El concierto
La plaza estaba desierta, la noche empezaba a helar. Siéntate y escuchemos este concierto que suena para nosotros, dijiste. Allí, extraños y únicos, unidos por la silenciosa música, vibró nuestra particular Oda a la Alegría. Muda melodía que selló nuestros corazones.
Aún suena en mis oídos cuando miro tus ojos.
Aún suena en mis oídos cuando miro tus ojos.
Ana, todos tenemos una canción, una música que forma parte de la banda sonora de nuestra vida. Y aunque sea como en tu relato una "silenciosa música", pero hay instantes en los cuales el silencio nos dice mucho, y tal vez ellos se hablaron con las miradas.
ResponderEliminarUn relato lleno de sentimientos, me ha gustado.
Un abrazo, Ana.
Romántica la historia que nos cuentas. Y creo que muchos pueden verse reflejados en ella. La música, aun muda, consigue lo que en ocasiones no pueden las palabras. Suerte y saludos, Ana.
ResponderEliminarLa música desencadena emociones y une a los enamorados. Sólo hay que saber escuchar juntos las melodías y los silencios.
ResponderEliminarMuy bonito, Ana. Un beso.
Sin duda un concierto inolvidable. Precioso relato. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn beso, Ana.
Pablo
No hay nada mejor que un dúo a la luz de la luna entre una mujer y un hombre, aunque la noche sea heladora.
ResponderEliminarSaludos, Ana
Para el ser el silencio es música y el amor, unidad.Qué hermoso.
ResponderEliminarMuy romántico, música y amor siempre van bien. Un beso.
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