Este año lo celebramos en familia (Cuento de Navidad)
La casa olía a mazapán y, como cada Nochebuena desde el fatal accidente, encendió el árbol y puso la mesa con esmero. Luego, se sentó a esperar y se adormeció sobre el mantel dorado. Entonces, unas sombras bulliciosas la reclamaron: "¡Madre!, ¡abuela!". Y, sonriente, se dejó elevar hasta el firmamento.
Me encanta tu cuento navideño, María José. Y el que se haya reunido, feliz, con los suyos, también, ya que, seguramente, fuera lo que deseaba la protagonista, "a pesar" de tener el sufuciente estado de ánimo para encender el árbol y cocinar mazapanes una vez más. Suerte y un abrazo.
ResponderEliminarVolver a casa por Navidad forma parte de la magia de estas fechas, también el recuerdo de los que ya no están de forma física, aunque les tenemos muy presentes. Reflejar esta realidad en un relato y hacerlo de forma distinta tiene su mérito, tú lo has logrado con creces con esa abuela que trasciende dimensiones.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz año, María José
Hola, María Jose:
ResponderEliminarUn cuento de Navidad ciertamente distinto. Cómo me gustaría que se me aparecieran a mí esas sombras, las de mi padre, que, en estas fechas, se hartaba a cantar el villancico que a mí me entristecía horrores. "Esta noche es Nochebuena y mañana Navidad, y nosotros no iremos y no volveremos más". En tu micro si tornan. Es fantástico. Y quieren tanto a la abuela que se la llevan allí arriba: a celebrarlo por todo lo alto. Me ha gustado mucho tu texto. Enhorabuena y feliz todo para ti. Un beso.
Bonito cuento de Navidad, la ambientación es perfecta y el final, tierno, tierno.
ResponderEliminarUn beso y feliz 2018.
Hermoso este cuento de Navidad con esa reunión familiar tan anhelada. Todos soñamos encontrarnos con las personas que hemos perdido.
ResponderEliminarUn micro muy dulce, María José. Feliz 2018 y un beso.
Mantener vivo el recuerdo de los que no están haciendo los rituales como si estuviesen para convocarlos de nuevo a la mesa y regocijar el espíritu con su presencia, es algo que es propio del ese que llaman duende de la Navidad. Triste y hermoso a un tiempo, MªJosé. Un abrazo y Feliz Año.
ResponderEliminarPrecioso cuento el que nos dibujas con tus cincuenta palabras. Aunque triste por el tema de las ausencias, y más por el modo en que se produjeron, está sin embargo iluminado de ternura y esperanza. Felicidades, Mª José. Un abrazo y lo mejor para el 2018.
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