Inocencia

Soy la hiedra que se enreda sobre la sombra del círculo de tiza devorado por las pisadas del gigante. No llores más, niña, y agárrate fuerte a mis raíces. Te armaré dos alas de hojas verdes y el tiempo te arrastrará hasta el lugar en el que nacen las hadas.
Escrito por Patricia Richmond - Web

20 comentarios :

  1. Carmen Hinojal17/12/17, 9:43

    Ah, que belleza de relato. Como sabes llevarnos contigo a ese lugar donde nace Fantasia. Un abracito fuerte, querida Patricia. Hoy me das alas para volar.

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  2. Señorita Richmond, no se podría expresar con palabras más precisas y preciosas lo que es la inocencia. Tu pluma, esta vez, ha ido más allá. Nos das una lección de cómo definir ese sentimiento interrumpido por las pisadas de un gigante. Que la hiedra —la planta de la inmortalidad—, sea la voz de tu cuento, quiera salvar de los tormentos a esa niña que llora ante la sinrazón de un ataque a su inocencia, ofreciendo sus raíces y sus hojas verdes convertidas en alas, aliándose con el tiempo para que la arrastre hasta el país donde viven las hadas, me parece de una sensibilidad que tan solo puede ser expresada por personas tocadas por un ingenio fuera de lo común, como tú, con una visión de la realidad que es mágica. Has vuelto a demostrar que tienes un corazón que no te cabe en el cuerpo.
    He llorado de emoción ante tanta belleza contenida en cincuenta palabras.
    Soy andaluz, pero créeme si te digo que no exagero. Creo que la sensación que se debe sentir al crear un relato como este está por encima de cualquier premio, por eso, aunque sin duda me parece el mejor relato del año, si al final no es el elegido, creo que te va a dar igual.
    Gracias por regalarnos el inmenso placer de tu escritura.

    Todos los besos.

    Pablo

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  3. El gigante, con su horma de realidad, aplasta la inocencia, pero si miras a tu alrededor siempre verás las alas de tu precioso relato y con el motor de la imaginación volar. Me ha encantado , Patricia. Un abrazo.

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  4. Precioso. Què manera de empezar un domingo! Lirismo en estado puro. Gracias por este regalo, Patricia. Abrazos prenavideños.

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  5. Uno puede sentirse realmente afortunado por encontrar una maravilla como ésta. Pocas veces una historia llega tan profundo.
    Poner al alcance de nuestros ojos un puente de sol sobre el eclipse de la atrocidad y hacerlo con la fluidez de la inocencia, con una extrema ternura que extirpa de la humanidad la inmunda costra de la barbarie, solo lo pueden hacer la sensibilidad y el talento juntos. De ambos vas sobrada, querida Patricia.
    Gracias, compañera.
    Un abrazo de hiedra con toda mi admiración.

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  6. Esa voz poderosísima que surge del texto arma el pecho zaherido de un escudo protector y preserva el tiempo de la inocencia sobre las heridas que causan las insensibles huellas de lo violento.
    Es trágico, es sublime. Gigante.
    Besos, Patricia.

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  7. Carmelo Carrascal17/12/17, 18:08

    Patricia, excelente!
    ¿Qué sería de los seres humanos sin el equipaje de inocencia que traen al nacer?
    La inocencia es un bien necesario, a proteger rabiosamente. Habrá que imitar, para hacerlo bien, a la hiedra, la raíces, las alas y las hadas... de tu precioso micro.
    Habrá que proteger la inocencia del poeta, ese niño eterno, en el buen sentido; la inocencia de la buena gente, de los que saben proteger al otro y disfrutan haciéndolo sin ostentación. Son tantos! Protegen las hiedras por encima, las raíces por debajo, la madre gestante envolviendo, el escritor buscando las palabras más puras. Las alas también protegen, ayudan a escapar; y nada se diga de las hadas, su delicadeza no es otra cosa que inocencia fantaseada que sólo los más inocentes saben captar.
    Un saludo!

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  8. Qué bien me he quedado leyendo el micro. Eres la repera limonera. Gracias, hermosa, por regalar alas. Un beso.

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  9. La realidad es un gigante sin escrúpulos, con poder sobrado para arrasar todo a su paso. Por suerte, siempre hay posibilidades de escape para las almas puras. El apoyo de una persona comprensiva y sensible, un buen libro, o la escritura, son buenas alas para escapar de aquello que nos deja pegados a la tierra, que corta todo vuelo, sin posibilidad de escape. Un relato como éste puede tener muchas lecturas, pero en todas, detalle arriba o abajo, depende de quien lo lea, se podrá detectar un mensaje de esperanza, ese conservar la inocencia de la infancia a pesar de los años, las obligaciones y los inevitables avatares.
    Un relato que dice todo sin nombrarlo, vestido de belleza.
    Un abrazo grande con levantamiento de sombrero y (hace mucho que no lo digo) recuerdos a la gallina

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  10. Al entrar en tu relato uno siente que está en un lugar mágico, y tiene que hacer un esfuerzo con la imaginación para retrotraerse a esos años en los que, prácticamente, vivía en esos mundos que nada tenían que ver con los feos mundos de los mayores; entonces, uno estaba en la edad de la inocencia, por decirlo con el título de la novela de Edith Warton.
    Empleando metáforas y símbolos nos has presentado a una niña que, por las circunstancias que sean, ha sido arrancada de su maravilloso universo, que se ve amenazada por fuerzas oscuras, quizá siniestras, como ocurre en tantos cuentos que han alimentado las imaginaciones infantiles durante siglos; pero, al parecer, ese mundo amenazador que ha aparecido en la realidad de la niña no va a tener poder para arrastrarla a sus cloacas, pues estamos en un mundo mágico, y en él hay hadas, hay seres luminosos, y el bien triunfa sobre el mal; así, esa hiedra, tras la que puede estar cualquiera de ese seres de luz y amor, va a proteger a la niña, la va a arrancar de los brazos del tenebroso gigante y su opresor círculo de tiza y se la va a llevar a un lugar idílico, al lugar donde nacen las hadas, a ese lugar donde deberían llevarse a todos los niños para que no llegasen a convertirse, muchos de ellos, en auténticos canallas y criminales, y otros tantos en seres grises y maniáticos.
    Ya lo dijo Rilke: “La patria del hombre es la infancia”. Así que, a partir de cierto momento de nuestras vidas todos somos unos exiliados.
    Por suerte, nos quedan historias como la tuya para regresar, aunque sea por poco tiempo y de forma subrepticia, a ese universo perdido y disfrutarlo como si un milagro nos hubiese convertido de nuevo en infantes.
    Mis felicitaciones, Patricia, por este gran microcuento. Un abrazo.

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  11. La hiedra protectora de la inocencia, de la pureza infantil, dota a la niña de las alas de la libertad para que vuele al país de las hadas, de la fantasía. No hay gigante ni monstruo con tanto poder como esa voz narrativa que emerge en el primer verbo.
    Es un texto bellísimo, Patricia, lleno de ecos y resonancias maravillosas -en el sentido de los cuentos maravillosos-, escrito con un lenguaje esencialmente poético.
    Un micro fantástico -esta vez, en todos los sentidos-. Un beso.

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  12. Ohh... Voy a ver si me puedo vestir con la inocencia que me queda para que me des también dos alas verdes y así emprender ese bonito viaje.
    Un abrazo a la reina de la fantasía.
    Carme.

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  13. Epatado por la belleza de tu relato, rebusco en mi pobre lenguaje las palabras que puedan describir el deleite y la admiración que su lectura me provoca. Por supuesto que no las encuentro.
    Mi enhorabuena y un gran abrazo, Patricia. Nunca dejes de ser la hiedra.

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  14. ¡Qué hiedra más mágica! Hermoso y poético micro. Describes muy bien, Patricia, cómo una niña inocente se transforma en hada. No podía ser de otra forma.
    Saludos

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  15. Yoya Muiños Alonso20/12/17, 12:35

    Fantástico Patricia, enhorabuena por un micro tan estupendo.
    Un beso.

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  16. Lo tengo fácil. Me ha embelesado. Suerte, Patricia. Un abrazo; alado, por supuesto.

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  17. Ese círculo protector jamás debería ser destruido, pero cuando ocurre, que es con demasiada frecuencia, deberían sonar todas las alarmas posibles. Desgraciadamente la situación más habitual es la de que el agresor cuente con la complicidad de la persona o personas del entorno inmediato, las mismas que deberían ayudar a la víctima. Y dentro de ese terrible desamparo es cuando aparece tu yedra salvadora, conmoviéndonos hasta lo más hondo, hasta nuestras más vulnerables entrañas, con sus hermosas, gratificantes y necesarias palabras.
    Los comentarios anteriores me han dejado sin adjetivos, porque los utilizaría todos sin dudar.
    Mil veces enhorabuena, Patricia.
    Un abrazo.

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  18. Patri: Tu imaginación ha funcionado a tope en este precioso relato.
    Nos has transportado al mundo onírico de las hadas con las alas de tu fantasía.
    Comienzo a volar, y no es tópico.
    Besicos virtuales y de los otros.

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  19. Maravilloso, simbólico, grande, en definitiva. Muchas felicidades, Patricia. Aprovecho para desearte un magnífico año 2018. Abrazos.

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  20. Muchísimas gracias a todos por vuestros maravillosos comentarios. Perdonad que esta vez no os haya contestado.
    ¡Feliz año 2018!

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