Llenar los barcos
Hoy se dirime un asunto importante en la cofradía de pescadores. El aumento de embarazos en el pequeño pueblo es motivo de júbilo, pero también de recelo. Y las sospechas recaen sobre el nuevo profesor. Tras un largo debate deciden dejarlo estar. Son hombres de mar que piensan en futuro.
Ignacio, estos hombres de mar han sido pragmáticos, han pensado en lo útil. En el futuro estos "hijos" ocuparán sus puestos en los barcos, a no ser que quieran ser como su verdadero padre y se dediquen a la enseñanza, sería el colmo.
ResponderEliminarBuen relato.
Felicidades por esa portada del libro "Palabras que volaron"
Un abrazo, Ignacio.
El futuro lleno de "nuevos" pescadores está por ver, claro.
EliminarGracias por la felicitación por la portada, pero es lo menos que merecéis.
Creía que los marineros tenían un amor en cada puerto.. pero parece ser que se ha dado la vuelta a la tortilla. Me gusta que el pragmatismo gane el discurso. Buen relato Ignacio.
ResponderEliminarUn beso.
Eso dicen, pero nadie habla de las que quedan esperando ¿no? ¡Gracias por tu comentario!
EliminarBuen relato Ignacio, y a la vez, me has hecho sonreír ante el pragmatismo de unos hombres que apenas rozan la tierra. Un amor en cada puerto, muchas mujeres a la espera...Así pensaría el maestro al ver a la escuela sin niños y a los futuros marineros en el limbo de los no nacidos.
ResponderEliminarMe gusta el diseño de la portada, te ha quedado de cine. Un abrazo y Felices fiestas.
Lo has enganchado radiografiado a la perfección.
EliminarGracias en lo referente a la portada.
Una lección magistral de cómo se debe escribir un micro con un principio que atrapa, un nudo que intriga y un desenlace inmejorable, atado a ese título, fundamental para crear un relato de 10, como este.
ResponderEliminarMe ha encantado. Y mucho.
Un abrazo, artista.
Pablo
A la mar, marineros, que el profesor se queda en tierra. Ingeniosa, divertida y jugosa propuesta la que nos presentas, Ignacio. Tan bien se te da el diseño como la narración. Enhorabuena.Saludos.
ResponderEliminarEl envejecimiento de la población es un grave problema. Al final el pragmatismo se impone, por no decir la vista gorda en beneficio de la comunidad. El problema es que esa nueva generación salga con ganas de formarse y abandonen el pueblo igualmente, en busca de universidades y centros de saber de los que allí se carece. El profesor es el claro beneficiado de esta estrategia, aunque se encuentra en el límite de que le pongan un monumento o le echen al mar.
ResponderEliminarSoy seguidor y admirador de tus letras, que me gustaría se prodigasen más, como también y al mismo de tus diseños. No vale que me digas que es tu trabajo, hay algo más ahí.
Un abrazo grande, preludio del que está por llegar.
En esta historia todos salen ganando: los pescadores tendrán hijos que llenen los barcos y el profesor, alumnos que llenen las aulas. Es mejor correr un tupido velo y asegurarse el futuro.
ResponderEliminarUn micro redondo y divertido, Ignacio. Enhorabuena por los diseños que aportas a esta casa. Y gracias. Un abrazo virtual hasta enero.
Da la impresión de que al final todos salen ganando: niños para que la escuela siga abierta hasta que puedan trabajar, mujeres menos solas de lo que siempre estuvieron, una probable tranquilidad económica para la vejez de esos marinenos tan comprensibles. Total, qué son unos pocos celos puntuales ante todas esas ganancias. Me gusta. Suerte, Ignacio. Saludos.
ResponderEliminarSupongo que al principio a más de uno de los pescadores le pediría el cuerpo "dar una buena lección" a ese maestro pero, analizando la situación con la mente fría, la cosa tiene más ventajas que inconvenientes. Muy imaginativo, a la altura de la estupenda portada. Felicidades, Ignacio. Un abrazo.
ResponderEliminarDivertido micro y con una mirada al futuro. Diferente. Un beso.
ResponderEliminarIgnacio: No hay duda, sea como sea, hay que fomentar la natalidad en un mundo estéril para seguir viviendo y recaudando impuestos, y si hay alguien dispuesto pues a mimarlo.
ResponderEliminarSuerte y un saludo, aunque sea virtual.
El tema de este micro me recuerda lo que sucedía en la Serenísima República de Venecia: cuando los marineros y mercaderes regresaban después de varios años de ausencia, se encontraban con dos o tres nuevos hijos, que se apresuraban a reconocer. Los pescadores hacen lo que sea por garantizar tener tripulantes.
ResponderEliminarIngenioso y divertido.
Saludos, Ignacio
Tiene muchos alicientes tu relato, condensados todos de manera asombrosa en tan breve extensión y con título tan efectista como necesario. Extraordinaria propuesta en mi opinión.
ResponderEliminarEnhorabuena por él, Ignacio, así como por tu gran portada para “Palabras que volaron”, otra maravilla.
Un abrazo.
Que buen samaritanio ese profesor, ahuyentando soledades y asegurando futuros, sobre todo el suyo. Ingenioso y divertido relato, pero también con cierto regusto a España profunda donde las renuncias son inmensas por un trozo de pan (o de pescado).
ResponderEliminarEnorme diseñador de imágenes y de palabras, ¡qué suerte contar contigo!
Un abrazo, Ignacio.
Hijos del pecado, pero mano de obra para lanzar las redes, ja, ja, ja. Originalísimo relato, Ignacio. Un abrazo navideño.
ResponderEliminarSuscribo totalmente lo dicho por Salvador. No hay que tener escrúpulos cuando hace falta mano de obra, jaja. ¡Feliz año 2018, Ignacio! Un abrazo.
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