión, Chispita, pena que no le haya llegado a tiempo a tu protagonista.
ResponderEliminarVidas que pasan sin ser vividas. Un error las marcó y las desvío del camino. Equivocaron lo que realmente querían hacer, limitándose a hacer "lo correcto"... para otros.
ResponderEliminarTriste y muy buen contado.
Vivir para lo que los demás esperan de uno mismo, para seguir el camino marcado sin atender las propias inclinaciones es como no haber vivido. Este es el caso de tu protagonista y de tantas personas anónimas.
ResponderEliminarBello relato, Chispita. Un abrazo.
Hay que vivir sintiendo que lo que se hace es lo que se desea y no lo que los demás quieren o esperan de nosotros.
ResponderEliminarUn relato triste, aunque muy bien contado, que deja un sabor amargo por la vida no disfrutada de tu protagonista.
Un saludo.
Malu.
Muchas gracias a todos por vuestras amables palabras. Un abrazo.
Eliminar