Gemelos
Cada noche antes de dormirnos, entre risas y cuchicheos, planeamos nuevas travesuras. A Claus siempre se le ocurren las mejores. Algunas, como la de aquella pobre vieja, son un poco crueles, pero él siempre se las apaña para desaparecer cuando nos pillan o cuando mamá nos regaña frente al espejo.
Este niño de carácter depravado se desdobla en su gemelo imaginario para exculparse a sí mismo de sus fechorías. Qué no inventamos para autojustificarnos.
ResponderEliminarMuy bueno, Jukebox. Un abrazo.
Todos tenemos al menos dos personas opuestas dentro, de nosotros depende dar protagonismo a una en detrimento de la otra. Quizá si este niño estuviese más tiempo con otros semejantes no tendría que inventarse un hermano-amigo, ni tendría necesidad de hacer barrabasadas tomándole a él como cabeza de turco o testaferro.
ResponderEliminarUn relato que ahonda en la psicología infantil.
Un abrazo y felices fiestas
Este desdoblamiento parece presentarnos la infancia de un psicópata en ciernes. Las culpas siempre recaerán en el que no está, haga lo que haga. Para temblar por las consecuencias. Para aplaudir por el relato. Saludos, Jukebox
ResponderEliminarEste lo que hace es actuar como cualquier político, echándole la culpa de todo a otros, aunque estos sean una entelequia. Los motivos ocultos del personaje, ya sean locura, demasiada cara, maldad, imaginación "mal canalizada", casi hacen que de más miedo. Buen relato. Suerte, Jukebox. Un saludo.
ResponderEliminarMenos mal, yo no pido nada al Claus. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos. Espero que tengáis un maravilloso 2018 en todos los sentidos y que podáis cumplir vuestros sueños editoriales si es que los tenéis. Bes@sss!
ResponderEliminarJukebox