Predicciones
Yo te aseguro que vendrá. Os sonreiréis y él extenderá los brazos para darte un apretado abrazo. Luego, cogidos de la mano, pasearéis y compartiréis tantos recuerdos vividos juntos. Sin reproches... Mira, ¡por ahí viene!
—Ya me estabas tardando... ¡Te voy a rajar, cabronazo! Ahora vamos a arreglar cuentas...
—Ya me estabas tardando... ¡Te voy a rajar, cabronazo! Ahora vamos a arreglar cuentas...
Pues parece que no va a cumplirse la predicción repleta de buenas intenciones de la ingenua conciliadora. El odio es el lado oscuro del amor y para sortearlo, hace falta mucho más que buenas palabras.
ResponderEliminarUn relato muy bien construido, con las dos posturas sobre un mismo acontecimiento tan perfectamente perfiladas que consigues dar un cierto toque de humor a una situación dramática.
Muy bueno, Mª José. Enhorabuena.
Un abrazo.
Muchas gracias, Antonio. He querido mostrar a una persona, ajena a la relación de una pareja, que realmente no sabe nada de lo que les sucede a los que la forman, y, como era de esperar, se equivoca de pleno. El humor me ha servido para enfatizar dicha disonancia.
EliminarOtro abrazo fuerte para ti.
MªJosé, ante una misma situación, nos presentas dos perspectivas.
ResponderEliminarEstá claro que las predicciones han quedado en agua de borrajas, el que llega lo ha hecho con unas intenciones no muy pacificas.
Buen relato.
Un beso.
No sé, yo lo veo de otra forma.
EliminarElla tiene sentido del humor y carácter. Bien. Estupendo. Sólo hace falta que él coincida en estas dos características y que, por encima de todo, hagan por avivar el rescoldo, si todavía existe, del amor que les unión.
María José, no soy pesimista en la lectura de tu precioso relato. Para nada
Saludos!
Gracias, Javier, por tu amable comentario. Como sabemos, los puntos de vista pueden diferir tanto que acaban siendo posiciones contrapuestas e irreconciliables.
EliminarBesos.
Carmelo, la escena está, necesariamente, abierta (cincuenta palabras son muy pocas para saber qué sucede en el encuentro...). Por eso, tu interpretación es igualmente válida que otras. Muchas gracias por dejar tu comentario.
EliminarUn abrazo.
M. José, las predicciones a veces no son tal y como las imaginamos. La primera que habla tiene un concepto del amor altamente romántico e idílico, pero contrasta con la segunda, que muestra un carácter agresivo y vengativo.
ResponderEliminarSon las dos caras de la moneda, para la misma situación.
Buen relato.
Besos.
Sí, Pilar, es cierto. La persona que augura un encuentro feliz de los amantes no sabe nada de lo que realmente sienten, quizás porque lo que le ocurre a una pareja, solo deben resolverlo ellos.
EliminarGracias por pasarte. Besos también para ti.
La predicción acertó en una cosa: él vino, algo que puede parecer, a priori, lo más importante. Sobre lo que había de suceder después, el vaticinio dejó bastante que desear. No todo puede ser perfecto. A veces, en los detalles, está el germen del desenlace, en este nada bueno; tú relato sí que lo es, pues pasa de un comienzo casi idílico a propinar un golpe contundente en el lector.
ResponderEliminarUn abrazo, María José
Gracias, Ángel. La perfección no existe, suelo decir yo, muy a menudo. Y añado: lo que una persona espera de otra nunca se cumple del todo. Pero, bien mirado, ese es el interés de la vida: buscar siempre la perfección cuando es imposible alcanzarla (me he puesto filosófica, jajaja).
EliminarUn abrazo fuerte.
Coincido con Ángel, está claro que se cumplió la predicción y él vino, lo que no sabemos es cómo será ese desenlace... creo que no pinta nada bien... aunque quizá arreglen la situación y solucionen todo lo que tienen pendiente.
ResponderEliminarUn beso, Mª José.
Malu.
Querida Malu, el desenlace del microrrelato puede derivar en la reconciliación (si el lector es positivo) o acabar como el rosario de la aurora, jajaja (opción menos positiva).
EliminarGracias por tu comentario. Besitos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMaría José, en este encuentro anunciado no veo posibilidad de desenlace no digo ya feliz, sino sereno. El tono ilusionado y confiado de la primera postura pronto será barrido por el odio y la violencia de la segunda.
ResponderEliminarNo deja de haber cierta ironía en el micro.
Un buen relato. Un beso.
Muchas gracias, Carmen. Parece que lo esperable sea lo que tú dices, pero las reacciones humanas son imprevisibles, muchas veces...
ResponderEliminarOtro beso para ti.
Mal adivino quien no ha sido capaz de predecir una catástrofe.
ResponderEliminarUna segunda parte que rompe con la esperanzadora primera.
Un buen micro, M. Jesús.
Un beso.
Pablo
Querido Pedro: gracias por tu amable comentario.
EliminarFirmado: M. Jesús (jajajajaja)
Jajajaja. Y nada, que se me ha metido en el coco lo de M. Jesús.
EliminarPerdón, María José.
Un beso.
Pienso que cuando se rompe una amistad es muy difícil reconstruirla y tú, María José, me has dado la razón con tu talentoso relato.
ResponderEliminarMucha suerte y un besito virtual.
Muchas gracias, María Jesús, por dejar tu comentario. Sí, es realmente difícil reconstruir lo que está roto, más si se ha producido de una manera abrupta.
EliminarOtro beso para ti.
Algo me dice que la reconciliación no será posible, al menos no sin reproches.Esa mujer me asusta. Buen micro. Mucha Suerte.
ResponderEliminarNo pretendía asustar con mi micro, Smokey. Además, podría ser un hombre y no una mujer, tratarse de una relación homosexual, pues no lo aclaro en ningún momento. Muchas gracias y suerte a ti, también.
Eliminarjajaja, Mª José, tienes razón. Lo difícil no es desarrollar nuevas ideas, sino liberarse de las viejas. Debemos educar nuestra psique. Un beso.
EliminarVaya Maria José. Ese oráculo falla más que el hombre del tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jajaja, discrepo, Raquel. Ahora la meteorología acierta bastante... Muchas gracias por dejar tu comentario.
EliminarBuen día y un abrazo.
Mejor que no hubiera venido y, mejor aún, que no le hubiera esperado. ¡Qué giro ha dado el micro! Saludos, María José
ResponderEliminarPlácido, ya conoces la canción: "sorpresas te da la vida..."
EliminarGracias por pasarte.
Un abrazo.
Creo que las relaciones afectivas son como esa porcelana muy fina y muy delgada y una vez que se han roto no hay forma de volver a juntar las piezas. Pero nunca faltarán los amigos con las mejores intenciones que se empeñarán en lo imposible.
ResponderEliminarEstupendo relato, cristal perfecto donde se refleja nítidamente la realidad.
Enhorabuena, María José.
Besos.
Muchas gracias, Georges, por tu amable comentario. Tienes toda la razón al comparar las relaciones afectivas con una porcelana fina. Realmente son delicadas y frágiles, ambas.
EliminarUn abrazo fuerte.
Creo que pinta mal la cosa, pero quién sabe si solo se trata de un perro ladrador y poco mordedor. Hay personas que una vez que se desahogan dan un giro sorprendente. También puede ser que quien predice se deja llevar por sus buenos deseos, y el encuentro más que para cerrar la herida sirva para hacerla más sangrante. Buen tema para la reflexión, María José. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Juana. Me encanta cuando vosotros, mis "colegas", encontráis interpretaciones varias de mis textos. Existe,siempre, multiplicidad de criterios y de reacciones ante los mismos hechos. Eso es lo que llamo "riqueza interpretativa".
EliminarBesos.
Lo mejor de las predicciones es no hacerlas, por si acaso. Y, sobre todo, si, como en el caso de tu historia, se trata de una relación sentimental, de la que, por más que crea conocer uno a la pareja en cuestión, es mucho más lo que no sabe que lo que sabe.
ResponderEliminarAsí ocurre con las buenas intenciones de esa conocida o amiga de la que se supone es una mujer despechada con un varón que, por las lindezas que le dice al verlo, no se ha debido de portar nada bien con ella.
Quizá su propia presencia la irrite aún mucho más, sin duda, se pregunta cómo ha tenido la desfachatez de presentarse ante su vista, pues el ánimo de venganza que expresan sus palabras indican mucho resentimiento.
Así que más le vale poner pies en polvorosa a esa amante que puede volver con aviesas intenciones, quizá después de haber fracasado en otra relación, pues no crea que ella ya esté dispuesta a tragarse más embustes.
Aparte de todo eso, también tiene el microcuento su pizca de humor cuando se imagina la cara que pondrá ese hombre que retorna quizá pensando que las cosas podrían ser como antes.
Un abrazo, María José.
Cierto todo lo que dices, Enrique. Yo te puedo decir que cuando predigo algo, nunca sucede del modo en que creo que va a suceder. Así que, en el caso de mi micro, ocurre lo mismo, jaja.
ResponderEliminarGracias por tus detallados comentarios, siempre.
Abrazos.
Los buenos deseos de la persona que hace la predicción parece que la llevan a equivocarse por completo. Si al menos hubiese conocido las intenciones de quien esperaba el encuentro...
ResponderEliminarUna brazo, María José.
Sí, Enrique, parece que tienes razón. Popularmente se suele recurrir a decir que uno se ha equivocado en algo, pero, al menos, la intención fue buena. Pues, en este caso, quizás no fuese tan buena... Abrazos, amigo.
EliminarLa buena intención de las buenas personas con frecuencia queda en eso, en buena intención. No sé si correspondería aplicar aquí el término de "buenismo" para etiquetar la situación, la cosa es que ante la fiera, no valen caricias ni paños calientes.
ResponderEliminarTomo nota de la verdad patente de tu micro, por si se me diera el caso, que espero que no, que luego, me olvido de todo y acabo recetando mi buena intención.
Un beso Mª José.
Jajaja, Manuel, tú recetas con buena intención porque eres buena persona, y eso no lo vas a poder evitar, aunque quieras (es una predicción mía). Muchas gracias por dejarme tu comentario. Besos para ti, también.
EliminarMe gusta esas diversas posibilidades que se atisban en el relato, tanto de posible relación entre los protagonistas como en los hechos que les han llevado, unidos o por separado, a semejante posible consecuencia. Me ha gustado, María José. Un beso.
ResponderEliminarGracias, Jesús. Ya sabes que tu opinión es muy importante para mí. Besos.
ResponderEliminarA veces, nada es lo que parece... hay que ser cautos.
ResponderEliminarMuy bueno!
Cierto, Galilea. Gracias por dejar tu amable comentario.
ResponderEliminarUn abrazo.