Él y yo
Qué ganas de detener el tiempo para observarte eternamente, pero te irás para ser del mundo y encontrarás las respuestas que no tengo. ¿Cómo hacerte entender lo que significas para mi?
—¿Pasa algo?
—No, hijo, solo vine a desearte buenas noches.
Bajo una tenue luz, ambos se miran y sonríen.
—¿Pasa algo?
—No, hijo, solo vine a desearte buenas noches.
Bajo una tenue luz, ambos se miran y sonríen.
Has escrito un micro que para los que somos padres nos llega a lo más hondo. Muy bien escrito. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo
Muchas gracias Pablo. Un abrazo!
EliminarHermoso cuento. Describes muy bien un sentimiento que los padres llevan dentro. Bravo!
ResponderEliminarGracias por tus palabras Sylvia. Un abrazo!
EliminarCuánto tenemos dentro y cuánto nos cuesta sacarlo, aunque en ese "buenas noches" y en una mirada pueda condensarse todo. Hay sentimientos que no es fácil expresar, pero se transmiten de diferente forma. Tú lo has hecho bien con palabras.
ResponderEliminarUn abrazo
Tienes razón en eso que hay sentimientos que no son fáciles de expresar. Un abrazo Ángel!
EliminarCuanto se puede expresar con tan poco y de forma tan sencilla. Un relato hondo y precioso.
ResponderEliminarY cuánto odio al corrector automático...
EliminarUna de las pocas cosas que también odio. Un abrazo Patricia!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQué bonito como lo describes... pero acabara volando solo como los gorriones, para bien suyo y orgullo nuestro. Un saludo, Giancarlo
ResponderEliminarGracias! Seguiremos leyéndonos. Un abrazo!
EliminarLos hijos inician su propio camino, que les llevará a lugares que sus padres no sospechan.
ResponderEliminarSaludos, Giancarlo
¡Ay, qué bonito, Giancarlo! Me has emocionado.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Malu.
Precioso relato sobre el amor paterno, que no puede evitar que el hijo siga su propio camino sin su constante protección.
ResponderEliminarUn abrazo, Giancarlo.