Inocencia robada
Silencio, únicamente silencio. Un pequeño golpe de aire sobre su cara. Se estremece entre las sábanas, sollozos de pánico. Viernes, su madre ha salido. El demonio tiene de nuevo luz verde. Su frágil cuerpecito se retuerce. Él posa sus sucias manos sobre su sexo, de nuevo le arrebata la inocencia.
Hola, Luna Negra.
ResponderEliminarUn pedazo de demonio. Nada más ultrajante, más vejatorio que los abusos contra la infancia. Lo cuentas de maravilla (sin ironía) y tu texto breve sirve como descomunal denuncia de hechos de semejante calibre. El texto es ágil y está muy bien escrito. Acorde con tu apelativo, asunto tan oscuro. Si te cansas, ponte Luna de Cuero, por ejemplo, aunque es más largo. Luna Negra es estupendo. Enhorabuena. Y un beso.
Muchísimas gracias por tu comentario y los halagos. Sin duda hacen que se se acrecenten mis ganas de seguir mejorando.
EliminarLuna, un relato duro, impactante. Estos monstruos que habitan en ciertas casas, que pueden ser incluso lo más cercano a la víctima, que en muchas ocasiones quien debería ser su ángel de la guarda es su demonio. Se aprovechan de la inocencia del niño o niña. Se valen de la superioridad en fuerza y en carácter. Actúan destruyendo vidas, tal vez para siempre.
ResponderEliminarLo has escrito con delicadeza y muy fotográficamente. Un título definitorio y que marca el relato.
Un relato muy bueno y necesario, nunca puede prevalecer el silencio.
Besos, Luna.
Gracias por tu comentario. Siempre que trato temas tan delicados, procuro hacerlo con la mayor delicadeza y respeto. Ojalá y mi humilde texto contribuya de alguna forma como denuncia.
EliminarEn un tema tan duro has sabido darle un tratamiento excelente. Una gran historia en pocas palabras. Enhorabuena!
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Sólo pretendía denunciar tan aberrantes hechos, que por desgracia conviven a diario entre todos nosotros.
EliminarNo hay peor demonio que el infiltrado en la vida cotidiana, quien no lo parece, el que se disfraza a la perfección para dar rienda suelta a su indignidad. No hay peor diablo que quien se aprovecha de la debilidad infantil para robar inocencias. Creencias aparte (quizá por mencionar a Belcebú) se me ha venido a la cabeza unas palabras de Jesús de Nazaret, acerca de que a los individuos así más les valdría que les atasen una piedra de molino y los arrojasen al mar (aunque no recuerdo la cita literal).
ResponderEliminarTu relato habla de sufrimiento, de impotencia y de impunidad. Con palabras sencillas y efectivas motiva al rechazo más absoluto de lo que denuncia de fondo, sin entrar en detalles escabrosos, pero sin restar un ápice a una realidad terrible. Todas las violencias son execrables, pero la de este tipo corona una triste cúspide de lo peor del ser humano.
Un saludo, Luna
Gracias por tu comentario. No es necesario entrar en detalles, el hecho en si mismo ya resulta suficientemente doloroso y escabroso. Es esta la otra cara de la moneda de nuestra sociedad.
EliminarEl delito de la pederastia, el más repugnante y execrable, contado con valentía y delicadeza.
ResponderEliminarEnhorabuena, Luna Negra. Un beso.
Gracias por el cariño y la atención prestada. Sin duda me ayudas a seguir teniendo ganas de mejorar.
EliminarExcelente denuncia social la tuya, Luna. Esta es la violencia más execrable, la más bestial. Aquí el depredador utiliza su fuerza, su cercanía para arrebatar la inocencia al pobre niño que lo sufre. Ojalá fuera solo un cuento pero por desgracia en numerosos hogares se esconden muchos demonios innombrables. Un abrazo, Luna. Gloria Arcos
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu comentario, esto me ayuda a continuar denunciando injusticias sociales. Pero sobretodo a seguir mejorando mi narrativa.
EliminarSinceramente has conseguido que sintiera asco y horror... lo que pretendías, supongo. Enhorabuena.
ResponderEliminarEvidentemente es una lacra, que aunque se nos antoja imposible de erradicar, no por ello es menos horrorosa. A diario vemos nuevos casos, en los que truncan vidas que acaban de empezar a flocerer, es injusto. De ahí mi "pequeña contribución social". Basta ya!!!! No se les puede llamar ni siquiera seres humanos, no es posible que una persona sea el mal encarnado y destruya vidas de esa forma tan voraz. Gracias por tu comentario, conseguí lo pretendido.
EliminarDesazón y frustración ante la connivencia de algunos estamentos sociales al respecto del tema de tu relato, son sentimientos contrapuestos que quedan al aire después de su lectura. Gráfico y doloroso. Saludos, LunaNegra
ResponderEliminarMillones de gracias
EliminarLuna Negra ... ¡Ojalá que esa lacra desaparezca algún día y, aún más, esas alimañas! Sin embargo, tales demonios se alimentan a sí mismos y alimantan a otros. Lúcido tu relato, conmovedor y hermoso al mismo tiempo. Te animo a que nos sigas deleitando. Yo te envío otro beso.
ResponderEliminarP.S.
Desgraciadamente, no creo que así ocurra jamás. La maldad es algo intrínseco en la sociedad, siempre ha habido, hay y habrá manzanas podridas. Lo único que podemos hacer es estar ojo avizor para de esa forma poder tenerlos controlados. Quizá tengan su razón aquéllos cientificos que dijeron descubrir el gen de la maldad en el individuo de la especie humana y sea por ello por lo que son capaces de cometer tales aberraciones. De todas formas prefiero quedarme con la lección de que la mayoría de las personas son comunes y no tienen el fin de hacer daño gratuitamente. E incluso en ocasiones la vida te sorprende y te pone en el camino personas realmente maravillosas y excepcionales. Gracias por tu comentario y saludo.
Eliminar¡Qué pedazo de microrrelato! Es un psico-thriller. Me ha encantado.
ResponderEliminarGracias Iñaki en realidad no es para tanto, pero me motiva a seguir adelante.
EliminarYa te he comentado, pero parece que algo no hice bien. Me ha puesto el estómago a cien. Muy bueno. Un beso.
ResponderEliminarSin duda alguna es para mi honor que juzgues así mi relato. Millones de gracias sin duda me motiva a seguir escribiendo. Besos
ResponderEliminarLuna Negra, un micro brutal que te retuerce las tripas y te llena de impotencia ante un hecho tan execrable. Enhorabuena.
ResponderEliminarBesos.
Muchísimas gracias por tu comentario, es un placer saber que te gusta. En cuanto a la sensación de disgusto que te produce, me alegro, ya era es lo que pretendía un grito de denuncia.
ResponderEliminarTerrorífico micro. Me has dejado sin nada que añadir. Con cincuenta palabras lo has dicho todo sobre el terror infantil que algunos "humanos-pederastas", originan.
ResponderEliminarSaludos cordiales Luna Negra
A ver si entre todos conseguimos exterminar la impunidad de la que gozan estos demonios. Gracias por tu comentario. Besos
ResponderEliminarHas sabido reflejar, con mucho acierto, el miedo de un niño totalmente desprotegido ante el que, sin duda, es el mayor de sus monstruos. Desgarrador. Felicidades por el micro, Luna Negra. Un saludo.
ResponderEliminarEstoy henchida de alegría!!! De comprobar que mi prosa gusta, que os interesa. Gracias por tu comentario, sin duda el mejor premio es que me leáis.
ResponderEliminarEl mal en su estado más puro a menudo se cruza con nosotros por la calle o incluso nos saluda amablemente y nos acompaña en el ascensor. No siempre es capaz de actuar por sí solo, por lo que con frecuencia necesita de la complicidad temerosa o cobarde de esa madre los días que no son viernes.
ResponderEliminarMuy bien contado este duro relato con el que ilustras y denuncias una realidad, curiosamente, demasiado común.
Enhorabuena, Luna Negra.
Un abrazo.
Lamentablemente es algo demasiado real. Deberiamos ser inflexibles con este tipo de delitos, totalmente indulgentes. Ya que nuestros niños de hoy, serán el futuro del mañana. Gracias por tu comentario.
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