Juntas para siempre
Se despidió con un "hasta mañana, mamá" y un último beso a través de la vítrea barrera.
En su regreso, rememoró momentos felices de sus escasos años junto a ella. Luego, una densa sombra se instaló en su memoria. Amanecía tímidamente cuando sobrevoló el poblado panteón de su familia materna.
En su regreso, rememoró momentos felices de sus escasos años junto a ella. Luego, una densa sombra se instaló en su memoria. Amanecía tímidamente cuando sobrevoló el poblado panteón de su familia materna.
Sentido relato, Juana. En la muerte, madre e hija, estarán juntas para siempre. Esa frase entrecomillado me hace pensar y da un cierto misterio a tu relato.
ResponderEliminarBuen relato, Juana.
Un abrazo.
Juana, me encantó tu forma de escribir y de abordar el argumento de tan bello relato. Acertadísimo título para tan tierna y sentida historia de amor eterno.
ResponderEliminarUn beso.
Pablo
La hija se despide de la madre fallecida con la seguridad de reencontrarse al día siguiente. Tras recordar el breve tiempo que pasaron juntas, muere -de dolor o por propia voluntad- y su alma regresa al panteón familiar para permanecer unidas en la eternidad.
ResponderEliminarDe este modo he entendido tu bello micro, envuelto en esa sombra de misterio, Juana. El amor hacia la madre no soporta la separación que supone la muerte.
Un relato escrito con la elegancia y delicadeza que te caracterizan. Enhorabuena y un beso.
Cuando los sentimientos son fuertes y verdaderos la obligada separación física no es obstáculo. Algo debe de suceder para que, antes o después, quien desea estar junto a alguien pueda seguir haciéndolo. Dicen que nada es para siempre, pero quizá se equivoquen.
ResponderEliminarUn canto a la esperanza y a la pervivencia de lo que importa.
Un abrazo, Juana
Hay misterio en esa despedida y misterio en ese vuelo de regreso al panteón de la familia materna. La despedida es física y real; el regreso, me parece una cuestión espiritual que implica al alma, como un vuelo astral donde el ser, regresa a sus fuentes, impulsado, tal vez, por el desencadenante emocional de la pérdida.
ResponderEliminarEs resbaladizo intentar dar una interpretación literal a micros como el tuyo, que se sumergen en esa atmósfera de emotividad subjetiva donde nada es imposible, donde morir es solo un viaje más, un cambio de estación entre dos mundos.
Viajo cuando te leo, Juana. Me llevas más allá, a ese lugar donde no estuve, donde no sé si alguna vez estaré. Maravilloso viaje.
Un abrazo.
Un amor que sobrepasa dimensiones y mundos, un alma anclada a su fugaz vida, tal vez con el ansia de volar ya libre. Un relato tierno a la par que inquietante. Muy bueno, Juana. Un abrazo.
ResponderEliminarQue bonito relato y que sentido!! Me gusta la imagen del alma sobrevolando el panteón. Muy bueno. Besos.
ResponderEliminarEse inocente hasta mañana que tantas veces repetimos a nuestras personas queridas y a otras no tan queridas, puede ser el último que decimos, pues la muerte acecha en cualquier lugar y tiempo.
ResponderEliminarAsí que ese estar juntas, en otro mundo donde ya no existan los peligros y la precariedad de este, expresa un deseo mantenido a lo largo de los tiempos por la humanidad. Esa rebeldía ante ese frontón que nos impide seguir más allá, ese anhelo de eternidad, por más que algunos digan que la sal de la vida es que se acaba.
¿Qué ocurrirá en esos panteones donde reposan familias enteras? No sé si, como en tu historia, los espíritus los sobrevuelan, no sé si tras pasar ese umbral del que, al parecer, nadie regresa, se confunden sueños y realidades, memorias y olvidos, y una paz desconocida en este mundo lo cubre todo y todo lo dulcifica.
Muy profundo y espiritual tu microcuento, Juana, un abrazo.
Despedida y encuentro que cruza la línea que separa ambos mundos. El alma resguardada en las fronteras de la carne sale al encuentro de una pérdida recuperada. Siempre sale. Ojalá que siempre hacia un encuentro.
ResponderEliminarLírico, delicado y delicioso, Juana, como es habitual en ti.
Un abrazo.
Muy sentido y espiritual. Un beso.
ResponderEliminar¡Qué de historias caben en un panteón familiar!
ResponderEliminarHermoso micro. Saludos, Juana Mª
Sugerente texto el tuyo, Juana. Y escrito con hermosas y , en algún caso, atípicas palabras. Yo también tengo dudas sobre un posible "sentido literal" de lo que nos muestras, con esa ¿sombra? que sobrevuela el panteón. ¿Seguirá la una el camino de la otra? ¿Y esa vítrea barrera? también me resulta llamativo. Me ha gustado. Suerte y un abrazo.
ResponderEliminarUn homenaje al "último adios", contado con alusiones.
ResponderEliminarLo de la sombra, envuelve muchas interpretaciones y eso enriquece el relato.
Suerte y besito virtual, Juana
Relato de gran belleza que leo literalmente hasta que el tímido amanecer me trasporta a esa otra dimensión donde la protagonista se libera de la sombra que las mantuvo separadas desde que ella era pequeña. Ahora a la nueva luz, sobrevuela el panteón y en esta nueva etapa es más consciente de la “presencia” de toda su familia materna.
ResponderEliminarEnhorabuena, Juana, por otro relato que deslumbra y nos hace pensar.
Un abrazo.
Parece que ese tiempo que han pasado juntas, aunque breve comparado con el que no lo han estado, ha sido suficiente para comprobar que el amor que las unía era muy fuerte, tanto que no soporta su muerte y decide acompañarla esa misma madrugada.
ResponderEliminarTierno y hermoso relato, Juana, contado con tu maestría natural.
Enhorabuena y un abrazo.
Bello relato, Juana, en el que impera el amor eterno sobre cualquier cosa terrenal. Enhorabuena. ¡Feliz año 2018! Abrazos.
ResponderEliminarMil gracias a todos por vuestros interesantes y generosos comentarios. Que nos sigamos leyendo y comentando en el 2018 es lo que os deseo, que será una buena señal. Un abrazo.
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