57,5 palabras
En un arrugado Daily Telegraph de 1982 leí varios relatos de cincuenta palabras exactas. Me fascinó ese formato recién inventado y quise practicar la brevedad. Pronto descubrí que, al traducirlo del inglés al español, un texto crece un quince por ciento. Por eso, a mí los finales siempre se me...
Tú mejor que nadie, por tu trabajo, sabrás lo que aumenta o disminuye un texto traducido del inglés. Está claro que te han faltado de nuevo 7'5 palabras para escribir el final.
ResponderEliminarUn beso, Belén.
Muy observador, Javier. La inspiración me pilló trabajando. Gracias por tu visita y tu comentario pero, sobre todo, por el beso. Muchos más para ti.
EliminarSolo tengo un momento para decirte que la definición de ingenio está en tu relato.
ResponderEliminarGenialidad.
Ese momento te lo agradezco muchísimo, Pablo. Un abrazo y muchos besos.
EliminarCreo que es la forma más original que conozco de enfocar un cincuenta. Sorprendido y absorto quedo a la espera de ese final que se ha quedado fuera. Saludos, Belén.
ResponderEliminarGracias, Manuel. El final queda al gusto de cada lector, como homenaje a los excelentes comentaristas y escritores que hay por aquí. Un abrazo.
EliminarTu visión de Cincuenta no se queda corta, Belén. Me parece una historia muy original y un guiño ingenioso a esta página.
ResponderEliminarFeliz Navidad y un beso.
Me alegra mucho que te guste, Carmen. Sí que es un pequeño homenaje a todos vosotros lectores magníficos y grandes relatistas. Un beso y felices fiestas.
EliminarEs lo que tiene...no todo cabe.
ResponderEliminarFelices Fiestas
Cabe todo en la imaginación, Pilar. Gracias por tu visita y que disfrutes de las fiestas.
EliminarPor favor, Belén, no nos dejes en ascuas. Mándanos, aunque sea por privado, esas 7'5 palabras que faltan.
ResponderEliminarBesos.
Mira dentro de tu zapato la mañana del 6 de enero y si has sido bueno durante el año puede que se cumpla tu deseo. Un beso, Rafa.
EliminarHola, Belén.
ResponderEliminarNo has encontrado mejor excusa, y es excelente, para dejarnos con la boca abierta y sin colmar del todo. Un beso
La intriga y la sorpresa ponen un punto de sal a esta vida, a veces tan aburrida. Verdad, Eduardo. Muchos besos y gracias por venir a leerme.
EliminarGenial, Belen!!!
ResponderEliminarEs cierto que los textos crecen al pasarlos a castellano.
El final estupendísimo, jajaja.
Muchos besos y Felices Fiestas.
Muchos besos y felices fiestas también para ti, Olga. Me alegro de que te haya gustado; sobre todo el final ;o)
ResponderEliminarMuy bueno, Belén. Da gusto cuando surgen textos creativos como el tuyo y que son, además, un homenaje a esta página. ¡Felicidades! ¡Buen año 2018! Besos.
ResponderEliminarMe ha parecido muy ingeniosa la idea (y su resolución, o la falta de esta) de tu relato. Buen homenaje a la página y, por extensión, quiero creer que a todos nosotros. Además, ¿no nos dicen por ahí que el lector de microrrelatos tiene que ser activo y completar, si fuese el caso, lo que ha leído? Pues..., eso. Me ha gustado. Un abrazo y suerte, Belén.
ResponderEliminarHabía oído que un traductor no se limita a transcribir ideas y acciones de un idioma a otro, sino que es un verdadero escritor, en tanto ha de adecuar lo que se pretende a otros cerebros habituados a una lengua distinta. La validez de este concepto me quedó clara al conocerte, pues no solo traduces (seguro que muy bien), sino que además (y eso nos consta a todos) escribes a las mil maravillas, como has dejado patente una vez más en este relato tan original, un homenaje a la página y sobre todo a nuestro querido Álex, con un final sin final soberbio, a su lado, los famosos desenlaces abiertos se quedan pequeñitos.
ResponderEliminarPor mi parte, quiero mandarte un abrazo grande y te deseo lo mejor para el nuevo año
Tremendamente original y escrito con tono de clásico. Contribuciones así pueden hacer que estas mini-sagas acaben convirtiéndose en leyenda. Excelente también el título.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo, Belén.
Este relato, de nuevo,
ResponderEliminarhace gala a tu estilo tan personal y lleno de contenido. Nos has llevado desde los inicios, hasta el fi... (que no se acabará nunca).
Feliz 2018, y un besito navideño.
También quedo a la espera de esas 7.5 palabras, pero solo un rato, yo las aportaré a mi mismo jajaja. Muy bueno!!! Saludos.
ResponderEliminarYa te han dicho, y pienso igual, original y estupendo, el final ya lo pone la imaginación. Un beso.
ResponderEliminarEn tu microcuento te ha pasado lo mismo que a Gila en uno de sus monólogos, pero al revés. En él, Gila traducía el título de una balada que iba a tocar del español al inglés. El título en español era: Deja que el autobús de las ocho cuarenta y cinco, pase por casa de James, a ver si está Johnny y Patsy con los niños en el jardín, para después hacer picnic con los Williamson. El cual, cuando lo traducía al inglés, era: Jet wolff.
ResponderEliminarGila decía que eso ocurría porque con los idiomas pasaba como con la moneda, que la cambiabas y se quedaba en nada. En su época, cambiar pesetas por libras era algo equivalente a lo del título de su balada: dabas un montón de billetes españoles y te entregaban un par de ellos ingleses.
En tu microcuento, traducir del inglés al español hace que, inevitablemente, esas cincuenta palabras se hinchen un tanto y se convierta en 57,5, un quince por ciento, exactamente. Lo cual resulta fatal, pues esos microcuentos en inglés, de cincuenta palabras, se quedan sin sus últimos vocablos y el lector no sabe cómo acaba la historia.
En definitiva, una inteligente propuesta en la que homenajeas a esta página, al oficio de traductor y al sentido del humor, por todo ello, me parece de sobresaliente.
Un abrazo, Belén.
Original y genial relato, Belén. El idioma de Cervantes compensa la desventaja con imaginación, ja, ja, ja. Un abrazo y feliz 2018.
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