Postureo
No me gusta desayunar aguacate, ni llevar tacón alto con los vaqueros, ni correr por el parque, ni la dieta vegana a base de ensaladas multicolores, ni tan siquiera los gatos.
Me paso el día haciendo cosas que no me gustan, pero mi Instagram es la envidia de mis amigas.
Me paso el día haciendo cosas que no me gustan, pero mi Instagram es la envidia de mis amigas.
Ah, lo que hay que hacer por ser popular, Asun. Me ha gustado tu relato, muy acorde con los tiempos. Un beso.
ResponderEliminarEstas redes sociales a veces se convierten en escaparates donde solo se expone el lado amable. Un beso y gracias, Carmen.
EliminarBravo, Asun. Acabas de retratar en Cincuenta palabras a bastantes personas que sufren por dar la imagen guay de la vida, aunque la que les gusta pueda ser mucho mejor.
ResponderEliminar¡Qué bien te salen estos micros! Bueno, ¡Qué bien te salen todos los micros!
Un beso.
Pablo
Es cierto, Pablo. No siempre lo mejor de cada persona es lo más aceptado socialmente, pero no todos se atreven a compartir su verdadero interior.
EliminarUn besazo, padrino.
Un micro-bomba marca Paredes. Qué debate tan interesante plantea tu relato, Asun. ¿Nos deshumanizan las redes sociales? ¿Hemos cambiado los ideales de las novelas de caballerías por la quimera de tener miles de seguidores como demostración de éxito y superioridad?
ResponderEliminarMe voy a reflexionar con mi gallina, que tiene más seguidores que yo.
Abracicos.
Me encanta tu reflexión, Patricia. Una genialidad esa comparación que propones entre los valores de las caballeros andantes y la búsqueda del éxito y la aceptación a través de las nuevas redes sociales.
EliminarUn abracico de vuelta para ti y otro para tu gallina.
Jo, qué bien lo has expuesto, Asun!
ResponderEliminarUn beso.
Jooo, gracias, Isidro.
EliminarUn besote.
Has descrito lo que pasa muy bien, ya no saben que hacer para tener seguidores. Un beso.
ResponderEliminarHay modos de vida que se popularizan a través de estas redes, por muy absurdos que puedan parecer.
EliminarUn beso.
¡Todo por los 'me gusta' y los seguidores! Si supiéramos lo que hay detrás de la fachada de toda esa gente que llena las redes de fotos ultra felices... Muy buen micro.
ResponderEliminar¡Mi reino por un 'Me gusta'!
ResponderEliminarComo en la época del imperio romano, nuestra vida parece depender de un pulgar hacia arriba. Alguien debería contar la version actualizada del cuento de 'pulgarcito: el niño que gustaba a todos pero que odiaba su vida'
Buena y ácida crítica a estos Tiempos Modernos.
Un abrazo, Asun.
Somos seres sociales y nos encanta recibir la aceptación de los demás, cuánto mayor sea, mejor. Para ello tu protagonista ha vendido toda su esencia, al precio de vivir una vida que no es suya. Quizá si fuese ella misma se sorprendería, puede que tuviese menos seguidores, pero serían auténticos.
ResponderEliminarUn tema muy interesante y actual, con buena dosis de profundidad, contado con palabras sencillas y eficaces. El título le viene al pelo, pues es una de las palabras de moda por excelencia, aunque la RAE no la haya reconocido aún.
Un abrazo grande, Asun
La hipocresía encuentra en la moderna tecnología una excelente herramienta...Pena da ver a la juventud que se deja arrastrar por ella...
ResponderEliminarActual y verídico, Asun...Un abrazo
El postureo tiene un precio que no todo el mundo puede o está dispuesto a pagar. Suerte!
ResponderEliminarMuy buen micro cargado de crítica y denuncia hacia lo que implican las redes sociales. Un mundo reducido a la imagen y a la falta de humanidad, donde todo vale con tal de causar buen impacto.
ResponderEliminarUn micro muy de hoy en día.
Un abrazo, Asun.
En la diana! El postureo para mostrarse en redes es cómodo... sirve cualquier fotocopia, antes que ser uno mismo. Una lástima...
ResponderEliminarMuy buen micro! Bravo!
Ese postureo ha existido siempre, lo que ocurre es que ahora, con las redes sociales, se amplifica, se hace viral, como repiten cual papagayos los periodistas, y la gente hace / hacemos cualquier cosa por estar un poco en el candelero o en el candelabro.
ResponderEliminarPero no es nada nuevo bajo el sol, tan sólo que hay otras tecnologías que permiten otras formas de imitar a los demás y lucirse de cara a obtener aprobación.
Todos necesitamos amor, cantaban los Beatles, y también todos necesitamos un poco de atención aunque sea un tanto espuria, claro está que esos peligros hay que pasarlos por el tamiz de la autocrítica, y apercibirnos si estamos siendo demasiado ridículos y faltos de personalidad en todas esas cosas que hacemos aunque no nos apetezcan, por el mero hecho de que las hacen los demás, o por presumir de algo que no somos, pero que puede atraer cierta atención y hasta admiración hacia nosotros.
La protagonista de tu microcuento creo que se pasa de la raya al hacer todas esas cosas que no le gustan por el mero hecho de que sus amigan flipen en Instagram ante lo chachi que es, y también para darles envidia, lo que ya lleva en sí unas connotaciones más bien negativas; así que, como suele decirse de la envidia, en el pecado lleva la penitencia.
Sea como fuere, uno tiene que estar ojo avizor consigo mismo pues los seres humanos tenemos ciertas inclinaciones a hacer tonterías que van en contra de nuestros intereses.
Estupenda crítica, Asun, y que cada cual mire la posible viga que tiene en su propio ojo antes que criticar la paja que el prójimo puede tener en el suyo.
Un abrazo.
Muy aguda y divertida tu crítica al postureo, al exhibicionismo de modernidad y felicidad constantes con todo lujo de detalles íntimos y cotidianos que los seguidores parecen envidiar. Las redes sociales no hacen más que divulgar orbi et orbe algo que siempre ha formado parte de la naturaleza humana.
ResponderEliminarMuy bueno, Asun. Un beso.
Pones el dedo en la llaga. Y esas caras que ponen algunas y algunos (o todas y todos) cuando se hacen un selfie, ¿que nos parecerán al verlas dentro de veinte años? ¿Más patéticas aún que ahora? Bueno, el tiempo todo lo cura. Bueno, esto último realmente no me lo creo. Me ha gustado. Una abrazo, Asun. Suerte.
ResponderEliminarLa verdad es que somos bastante estúpidos. Con tal de estar en la cresta de la ola nos sometemos a toda clase de "torturas", aunque en circunstancias normales no lo haríamos.
ResponderEliminarHas dado en la diana, Asun.
Besito virtual.
Como recalcó una alcaldesa de Jaén, que tuvo el centro de la ciudad en obras durante años, para lucir hay que sufrir. Lo que hace la gente por un like.
ResponderEliminarMuy buen micro. Saludos, Asun
La obsesión que tenemos por trascender, por salir de la más absoluta mediocridad, por ser valorados.Sin darnos cuenta que nadie más que uno mismo tiene la capacidad plena de otorgarse valor. Estupendo relato para la reflexión. Un Saludo.
ResponderEliminarEstar a la última es lo que impera y, más importante aún, dejar constancia en las redes. No somos nadie sin un interminable listado de amigos. Ágil y fresca crítica. Felicidades, Asun.
ResponderEliminarMe gustaría poder contestar cada uno de vuestros comentarios por separado, pero ando escasa de tiempo y veo que todo@s tenéis la misma opinión con respecto al tema. Hasta cierto punto es comprensible el deseo del ser humano de ser aceptado por su círculo social. Lo ridículo aparece cuando se renuncia a la propia personalidad buscando la admiración de los demás, entonces se llega a situaciones tan absurdas como las del micro.
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar. Un abrazo.
Esclavos de la imagen, de la popularidad. La superficialidad campa a sus anchas en este mundo nuestro. Muy buen relato que nos hace reflexionar sobre la verdadera importancia de lo que hacemos. Un abrazo, Asun.
ResponderEliminarYa solo se vive por y para la imagen. Hoy día todo es imagen, todo es mediático. Hasta el espacio privado, la intimidad. Importa cada vez más como se presentan las cosas, que sean populares. Todo lo demás es friki, y por lo tanto desechable.
ResponderEliminarAsí somos. Que pena!! Besotes.
Asun, hay personas que viven una vida que nos les hace felices, prefieren el postureo y venden una falsa realidad a través de las redes sociales.
ResponderEliminarMuy buena crítica a algo que se ha puesto tan de moda.
Besos apretados.
Yo al principio creía que esto de vivir de cara a la galería en las redes era un sarampión que teníamos que pasar, pero con el tiempo he llegado a la conclusión de que es una da las muchas formas en que se manifiesta si no nuestra vanidad si nuestra necesidad de reconocimiento o aceptación por parte del resto (como tú bien dices en tu comentario). Triste, es verdad, pero a ver quién se libra por completo de ello.
ResponderEliminarMuy oportuna tu crítica, y como es natural en ti, expresada de la manera más elegante y certera posible.
Enhorabuena y un abrazo, Asun.
Muy buen enfoque de un fenómeno muy actual como es el del exhibirse a través de las redes sociales, hasta llegar a mostrar el lado más falso y banal de uno mismo. Enhorabuena. ¡Feliz 2018, Asun! Besos.
ResponderEliminar¿Exhibirse? Yo tengo un enfoque de las redes y las nuevas tecnologías menos censurable, no las demonizo... pero entiendo los riesgos. Supongo que al ser nuevas formas de relacionarnos estan por conformarse y regularse socialemente, legalmente...etc y como formas de relacionarnos, sus usos son como las personas, son reflejos de nosotros mismos.De cada uno de nosotros en particular. Así cada uno las usa para trabajar, crear, inspirarse, ESCRIBIR, leer, culturizarse, conocer, estudiar, mantener el contacto, ligar, sexualizar, cometer ilegalidades, comprar, vender, criticar, humillar, odiar, decir muchas estupideces, hablar de lo que no se sabe, aparentar ser lo que uno no es, banalizar, y por supuesto POSTUREAR...que no falte.
ResponderEliminarVolviendo al micro me ha gustado, reflejas muy bien lo que es INSTAGRAM. jejeje
Un beso preciosa.