Su párvula boca
Os reventaré las narices y los dientes con cien piedras. Apretaré vuestros cuellos hasta quebrarlos y os abriré el vientre a patadas. Llenaré vuestras bocazas con vuestros inmundos corazones supurantes. Me tragaré vuestros ojos y los cagaré sobre la abuela. Os quemaré...
—¡Mírala, cariño! Nuestra princesita. Despertémosla, son las ocho.
—¡Mírala, cariño! Nuestra princesita. Despertémosla, son las ocho.
Madre mía esa princesita, no tiene nada que envidiar a Miércoles Adams. Bueno no sé si lo he entendido bien. Lo que yo he entendido es que la princesita que está soñando, es una mal hablada y una abusona. Y que intentas criticar el amor ciego de los padres, que no deja ver los defectos de los hijos, para poder enmendarlos.
ResponderEliminarUn saludo Jesús Garabato.
Hombre, Jesús, una cosa es pensar en quitarles la vida de un modo figurado, como en la canción:
ResponderEliminarPiensa en mí cuando sufras, cuando llores
también piensa en mí, cuando quieras
quitarme la vida...
Pero tu princesita parece que se ha pasado tres pueblos en su pensamiento.
Al menos es mi interpretación. Me ha parecido un relato muy atrevido, muy fuerte y a la vez muy, muy atractivo. Felicidades.
Vaya con la criaturita, A su lado, la niña del exorcista es Heidi. Esperemos que solo sea el subconsciente (eso que todos tenemos y no hay quien lo entienda, ni Freud) y en la realidad actúe de otra forma.
ResponderEliminarUn relato distinto y, me atrevería a decir, valiente.
Un abrazo, Jesús
Muchas gracias Raquel, Pepe y ängel por vuestras amables palabras. Las posibles interpretacines, si es que hacen falta, las dejo a vuestro albedrío. Abrazos.
ResponderEliminarSiempre es positivo salir de la zona de confort al escribir, y a tí la aventura al lado oscuro te ha quedado genial.
ResponderEliminarUn beso, Jesús.
Muchas gracias, Asun. Me alegran tus palabras. Un beso.
ResponderEliminarEl lenguaje abrupto y descarnado nos abre la imaginación hacia un terreno tenebroso y un desenlace incierto que nos deja con ganas de saber más. Me ha gustado mucho, Jesús. Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegran tus palabras, Salvador. Muchas gracias por leer y comentar. Abrazos.
ResponderEliminarTerrible y demoníaca parece esta tierna criatura en su mundo onírico. Su párvula boca profiere toda clase de maldades y atrocidades. No queremos niñas princesas, pero a una como está no me la ahijaba yo.
ResponderEliminarMuy original este paso al lado oscuro, Jesús. Un fuerte abrazo.
Pues sí, ¡menuda criaturita! Muchas gracias, Carmen, por leer y dejarme tu comentario. Abrazos.
ResponderEliminar"Su párvula boca, que siendo tan fría, me enseñó a pecar". Gracias a tu relato ya sabemos de quién era esa boca, de la princesita.
ResponderEliminarMuy bueno, Jesús. Enhorabuena.
Tan real como la vida misma. Esos tiernos niños que todos creemos tener bajo nuestro techo pueden esconder una imaginación desbordante y algo cruel. El maltrato de hijos a padres está ahí, desgraciadamente, aunque espero que a la criaturita de tu micro le despierten unos padres con autoridad y disciplina para llevarla por buen camino, y esto sea solo una pesadilla. Magnífico micro, Jesús, un abrazo.
ResponderEliminarMe alegra que os haya gustado semejante pesadilla, real o soñada ¿quién sabe?. Muchas gracias, Rafa y Macarena por vuestra lectura y amables palabras. UN abrazo.
ResponderEliminarHasta las princesitas esconden dragones. Menuda cueva oculta esa presumible apariencia bondadosa que sólo quieren ver esos inocentes padres amorosos. No quiero ni imaginarme al monstruo en plena adolescencia.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho ese lenguaje sin concesiones para describir la pesadilla (o quien sabe si simple sueño).
Un ácido relato sobre lo empanados que podemos llegar a estar los padres.
Un abrazo, Jesús.
Esperemos, poe el bien de los pobres padres, que el asunto solo sea un simple sueño alimentado por algún cuento de los antiguamente llamados infantiles, pero hoy casi proscritos por su violencia y mal ejemplo. Muchas gracias por leer y comentar, Antonio. Un abrazo.
ResponderEliminarSu párvula boca
ResponderEliminarOs reventaré las narices y los dientes con cien piedras. Apretaré vuestros cuellos hasta quebrarlos y os abriré el vientre a patadas. Llenaré vuestras bocazas con vuestros inmundos corazones supurantes. Me tragaré vuestros ojos y los cagaré sobre la abuela. Os quemaré...
—¡Mírala, cariño! Nuestra princesita. Despertémosla, son las ocho.
Escrito por Jesús Garabato Rodríguez
15 comentarios
Al comentarista aficionado le presentaron una vez, a una princesita en forma de microrrelato y se olvidó de ella dejándola dormir, pero a sus reyes les escribió una carta muy larga diciéndoles que como ella había muchas en el mundo, que no habían recibido la educación adecuada. Entonces los padres la despertaron y le dieron un trapo limpio para que fuese dejando brillante todo cuanto había mancillado. Y descansaron tranquilos, pero el autor del relato no puede descansar tiene que seguir escribiendo. Que lo hace muy bien.
ResponderEliminarMe dejas de piedra, José María. Muchas gracias por leer y comentar. Un abrazo.
Eliminar¿Quién lo iba a pensar? ¡Qué princesita!
ResponderEliminarUn buen micro. Saludos, Jesús
Jésus, mas que una princesa, parece la niña del exorcista. Me ha gustado.
ResponderEliminarMuchas gracias, Smokey y Plácido por vuestra lectura y palabras amables. Saludos.
ResponderEliminarJesús, esperemos que esos horribles pensamientos no los lleve a la realidad esta "princesita".
ResponderEliminarEn ocasiones los padres miman en exceso a esos monstruos, tal vez por no querer ver la realidad.
Un relato intenso, me ha gustado.
Un abrazo.
Una preadolescencia infernal que cobra todo su esplendor cuando el inconsciente se libera durante el sueño. No obstante da qué pensar el arrobo con que los padres atienden a la sarta de exabruptos que salen de la boca de la princesita sangrienta. O de tales palos, tal astilla; o bien, no hay más ciego que el que no quiere ver.
ResponderEliminarUn primer párrafo de ritmo brillante, casi de monólogo de tragedia, que se rompe con la dulzura almibarada de la frase final. Contrastes de claroscuro de un alma adolescente e infernal/virginal.
Enhorabuena, Jesús.
Muy agradecido por vuestra lectura y comentarios amables, Javier y Manuel. Abrazos y saludos.
ResponderEliminarOcho años y ya soñando así. Me hecho a temblar, Jesús. Creo que lo has narrado a la perfección y tengo que discrepar contigo de algo que he leído por ahí: tus nanorrelatos son de un gran nivel, Jesús. Sé de sobra que tú no te haces pasar por un tal Smith porque, aunque quisieras, nunca te saldrían nanorrelatos malos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, mi querido amigo gallego que quiso acompañarme en uno de los días más duros para mí, y que tu compañía sanó en ese momento el duro golpe. Es algo que nunca olvidaré.
Pablo
Esa párvula boca suelta unas cuantas amenazas y pestes mientras duerme, lo cual puede indicar que está creciendo en un ambiente donde la educación brilla por su ausencia, o quizá es ella misma la que se siente atraída por el lenguaje más soez y por la violencia más extrema. Ya sabemos de niños que han llegado a cometer auténticas barbaridades que no podrían esperarse de ellos.
ResponderEliminarPero creo también que lo que cuentas puede aplicarse un poco a la situación actual, al lenguaje que utilizan los niños y los adolescentes –por acotar el tema-, y que a mí me sorprende de forma muy negativa. Sabido es que los hombres, desde la infancia, hemos sido mal hablados y hemos soltado algún que otro taco, pero oír blasfemias de carretero y lenguaje de barrio chino en boca de chicas adolescentes a mí me rechina mucho y me pregunto qué ocurre en los hogares y en las escuelas, por no hablar de una falta de civismo casi generalizada.
Un día le reprendí a mi sobrina por utilizar esa clase de lenguaje, me dijo que todas sus compañeras y amigas hablaban así, y que por qué ella no iba a poder hacerlo. Le dije que, efectivamente, podía hacerlo, que estaba en su perfecto derecho de elegir entre regodearse en lo soez, o intentar tener un lenguaje más preciso, más educado. En definitiva, en esforzarse también en mejorar su forma de expresarse -pues eso siempre es muy importante-, o en abandonarse y maltratar a las palabras y a sí misma. Hoy en día en una mujer responsable, estudiosa y solidaria. Y, por supuesto, yo no me atribuyo mérito alguno en ello.
Así que tu protagonista no sé si está poseída por un diablo iracundo, no sé si está soñando con alguno de esos programas basura que tanta audiencia tiene, o si expresa el ambiente en el que vive, pero sus padres, en vez de mirarla de forma bobalicona y endiosarla, deberían esforzarse más en educarla.
Un abrazo, Jesús.
Es un choque brutal el que nos propones entre el primer párrafo y el segundo y en él está la genialidad del micro.
ResponderEliminarAlguna vez he visto un adulto escondido dentro de una niña muy pequeña la que manifestaba su deseo de que la hermosa casa de sus abuelos fuese para ella y no para sus hermanos o primos, pero el adulto dentro de tu protagonista bate todo los records.
Muy bueno. Jesús.
Saludos.
Muchas gracias, Enrique Y Georges por leerme y molestaros en comentar. Que sea el lector quien decida lo que ha podido influir en lo que deberían ser unos inocentes sueños infantiles: un hermano mayor tipo asesino de la catana, la visión desaforada de telebasura en ausencia de los padres, una fantasía fuera de lo común, la "simple maldad"... Saludos.
ResponderEliminarY muchas gracias tambien a Pablo, que se me había escapao, el tío escurridizo. Abrazos.
ResponderEliminarParece que esos padres están acostumbrados ya a estas cosas de la "niña"... o no es tan niña? Parece que esté poseída, jajaja.
ResponderEliminarMuy bueno. Cada vez sois más originales. Besos.
"No es oro todo lo que reluce", y esta niña tiene potencial de psicópata. Me ha gustado la forma de contarlo.
ResponderEliminarEl título me intrigó...El relato me asustó...La mezcla me encantó..
ResponderEliminarBuen micro...
Un abrazo, Jesús
Yo personalmente no la despertaría, o lo haría con una distancia prudente y con un buen casco. Parece que la princesita no va a tener un buen amanecer, madrugar parece que no es lo suyo. Dejadla que repose.
ResponderEliminarUn micro muy cómico pero con cierta ironía y crítica, entiendo.
Un abrazo, Jesús.
Os agradezco mucho vuestra lectura y amables palabras para mi texto. Abrazos, Olga, Maite, Rafael y Enrique.
ResponderEliminarMi gran Jesús. ¡Jesús, qué texto! Esa niña es mala malísima. Un texto duro, no apetecible en la realidad, pero sí y mucho en esta de la escritura. Qué fantásticamente armado está el micro. El tránsito de esa nebulosa onírica cuajada de barbaridades hiperbólicas hasta el suave despertar de la princesita entre el orgullo babeante de sus progenitores. Todo un contraste. Una conseguidísima mudanza. Un micro para matrícula de honor. Un micro memorable. Ya noto que aquí el nivel es terrible, por mimetizarme con las palabras o expresiones atroces de la mayor parte del texto. Y no digamos la finura de los comentarios que por aquí campean. Trataré de ponerme a tono. Un abrazo kilométrico.
ResponderEliminarMuchas gracias, Eduardo. Creo que has venido a buen sitio y que todos ganamos con tu presencia, generosidad y sapiencia. Abrazos mil.
EliminarLas apariencias engañan y tu princesita, lo hace de una forma!.
ResponderEliminar¿Puede haber tanta inquina en el incosciente de una niña, aunque sea en sueños?. Para pensarlo.
Suerte, tocayo.
Eso es lo que intenté, que hubiera varias posibilidades de interpretación, a gusto del lector. Muchas gracias, María Jesús. Saludos.
EliminarDios mío, si con esa "párvula boca" es capaz de expresarse, aunque sea en sueños, con tal agresividad ¡qué sera de mayor si no le ponen freno! También puede ser que el texto pueda corresponder a alguna serie que la niña ve indebidamente y lo reproduce dormida...
ResponderEliminarNo sé, nos dejas con la incógnita. De todos modos da mucho miedo tu princesita diabólica. Muy impactante y bien contado, Jesús. Un abrazo.
Eso intenté, que hubiera varias posibilidades, aun con lo exgerado, o no, de la ensoñación. Y lo que venga luego, tras despertarse... Agradezco mucho tu lectura y comentario. Un abrazo, Juana.
ResponderEliminarOriginal y sorprendente relato, Jesús, con todo lo que eso conlleva de refrescante. Se agradecen estas valientes aportaciones que además de hacer disfrutar nos recuerdan que hay muchos caminos por los que tirar.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo.
Agradezco mucho tu lectura y tus amables palabras, Enrique. UN abrazo.
ResponderEliminar¡Vaya con los sueños de la princesita...! Tus micros nunca dejan indiferente al lector, de ahí su grandeza. Tras esa violencia verbal se esconden muchos planos de lectura y no hay nada que más valore de un escrito que el que me haga reflexionar. Tus relatos siempre logran mi objetivo. Gracias. Feliz año 2018. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias por la visita y también por dejarme tus generoso comentario, María José. Besos y feliz año.
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