Mal padre
Cerró los ojos y sopló las ocho velas, deseó que nadie le robara sus caricias, ni ahogara sus sollozos. Deseó no ver en sus ojos la lascivia con la que nunca se debe mirar a una niña. Entonces decidió que no era en la tarta donde debía clavar aquel cuchillo.
¿Mal padre? Mal padre, ¿por qué? Entonces leemos el micro y lo comprendemos. Enhorabuena, Encarna. Muy bien contado. Saludos
ResponderEliminarY si hay muchos invitados, o no, cortar la "nueva" tarta en trozos pequeñítos.
ResponderEliminarFelicidades
Tremendo, brutal y sorprendente final del micro. Estremece.
ResponderEliminarBesito virtual, Encarna
Tremendo y muy bien contado!
ResponderEliminarOcho velas son muy pocas para haber acumulado tanto horror en su vida. Si nadie la ayuda, tendrá que recurrir a ese deseo que formula mentalmente mientras las sopla.
ResponderEliminarAmargo y contundente. Un beso, Encarna.
Brutal, Encarna.
ResponderEliminarMuy duro, muy triste y, lo peor, real en algunos casos.
Enhorabuena.
Malu.