Como uno más

Es hora de almorzar. Sus risas iluminan el patio, aprendemos a jugar. Me he metido en un corro. Ellos, incrédulos y felices, ven cómo empezamos a girar. Creamos afecto, estrechamos vínculos y generamos confianza.

Estas historias no figurarán en las notas... pero siguen siendo música para mis oídos. Es felicidad.
Escrito por Enrique Caño

18 comentarios :

  1. Cuando los alumnos ven al profesor como uno más, ese profesor consigue la matrícula de honor, como tú con tus relatos, amigo mío. Destilan amor tus relatos.
    Un abrazo y enhorabuena por escribir, por ser así y por transmitirlo.

    Pablo

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  2. Cuánta luz hay en las risas de los niños... y qué bien lo retratas.
    Esa felicidad del maestro nos cuenta que se siente afortunado con el trabajo que tiene. Precioso ese afecto en este 50.
    Gracias por compartir todo lo que no figurará en las notas.
    Un beso.
    Carme.

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  3. Eduardo Martín Zurita27/1/18, 19:10

    Hola, Enrique
    Formidable texto el tuyo. El buen maestro, el que es uno con los alumnos. Y es feliz con ello. Supongo que las rimas y asonancias son a propósito. Un abrazo fuerte.

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  4. Hay quien sostiene que un padre no puede ser a la vez amigo de su hijo. La misma incompatibilidad la aplican a la relación maestro-alumno y añaden aquello de la letra y la sangre. Se equivocan, pues el respeto no es obligatorio que vaya separado de afecto y cercanía. Estoy convencido de que tú lo aplicas a tu día a día y que tus alumnos están encantados, como nosotros contigo y con tus entrañables historias.
    Me alegro de haberte conocido en persona y de tener la oportunidad de leerte.
    Un abrazo grande, Enrique

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  5. El tuyo es un micro luminoso en el que transmites estupendamente esa dicha que experimenta el buen docente, el que logra que sus alumnos lo acepten como uno más entre ellos.
    No hay felicidad mayor que la de hacer lo que amamos, entonces el trabajo en vez de un castigo es una bendición, y los docentes que encaran su labor como tú, tienen una recompensa extra nada desdeñable: la de mantenerse siempre jóvenes.
    Un placer leer tu micro, Enrique.
    Un abrazo.

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  6. Esas historias son las que ayudan a crecer, tanto a los niños como a los profesores y a los padres.
    Mil gracias, Enrique, por la parte que me toca, que es mucha.
    Un beso.
    Malu.

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  7. Tus relatos rezuman sensibilidad y empatía con los niños. Se ve que eres un docente muy vocacional, que disfruta y se entrega totalmente a lo que hace. Felicidades, Enrique. Fue un placer poder saludarte, aunque fuera un momentito. Un abrazo.

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  8. Los que nos tocó pasar esa época única de la escuela hace ya bastantes años, en los que no era lo habitual encontrarte con compromisos así, sobre todo en los primeros años, aquellos que te abren la mente con el contacto diario con compañeros y maestros (sí..yo sigo prefiriendo este término al de profesor...no sé, me da más sensación de cercanía..), tendemos a añorar momentos similares como el que describes, Enrique. Con tu relato, demuestras vocación de la buena.

    Un saludo

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  9. Tu relato, Enrique, me hace revivir mucho momento hermosos de escuela y patio. Qué sensibilidad la tuya para ponerlos por escrito y hacernos sentir su vibración.
    Soy de aquellos que abogan porque este tipo de experiencias no queden solo para los momentos de juego, sino que formen parte del currículo oficial y se impartan como la importante materia emocional que constituyen.
    Si en la próxima quedada tenemos ocasión, hablaremos de algunas experiencias interesantes en las que participé en mis momentos de pasión por la escuela,
    Encantado de conocerte y feliz por la labor que estás realizando. Un abrazo. Enhorabuena.

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  10. Siempre he pensado que el mejor maestro es el que deja su impronta en el corazón del alumno, y no solo en su cerebro. Me ha gustado mucho el micro, derrocha empatía y generosidad. Felicidades y un saludo.

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  11. Creo que no tiene precio la influencia positiva que puede tener un buen maestro en la formación de nuestros pequeños. Para mí siempre tendrán un aura especial aquellos que dejaron una buena huella en mis hijos, y sospecho que en tu caso, por lo que transmites con tus historias y lo que pude apreciar en tu persona, los padres de tus alumnos se sentirán realmente afortunados.
    Enhorabuena y gracias por este nuevo regalo.
    Un abrazo, Enrique.

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  12. Afortunados los niños que cuentan con el afecto de su maestro. Aquí lo demuestra en la complicidad del juego y las risas, mezclándose con ellos "como uno más". La docencia es una hermosa tarea para quien sabe entregar lo mejor de sí mismo, que no es solo conocimiento.
    Encantada de conocerte, Enrique, tan cálido como tus micros. Un gran abrazo.

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  13. Smokey pisó la raya30/1/18, 18:32

    Hola Enrique, cómo ya te comenté el día que nos conocimos, para mi es un placer leer tus micros. Están llenos de ternura y positividad. También quería decirte que he puesto en práctica alguno de tus sabios consejos, aunque no me han funcionado, al menos, no de inmediato.
    ¿Será que con adultos no resultan?.

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  14. Sin duda uno de los pilares sobre los que se construye la personalidad es el de la escuela. Y en la escuela sus pilares son los compañeros y los profesores o maestros, yo prefiero esta última palabra, quizá recordando el poema de Antonio Machado Recuerdo infantil.
    Y la hora del recreo tiene una gran importancia, como la tiene, en el trabajo, la hora del almuerzo, creo que son dos importantes cesuras en la jornada de los estudiantes o de los trabajadores, un tiempo muerto en el que se pueden arreglar algunas cuestiones que quizá se han ido de la mano un poco antes y, a la vez, planificar con calma el resto de la jornada.
    Por eso, el maestro de tu microcuento demuestra tener una gran sensibilidad y sabiduría al formar parte de ese recreo con sus alumnos, en vez de quedarse en su despacho o irse a tomar un café. Pues está generando vínculos, se está ganando el respeto y la confianza, esos que no se ganan con reprimendas ni castigos, sino metiéndose en su mundo e intentando formar parte de él, al menos, durante ese rato en que les da clase y en el que están en el recreo.
    Por otro lado, está ese asunto de las notas que tanta importancia tiene, tanta, a veces, que es lo único que importa, aprobar la asignatura y el curso es lo único importante, como a muchos, en todos los ámbitos de la vida, ganar es lo único que les importa, y no la forma en la que lo hagan.
    Cierto, esos ratos no figurarán en las notas, pero, probablemente, pasados muchos años, serán los que recuerden con más añoranza algunos o muchos de los alumnos de ese maestro. Entrañable y sabio microcuento, tocayo. Fue un placer charlar contigo el día trece. Un abrazo.

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  15. ¿Cómo que no figuran en las notas? Claro que sí. Un niño feliz que confía en su profesor y éste participa de su mundo, seguro que no será mal estudiante.
    Se nota tu vocación, Enrique; la traspasas de tus venas al teclado y muy bien, por cierto.
    Fue un gustazo charlar contigo el pasado sábado. Repetiremos.
    Un abrazo.

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  16. A los buenos maestros se le conoce enseguida y nunca se olvidan. Un beso.

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  17. Enrique Caño Amaro25/2/18, 20:24

    Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Pablo, M.Carme, Eduardo, Ángel, Georges, Malu, Juana, Rafael, Manuel, Matrioska, Smokey, Enrique, Antonio y Maite: se aprende y disfruta con vuestros comentarios y puntos de vista.

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  18. Enrique Caño Amaro25/2/18, 20:27

    Y Enrique Mochón y Carmen, por supuesto. Sorry que se me pasó.

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