Dichosas cajitas
Ella llegó tarde. Parece que a él se le había terminado el cupo de cajitas. Él, tan metódico, halló por azar lo que le pareció un tesoro. Se acercó a contemplarlo y le sacó brillo, pero después se alejó, porque no tenía una cajita adecuada para guardarlo.
El tesoro aguarda...
El tesoro aguarda...
Hola, Chispita.
ResponderEliminarLas manías no son buenas, qué va. Perderse un tesoro por no tener donde guardarlo. Un anillo, una sortija, tanto da, una moneda. Pues al bolsillo y punto. Es como no tener perro porque no tienes caseta. ¡Caramba con las matrioskas!, qué carámbanos. Buen texto. Abrazo o beso, según corresponda.
Es lo qué tienen los tesoros, suelen estar escondidos. Un beso.
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