Timidez escolar
—Gracias por enseñar a nuestro hijo. Próximamente, nos mudaremos. Él aún lo desconoce.
El mundo tiembla. La respiración, dentro de mí, se entrecorta... ¿Cómo decirles que pierdo una parte de mí, de mi vida?
Ahora, volviendo a casa, miro por el retrovisor. Rememoro las risas con Ernesto. Lágrimas sin canalizar.
El mundo tiembla. La respiración, dentro de mí, se entrecorta... ¿Cómo decirles que pierdo una parte de mí, de mi vida?
Ahora, volviendo a casa, miro por el retrovisor. Rememoro las risas con Ernesto. Lágrimas sin canalizar.
Enrique, vuelves a demostrar la sensibilidad de tus letras y el amor por la profesión más bella del mundo cuando la ejercen personas como tú.
ResponderEliminarSe me ha encogido el alma después de leerte. Me encanta.
Un abrazo.
Pablo
Muchas gracias, Pablo por tus palabras; es un placer poder leerte todos los meses, tienes un don único y admirable para plasmar por escrito y de una forma nítida todo lo que sientes. Ser profesor es un privilegio que no se puede expresar bien con palabras. Un abrazo.
EliminarCada momento escolar que nos traes emociona por la sentida verdad que guardan tus palabras. Felicidades por este nuevo y emocionante micro, Enrique.Saludos.
ResponderEliminarGracias, Manuel, tus comentarios y tus micros sí que emocionan. Te agradezco tu comentario.
EliminarUn saludo.
La timidez del maestro ante los padres. Un tema precioso, Enrique. Le comunican que ya no verá a Ernesto y ha de sofocar el dolor que lo embarga. La implicación emocional del docente, poco conocida a veces, está presente en tus relatos. Y nos emociona a todos, al menos a los del oficio.
ResponderEliminarBello micro. Un fuerte abrazo.
Es triste despedirse de alumnos que han formado parte de tu vida y, verdaderamente, has intentado poner tanto de ti en ellos que un simple "me voy" puede trastocar tu mundo. No hay enseñanza sin cariño. Gracias, Carmen, estoy deseando poder conocerte personalmente para intercambiar impresiones.
EliminarUn abrazo.
Tu relato, con la sensibilidad y el conocimiento de quien sabe de lo que habla, me ha recordado dos momentos en la vida de mi hijo mayor: la despedida de su profesora de guardería y de su profesor de violín; en ambos casos el segundo párrafo sucedió en su interior, puedo decirlo porque fui testigo directo.
ResponderEliminarPoco a poco vas añadiendo joyas a un posible futuro libro que tenemos la suerte de ir conociendo por entregas y que, al menos yo, no me pienso perder.
Un abrazo, Enrique
Ángel, me encanta lo bien que te expresas. Es maravilloso leerte, eres como un libro abierto del que aprender. Hay muchos segundos párrafos que quedan en el interior y sin poder salir.
EliminarTe agradezco mucho tus comentarios.
Un abrazo.
En los textos que nos has ido dejando, y que leemos leamos emocionados, demuestras una gran sensibilidad en la forma de acercarnos lo que nos quieres hacer ver a traves de unas escenas aparentemente "sencillas", en el buen sentido (por realistas) y que, por desgracia, en ocasiones podrían dar lugar al equívoco en algunas mentes retorcidas. Me ha gustado. Suerte, Enrique. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Jesús. Estas escenas reflejan un poco el día a día: alumnos que vienen y alumnos que se van; en cada uno de ellos pones algo de ti, y, cuando se van, sientes que verdaderamente hay un cariño y un afecto que no se puede borrar. Son en esas despedidas cuando eres consciente de cuánto te volcaste en él para ayudarle a salir adelante en sus dificultades y mantener su autoestima.
EliminarUn abrazo.
Sensibilidad, mucha sensibilidad. Un beso.
ResponderEliminar¡¡Gracias Maite!! Un beso muy grande.
EliminarMucha emotividad en tu relato, Enrique. Se nota un amor inmenso hacia la infancia por tu parte.
ResponderEliminarSuerte y un saludo.
Gracias, Maria. Verdaderamente me considero un auténtico privilegiado de trabajar en lo que me gusta.
EliminarUn beso.
Los alumnos echan de menos a los buenos profesores. Los profesores echan de menos a los buenos alumnos, aquellos que les obligan a esforzarse a enseñar mejor.
ResponderEliminarUn buen micro. Saludos, Enrique
Muy de acuerdo, Plácido. Cada alumno es un mundo en sí mismo, la dificultad estriba en cómo acercarte a cada uno de ellos para sacar lo mejor. Lo que vale para uno no vale para otro. A los que superan con éxito los contenidos hay que brindarles oportunidades de seguir progresando y a los que les cuesta más superarlos, apoyo y refuerzo para poder afianzarlos. Mayor desafío imposible pero como todo en la vida: a veces se consigue y otras, no.
EliminarUn saludo.
No soy profesor, pero no me parece posible educar sin establecer un vínculo afectivo. Creo que los buenos profesores tiene una vida profesional líquida. Como las moléculas de agua, van estableciendo vínculos nuevos mientras van perdiendo otros. A tu protagonista le ha tocado lo segundo y tú, todo ello, lo has conseguido expresar de una manera envidiablemente sencilla.
ResponderEliminarFantástico relato, Enrique.
Un abrazo.
Lo has descrito a la perfección: no se puede educar sin establecer un vínculo afectivo, esa es una de las mayores leyes de la enseñanza. Alma, corazón y vida para transmitir.
EliminarGracias por tu comentario, Antonio.
Un abrazo.
la profesión de maestro es dura e inestable hasta que se consigue una plaza, y realmente adquiere sentido cuando es vocacional. Comparto la opinión con los compañeros: tu relato destila sensibilidad y ternura.
ResponderEliminarUn abrazo Enrique,
Gracias, Raquel. La profesión adquiere sentido cuando es vocacional, muy de acuerdo. Te agradezco tu comentario.
EliminarSeguimos leyéndonos.
Un abrazo.
Al leer el título de tu micro pensé en un alumno. Es que estamos, estoy, acostumbrado a que las emociones fuertes en la escuela corran por cuenta de los niños, sin pensar que los buenos docentes no solo ponen en el aula sus conocimientos sino también su corazón. Tu precioso micro, con sentimientos a flor de piel nos lo recuerda.
ResponderEliminarEnhorabuena, Enrique.
Un abrazo.
Las emociones fuertes nos la brindan momentos como este. En este caso se siente tristeza o melancolía al ver como parte de tu familia a un niño que has querido. La realidad te devuelve a tu sitio y el lugar que te corresponde. En este mundo tan global rápidamente se le pierde la pista a los alumnos cuando crecen porque las distancias son mayores que hace, por ejemplo, 50 años donde la disposición invitaba a tener más contacto con la gente de siempre.
EliminarUn abrazo.