Happy birthday
Sin ningún invitado, madre e hijo celebran el cumpleaños de Miguelín. Felisa no acepta que nadie le diga que ha malcriado a su niño.
—Sopla, chiquitín, pide un deseo.
Y enseguida aparta las dos velitas de números que han quedado apagadas sobre el pastel. Primero el cinco. Luego el cero.
—Sopla, chiquitín, pide un deseo.
Y enseguida aparta las dos velitas de números que han quedado apagadas sobre el pastel. Primero el cinco. Luego el cero.
Pues Miguelin es todo un hombre ya, y de niño le queda poco. Aunque en ocasiones para una madre por muchos años que pasen algunos hijos siempre son sus pequeños.
ResponderEliminarBuen relato, Pepe, hay en el mismo un tono de ironía, me ha gustado.
Un abrazo.
Muchas gracias Javier por tu comentario. Me alegro de que esta historia te haya gustado. Abrazos.
EliminarA mí me ha recordado la melancólica y malsana dependencia de Norman Bates y su querida mamá. Desgarrador y muy bueno, Pepe.
ResponderEliminarPues tienes toda la razón. Gracias por ayudarme a ponerle cara a Miguelito. Un abrazo, Patricia.
EliminarUn niño muy mal criado te ha permitido, una vez más, escribir un magnifico micro con el humor que te caracteriza. Muy bueno Pepe.
ResponderEliminarUn abrazo. Hablamos.
Detrás de un niño malcriado hay siempre alguien que no ha entendido bien la evolución natural de los hijos. Gracias, Mª Luisa. Abrazos.
EliminarTristes y patéticos estos personajes, Pepe. Cuánta ironía en esta relación malsana.
ResponderEliminarMuy buen micro. Un fuerte abrazo.
Muchas gracias por tu comentario, Carmen. Me ha encantado que hayas utilizado esas palabras tan pertinentes con el sentido del relato. Un abrazo.
EliminarJajaja Me parto de risa contigo, que sentido del humor más perfecto para escribir relatos breves. Tienes un estilo personal que destaca Pepe.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Raquel. No sé si sabes que en alguna esquina, en sueños, he alcanzado la gloria. Besos y abrazos para ti también.
EliminarDetenidos en el tiempo, madre e hijo viven en un mundo anacrónico. El detalle de que no haya ningún invitado no es fortuito. Una pareja que ha decidido no crecer, como Peter Pan, pero sin glamour.
ResponderEliminarDivertido y bien elaborado, Pepe.
Un abrazo
Efectivamente, he intentado reflejar la soledad de ambos. Gracias por tu comentario, Angel. Un abrazo.
Eliminar¿Cúal será el deseo que ha pedido Miguelín? Puede que sea el seguir como hasta ahora, solo y seguramente atosigado por su madre o poder lanzarse a los peligros de la vida, aunque sea sin red. Pero me da que no va a tener la oportunidad de elegir, si hasta ahora no ha querido o no le han permitido cambiar. Da para pensar (y mucho) el momento que has decidido mostrarnos de la ¿vida? de esta singular pareja. Me ha gustado. Suerte y un abrazo, Pepe.
ResponderEliminarMuchas gracias, Jesús, por pasarte por este relato. Una buena pregunta la que planteas, su respuesta nos daría las claves para otra buena historia. Un abrazo.
EliminarMuy bien planteado, describes una escena que dura apenas unos segundos pero que reconstruye toda la vida de dos personas aisladas del resto del mundo en una simbiosis enfermiza.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Pepe.
Gracias Asun. Me satisface que te haya gustado. Saludos.
EliminarUna dependencia que traspasa los límites del tiempo. Miedo me da cuando Miguelín salte al albero de la vida lejos del regazo de su madre. Muy buen micro, Pepe. Un abrazo.
ResponderEliminarNo saber cortar a tiempo esa dependencia seguro que los hace desgraciados. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo, Salvador.
Eliminar¿Quién no querría haber sido criado así? Muy bueno, Pepe.
ResponderEliminarAbrazos.
Pues ya es hora de que rompa el cascarón! Gracias, Rafa. Un abrazo.
EliminarUffff... ¡Vaya con Miguelín! Me ha parecido un micro de terror, con un buen sentido del humor. Felicidades, Pepe, un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias Macarena, por pasarte por esta historia. Saludos.
EliminarCaramba con el nene; ¡si que se ha dejado querer!
ResponderEliminarSimpática y bien contada esta celebración del 'pequeño' Miguelín, en la que subyace una crítica muy ácida al exceso de amor materno.
Buen relato, Pepe.
Un saludo.
Un exceso de amor puede traer consecuencias nefastas, sobre todo para el niño que no crece. Gracias y muchos saludos, Antonio.
EliminarLo más curioso es que esta es una historia real como la vida misma.
ResponderEliminarMuy bueno, Pepe. Saludos
Gracias Plácido, por tu comentario. Un saludo.
EliminarPepe, un micro jugoso, sabroso y corrosivo a partes iguales. Genial.Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias por esos calificativos que me saben a gloria. Un abrazo, Manuel.
EliminarPepe, un micro lleno de fina crítica e ironía. Me ha encantado. Yo este año cumplí los cincuenta. Menos mal que no me he visto reflejado ☺️.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Pues felicidades por esos años tan redondos. Lo bueno es que no te llamas Miguelín, ni tu madre, supongo, Felisa. Abrazos.
EliminarMuy triste, una relación que me hizo recordar a Norman Bates. Muy bueno.
ResponderEliminarEfectivamente, es una película que ilustra muy bien esta historia. Saludos, Maite.
EliminarExcelente micro cargado de crítica hacia las relaciones familiares de dependencia extrema. Vaya, vaya con Miguelín.
ResponderEliminarMuy bueno, Pepe. Un abrazo.
Gracias Enrique por tu comentario. Un abrazo.
Eliminar¿Qué bueno, Pepe!. Indudablemente para una madre su hijo siempre será Miguelin, y aunque tenga 50 años, para ella jamás será Don Miguel. Así será siempre su perrito faldero.
ResponderEliminarPara sonreír irónicamente.
Saludos virtuales,
Pues sí, para una madre siempre serà su niño. Pero esta no lleva bien el paso del tiempo. Gracias y saludos Maria Jesús
EliminarY yo que he pensado, tan truculenta que me he levantado con los cincuenta tras la espalda también, que falta uno de los dos personajes. Que Miguelín, rememora a la madre muerta, que en su soledad es la única que le ayudaría a soplar las velas, o que la madre hace un paripé porque su niño habría cumplido ese día cincuenta años. ¡Me he pasado!, lo sé. Buen micro, Pepe, me ha volteado la imaginación. Un abrazo.
ResponderEliminarNo te has pasado en absoluto. Són dos visiones muy interesantes que enriquecen la història. Muchas gracias Cristina. Abrazos. el
EliminarNos retratas una escena con dos personajes que quizá sean felices, al menos la madre lo parece (no sabemos el "chiquitín"), pero que no deja de ser singular. Da lugar a muchas interpretaciones, y creo que la mayor parte de ellas, hasta la más directa, incómodas. Pero el resultado es de lo más simpático, y sorprendente.
ResponderEliminarEnhorabuena, Pepe, y un abrazo.
Felicidades, Pepe, pues has concentrado en cincuenta palabras una vida entera. Estoy con Enrique Mochón cuando dice que da lugar a múltiples interpretaciones. Eso ya es motivo para calificar de muy bueno a tu micro. Feliz año 2018. Abrazos.
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