Un hombre
En el Centro de Quito vive un hombre; todos aseguran que está loco. Al atardecer, deambula solo perdonando ojos esquivos, encontrando la forma de cruzar su sonrisa en aquel camino. De esa boca rota está por saltar un corazón de hojalata y de sus precipitados latidos grita una cordura rota.
Que bonita forma de describir la locura. Me gustó tu relato. Bienvenida.
ResponderEliminarUn loco solitario que no necesita más que una sonrisa para los latidos de su corazón roto.
ResponderEliminarTriste y hermoso, María Inés. Un beso.
Un curioso retrato de la locura. Buen micro. Saludos, María Inés
ResponderEliminarMuy lindo, felicitaciones María Inés, sigue así.
ResponderEliminar¡Qué bonito, María Inés! Bendita locura.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Malu.