Madre
Me quisiste hasta la muerte. Te quise hasta morirme de pena. La profunda herida nunca curará. Cierro los ojos y te veo observarme. Me besas: "¡Buenas noches!". Me levanto y me preparas el desayuno. Me deseas buen trabajo. Vuelvo a casa y lloro. Te has ido. Pero volverás en conciencia.
Iñaki, un relato con mucho sentimiento, es muy difícil olvidar a una madre. Tú lo has contado mostrándonos esos sentimientos del protagonista.
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo.
No sabemos si las madres que se han ido un día volverán. Sí nos consta que están con nosotros, porque no hay un día en que, en algún momento, no se las recuerde. Hay quien dice que aún nos protegen y acompañan allá donde estén. Otros, como el protagonista de tu monólogo, necesitan pensar que algún día se producirá un reencuentro más estrecho, "en conciencia" o en espíritu. Cuando los sentimientos son profundos nada se va del todo y todo vuelve.
ResponderEliminarLa palabra del título ya dice mucho. Las cincuenta palabras posteriores lo ratifican.
Un saludo, Iñaki
Esa pérdida es de las que nadie se recupera del todo. Si bien la pena primera se va haciendo más leve, el recuerdo siempre está presente y nos asalta en una frase familiar, en una canción, en un olor que la evoca.
ResponderEliminarUn micro de profundo sentimiento, Iñaki. Un fuerte abrazo.
Por desgracia, reconozco esos sentimientos que reflejas acertadamente desde hace demasiado tiempo. Sensible texto, Iñaki. Saludos y suerte.
ResponderEliminarSiempre echaremos de menos a nuestras madres o, al menos, al recuerdo de nuestras madres cuando éramos niños. Lo que eran. Lo que ya no son.
ResponderEliminarUn buen micro, Iñaki. Saludos
Como una madre no hay nada, Iñaki, y tú lo has sabido expresar a la perfección en cincuenta palabras. Precioso y triste.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias a todos los que me habéis comentado. Este relato es un pequeño homenaje a mi ama (madre, en vasco), que, el 28 de noviembre, se cumplieron cuatro años desde que se fue físicamente porque yo soy de los que creen que las personas que nos quieren SIEMPRE estarán en alma o energía o lo que sea con nosotros.
ResponderEliminarLo siento Iñaki, pero como bien dices, está siempre en tu corazón y eso es amor eterno. Un beso.
ResponderEliminarEspléndido homenaje a una madre, que de estar viva agradecería de todo corazón.
ResponderEliminarSuerte y un abrazo virtual, Iñaqui.
Suscribo este sentido homenaje, pues todas las madres, son una. Flores inmarchitables en el recuerdo de sus hijos.Saludos, Iñaki.
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