Venganza fría, casi helada
Envidio a Germán desde niño; yo era un neutrón orbitando su universo.
Pero el tiempo me ha insuflado valor, abandono su arrogante firmamento. Empujo su silla de ruedas y la posiciono para que no pierda detalle de cómo le tiro los tejos a Lily, la octogenaria más bella del geriátrico.
Pero el tiempo me ha insuflado valor, abandono su arrogante firmamento. Empujo su silla de ruedas y la posiciono para que no pierda detalle de cómo le tiro los tejos a Lily, la octogenaria más bella del geriátrico.
Redondo relato, Salvador, donde lo apropiado del título nos descubre una cínica venganza aplazada en el tiempo, pero cobrada con creces. Enhorabuena. Un abrazo.
ResponderEliminarSalvador, hay gente que se venga con el tiempo, pueden ser unos días, un mes en algunos casos o años como tu protagonista. Ha esperado tiempo y tiempo, pero creo que además de fría su venganza es muy cruel.
ResponderEliminarEl título es muy bueno.
Me ha gustado.
Un abrazo, Salvador.
EXTRAORDINARIO MICRO!!!
ResponderEliminarSaludos
Clara
Hola, Salvador.
ResponderEliminarLa venganza se sirve en plato frío. Tu protagonista, una especie de Govinda a la sombra de Sidharta, peor, aplaza el desquite en el tiempo. Me cae bien tu "prota" porque confiesa su envidia. Quién no la ha tenido de alguien, seamos sinceros. Hasta de la cantidad de pelo en la cabeza, por poner un ejemplo. Lo que ocurre es que igual se excede, se ensaña. Pero, claro, el tiempo transcurrido envidiándole debe dar una respuesta proporcional sobre cómo ha de ser el desquite. Seguro que el otro le tocaba la moral, seguro. Es como una regla de tres. El título no hace falta ponerlo en el microondas porque sencillamente es soberbio. Y el final es de traca valenciana. Claro que hay mujeres bellísimas en los geriátricos. Y el verbo posicionar es de maestro. Amigo, es un texto sin mácula. Es digno de ti. Es perfecto. Solo toca felicitarte y, cómo no, envidiarte bastante. Yo seguro que ando más cerca que tú del geriátrico. Pero prometo liarla en cuanto ingrese con mis envidiados. Un abrazo por todo lo alto, amigo. Felicidades.
Bien, das vida a la envidia y la venganza, algo muy humano y sin embargo solo los dioses la practicaban. Me ha gustado. Un beso.
ResponderEliminarEl único comentario que me sale es que me ha encantado. Desde el título hasta el punto final. Bravo, Salvador.
ResponderEliminarDicen que el tiempo acaba por poner a cada uno en su sitio. El encanto y dotes naturales de Germán eclipsaron al protagonista, que hubiera querido tener parte de ese magnetismo. Los años han cambiado las tornas en un giro de 180 grados. No aprovechar la reciente superioridad hubiese sido una muestra de grandeza humana, pero tu protagonista tiene las miras más cortas, lo cual es acorde con una vida de fijación un tanto malsana y un corazón demasiado frío, incapaz de disfrutar del todo, aunque él lo crea, con esa venganza.
ResponderEliminarUn relato sobre el paso del tiempo, acerca de cómo todo es susceptible de cambio, un estudio muy interesante de los entresijos de la naturaleza humana.
Un abrazo, Salvador
Salvador, cuando el sentimiento de la envidia echa raíces hasta que no lleva a cabo su venganza no se aplaca. Tu protagonista ha esperado toda una vida para hacerlo.
ResponderEliminarBuen micro.
Besos.
La envidia acumulada durante toda una vida encuentra, al fin, el momento de la venganza soñada. Tu protagonista aprovecha la debilidad del envidiado y da rienda suelta a su bajeza moral.
ResponderEliminarLa de historias que habrá en los geriátricos, Salvador. Me ha gustado mucho. Un abrazo.
Muy bueno. Dicen que más vale tarde que nunca. Que tenga suerte en esta conquista tardía! Y que disfrute su venganza aunque sea a estas alturas de la vida. Un abrazo.
ResponderEliminarAy, pero qué malísimo es el amor
ResponderEliminarAy, pero qué buenísimo es el amor.
A cualquier edad!!!!
Muy bueno, no sabía qué podía esperarme hasta que no ha llegado el final. Estupendo
Nunca un título resulta tan adecuado. Aunque, ¿quién sabe si Germán es consciente de que se están vengando de él?
ResponderEliminarSaludos, Salvador
A mi también me ha gustado, y mucho, Salvador. Ese vengador un tanto cabrón y cobarde aguardando toda una vida para poder culminar su desquite, aprovechándose de la invalidez del pobre viejo; pero dónde vamos a ir a parar. Sin bromas, Saludos y suerte.
ResponderEliminarGran relato, Salvador, que comienzas con una magnífica descripción del personaje,sus circunstancias y flaquezas, y que rematas brillantemente también con ese irónico y simpático final.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo.
Envidia hacia el amigo y ternura con Lily. Una mezcla , que da como resultado un micro como éste, contado con realismo desde la niñez hasta el geriátrico.
ResponderEliminarMe ha parecido buenísimo, Salvador.
Un saludo.
Bajo un título magnífico, exploras los límites de la venganza cuando se sirve ya no fría, sino descafeinada. Me imagino a Germán contemplando el geriátrico desquite y pensando: "que me quiten lo 'bailao', neutron".
ResponderEliminarUn gran relato, Salvador. Lleno de matices, de esos que se disfrutan. Felicidades.
Un abrazo
Muchísimas gracias por vuestros comentarios. Es un placer degustar cómo habéis desgranado los entresijos de esta venganza diluida en el tiempo, y para la que, ya en el ocaso de su existencia, no duda en utilizar a la bella Lily. El protagonista ha transitado por la vida como un neutrón sin carga emocional, siendo el culpable solo él, pues solo nosotros tenemos el timón de nuestro destino, y virar es un acto de libertad y valentía. Abrazos navideños y felices fiestas.
ResponderEliminarExcelente micro, Salvador. Es terrible ver que haya personas que quieran vengarse, después de tantos años, de una manera fría y calculadora. Felicidades y feliz año 2018. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, María José, por tus palabras. Felicidades de vuelta y un genial año 2018.
ResponderEliminarLa envidia a su compañero caló de por vida en este muchacho, y hasta que no ha conseguido vengarse no ha parado. Ahora ¿podrá morirse tranquilo? Triste, pero real. Así somos, a veces, los humanos. Muy buen micro para reflexionar sobre lo miserables que podemos llegar a ser. Te deseo lo mejor para el 2018, Salvador. Un abrazo.
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