Colores
Nadie reparó en el cielo cuajado de idénticas nubes rojas romboidales. Tampoco vieron que el indigente, que solía dormir entre cartones en los soportales de la plaza, yacía rodeado de un charco de sangre azul.
Aquella tarde se enfrentaban en la ciudad los dos grandes equipos de fútbol del país.
Aquella tarde se enfrentaban en la ciudad los dos grandes equipos de fútbol del país.
Aunque alrededor suceden hechos sin parangón que por si mismos asombrarían al mundo, como masa vivimos ajenos a las mismas, presos del color de nuestras filias y de nuestras fobias futboleras (sin ir más lejos, se jugó ayer el derbi sevillano).
ResponderEliminarBellísimas, las imágenes con que nos haces ver que el mundo no deja de sorprendernos con su belleza y singularidad si se sabe mirar; una invitación a mantenernos vivos y alertas y desprendernos de la domesticación a la que nos conducen mediante el hipnótico poder de los colores, sean equipos o banderas.
También tu relato me parece una evidencia palpable de que es posible hacer crítica sin renunciar a las virtudes del estilo personal. Enhorabuena, Juana. Un abrazo.
Juana, me ha gustado y no sólo por su "colorido", jeje.
ResponderEliminarMás en serio. Trazas una bonita caricatura y a la vez denuncia del hecho inquietante de que no se vea lo evidente, incluso estridente, lo que sería necesario ver. Distraídos como vamos por bagatelas y ciertas expresiones de lo insulso, muy al corriente. Y mira que no todos los días asoman con nuebes geométricas que se repiten como en una pantalla de esas. Ni los vagabundo al morir por las calles derraman sangre azul, sí, azul.
¿Colores? Eso me pregunto, dónde quedan el gris algodonoso contra el azul celeste y el rojo. Sobre todo, el rojo sangre.
Un saludo!
Juana, un relato intenso. Esos colores nos ocultan la realidad o mejor dicho nos ciegan. La mayoría de las veces se da más importancia a esos "colores" que a lo que nos rodea.
ResponderEliminarBuen relato, Juana, excelente narración.
Un abrazo.
Tras siglos de supuesta evolución, en sociedades en teoría civilizadas, no se explica cómo un simple juego puede levantar pasiones y odios, hasta el punto de generar un moro que impide ver las cosas pequeñas, las evidentes, las importantes y hasta las extraordinarias. Cuanto más apegados a unos colores, de una camiseta o de una hipotética bandera, más ciegos estamos y menos tonalidades admitimos.
ResponderEliminarMe han gustado esas nubes romboidales, y todo el relato.
Un abrazo, Juana
Sucesos extraordinarios nos rodean, piden nuestra observación y nuestro asombro, pero nos ciegan los colores de nuestro equipo, del partido político al que seguimos sin un ápice de crítica. Somos seres gregarios deslumbrados por los colores que enarbolan las masas, incapaces de admirar la belleza de unas extrañas nubes romboidales, de apiadarnos de la desgracia ajena.
ResponderEliminarQué gran llamada de atención en el mensaje de tu micro, Juana. Y qué belleza en su composición. Un beso y hasta muy pronto.
Hola, Juana.
ResponderEliminarUn texto-denuncia el tuyo. Que debería hacer a muchos sentirse avergonzados. La atracción de las masas, y no estamos hablando de física. No somos nada para los demás. Qué lastimoso. El título es como para comérselo. Y el nudo y desenlace no tienen desperdicio. Todos (o casi), pienso que tod@s sabemos cuales son los equipos a los que te estás refiriendo. Bueno, pues así va el país. Y a la lírica y demás artes que les den por rasca, simbolizadas en el mendigo que se desangra. Y mira que es tonto eso de colar el balón en un marco. En fin... Enhorabuena y un beso.
Dos potentes imágenes y una noticia deportiva. Tres puntos de apoyo sobre los que has construido una estampa dura y ácida, pero contada con gran belleza. Hacer fácil lo que no lo es, forma parte de tus numerosas cualidades, Juana, y este relato es una buena muestra de ello. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
La sangre azul, también puede terminar en la indigencia. Es lo que me
ResponderEliminarsugiere tu relato, con el fútbol como telón de fondo, al que la sociedad, concede la máxima importancia, saltando por encima de cuerpos y cadáveres.
Feliz 2018, Juana. Un besito.
Nada más importa que el permanecer dos horas alienados jaleando "nuestros" colores. Muy buen micro, Juana. Felicidades y un beso.
ResponderEliminarLos colores de la vergüenza es lo que les debía de salir, llegar a estos extremos es indecente. Un beso.
ResponderEliminarColores que ciegan la razón y engullen la sensibilidad. Muy bueno, Juana. Un abrazo.
ResponderEliminarJuana, cuando hay un acontecimiento deportivo nadie ve nada más. Ciegos ante la belleza de ese cielo de nubes rojas y no ciegos ante la sórdida vida y muerte de un indigente de sangre azul.
ResponderEliminarSolo son capaces de ver los colores que les separan y enfrentan, a veces incluso hasta matar o morir por ellos.
Muy buen micro.
Besos.
Asombra que el fútbol sea capaz de provocar comportamientos que no deberían tener cabida en este siglo, pero es que detrás de ese fenómeno hay muchos y muy grandes intereses económicos y a los clubes les sirve presentar a un campeonato como una cruzada y a una final como “la batalla final”, por eso no dudan en comprar a periodistas y medios o en financiar a los hooligans o lo que haga falta. Y no son los únicos beneficiados, el fútbol también le sirve a mucha gente desde los que te venden un televisor más grande para cada mundial hasta los gobiernos que en los campeonatos internacionales disponen del tan necesario circo.
ResponderEliminarY me consta que en este y otros rubros, ante negocios muy muy grandes una vida no vale nada.
Y tú, Juana, tienes la genialidad de denunciar este drama envuelto en pura poesía.
Enhorabuena y un abrazo.
Difícil no darse por aludido y sonrojarse también un poco ante tu corrosiva crítica de una actitud tan irracional como generalizada en el ser humano, y todo a través de un hermoso relato provisto de imágenes impactantes.
ResponderEliminarEnhorabuena, Juana. Excelente propuesta.
Un abrazo.
Un millón de gracias por vuestros generosísimos comentarios. No puedo contestar uno a uno si quiero comentar otros relatos. Me encantó conoceros a unos y reconoceros a otros. Un abrazo a todos.
ResponderEliminarJuana, que puedo decir que no se haya dicho ya. Tu micro es delicioso. Qué hermoso y difícil me parece. Poesía.
ResponderEliminarHa sido un placer conoceros y disfrutar con vuestra compañía, al igual que con la del resto de compañeros. Guardo un grato recuerdo de ese día. Un besote y fuerte abrazo.
Hay veces que da pavor los actos bárbaros de aquellos que defienden algunas banderas.
ResponderEliminarGran micro, Juana.
Enhorabuena.
Malu.