Días de lluvia
Los días de lluvia me gustaba poner mis pies sobre la pisadas de la persona que iba delante de mí. Me hacía sentir otra persona. Fantaseaba cómo sería si ese fuese yo. Era como vivir otra vida. Lo que nunca pensé es que hacerlo me pudiera hacer perder la mía.
Hola, Juan.
ResponderEliminarAy, cuidado con los resbalones. La metáfora del resbalón. El no estar a lo que se tiene que estar. En cuanto te descuidas salta la liebre. Lo mismo pisó unas huellas al borde del abismo. A lo mejor tu protagonista tenía el deseo inconsciente de morir en un día de lluvia. Un texto muy bien escrito con buen título y más que estupendo final. Un abrazo fuerte.
Me ha gustado la frase final, te lleva a preguntarte e imaginar unos cuantos finales. Muy bueno. Un beso.
ResponderEliminarTodos aprendemos de los demás, seamos conscientes de ello o no. El caso de tu protagonista es distinto, no contento con su existencia, necesita seguir a otros, creer que es otra persona, en lugar de tratar de mejorar por sí mismo. Siendo esto negativo, el problema es que dio con la persona más inadecuada y menos comprensiva, alguien que, seguro de ser perseguido, prefirió cortar por lo sano con quien creyó una amenaza.
ResponderEliminarUn relato que evidencia hasta dónde pueden llevar las obsesiones y las pequeñas y grandes manías cuando llegan al extremo.
Un saludo, Iván
Querer ser otro, sin andar el camino propio, es muy peligroso, sobre todo cuando arrecia la lluvia.
ResponderEliminarInteresante metáfora, Iván. Un abrazo.
En uno de los libros de Carmen Martín Gaite, ahora no recuerdo cuál, aparecía una cita que venía a decir que no hay peor mal que querer ser quien no se es. Tal vez fuera por la razón que tu relato nos deja. Perderse en otros es perderse uno mismo. Una metáfora muy bien hallada en las pisadas sobre la lluvia, Iván. Saludos.
ResponderEliminarTu prota debe tener alma de actor. Vivir el número mayor de vidas posible, y olvidarse de sí mismo, haciendo frente a cualquier evento desconocido.
ResponderEliminarSuerte y un saludo