Páginas carcomidas
Aquel lugar se había desdibujado con tanta morosidad que apenas nos dimos cuenta.
Primero, el escaparate. Después, los techos de artesonado. Los sillones fueron sustituidos por mesas y sillas diminutas. Las estanterías mudaron de objetos.
Sólo quedaba el rótulo de la puerta, Livraría Oliveira, al que añadieron Vinhos e Petiscos.
Primero, el escaparate. Después, los techos de artesonado. Los sillones fueron sustituidos por mesas y sillas diminutas. Las estanterías mudaron de objetos.
Sólo quedaba el rótulo de la puerta, Livraría Oliveira, al que añadieron Vinhos e Petiscos.
Aunque últimamente no estoy comentando (pero sí leyendo) no podía pasar sin dejarte unas palabras, Smokey. Me gusta mucho tu relato, y me parece que está muy bien escrito. En él nos muestras una imágenes muy nítidas y teñidas de tristeza, que creo que casan muy bien con la imagen melancólica que muchos tenemos del alma portuguesa. Además, metes el dedo en la llaga contándonos en lo que van a parar algunas de las viejas librerías que tanto han significado para muchos. Al menos, en este caso y seguramente con la intención de atraer a algún nostálgico u obligados por las ordenanzas municipales, mantienen el rótulo. Suerte y besos.
ResponderEliminarAmigo, no sabes como valoro tus comentarios. He tenido un día terrible, hasta el punto de olvidar que hoy publicaban el micro. ¿Porqué será que la cabeza nos juega tan malas pasadas?. Toda la semana recordándolo y llegado el dia.... Ahora ya estoy en casa y con un montón de tareas pendientes, pero tenía que decirte, que sí, es verdad: adoro Portugal. Su cultura, su humildad, su delicadeza y ese cansancio del alma fuerte. Allí el tiempo pasa más despacio aunque lamentablemente no se detiene. Un fuerte abrazo y otro a Mª José.
EliminarHola, Smokey.
ResponderEliminarEs difícil superar el comentario de Jesús Garabato. Me sumo a él. Poner de relieve que el estilo es muy elegante y muy preciso. Con una sonoridad de primera. Sí que el micro desprende tristura, morriña. Es un gran texto, desde el título, pasando por el nudo y hasta el final. Las palabras, casi lo que más cuenta, al menos para mí y para José Manuel Caballero Bonald, nada menos, lo digo por él, están muy sabiamente elegidas. Un abrazo grande.
Muchísimas gracias "D. Manuel", porque a partir de hoy ya no puedo tratarle de otra forma. Bromas a parte, me tomo sus palabras con la seriedad y el respeto que merecen. Humildemente le digo que no soy merecedora de tan generoso regalo. Un abrazo también muy grande.
EliminarDolor, cuando cierran las librerías. Por lo demás ya te han comentado Jesús y Eduardo y poco más puedo decir. Un beso.
ResponderEliminarMaite: Dolor, Desolación, Tristeza y un montón de emociones me invadieron al entrar en aquel local. Fue terrible. Sobre todo porque me dí cuenta de que me estoy haciendo mayor.
EliminarUn beso también para ti, queridiña.
Has escrito mi mejor comentario para el relato, gracias por saber como me siento. Bico grande.
EliminarNada ni nadie puede evitar que los tiempos muden a medida que transcurren, nosotros mismos estamos en cambio permanente sin darnos apenas cuenta. El avance de los años, los aconteceres y la Historia misma lo identificamos con evolución, en el sentido implícito de mejora. No tengo nada en contra de un local que despacha vinos y aperitivos, aunque siempre es triste ver cómo una librería, con mayor razón una con solera, muere poco a poco hasta desaparecer.
ResponderEliminarUn relato sobre una triste pérdida, que parece inevitable, con un título apropiado, que habla de un final lento, pero inexorable
Un abrazo. Creo que vamos a tener oportunidad de coincidir pronto.
Ángel, que bien has leído el micro. Cómo dice mi admirado Bob Dylan, y tú acertadamente apostillas, los tiempos están cambiando y yo no me he dado cuenta.¡ Que manera tan triste de percibirlo!. Otro abrazo de vuelta, me hace mucha ilusión conoceros.
EliminarLa lenta carcoma que roe los testigos del ¿tiempo pasado? Sin embargo, parece que fue ayer cuando las librerías y su contexto eran el referente no solo para leer y saber, sino para crecer y ser. ¿qué pasó que no nos dimos cuenta?
ResponderEliminarMelancolía destilada, bella escritura. Salduos, Smokey
Gracias Manuel. Es un hecho que está ocurriendo, aquí, en mi ciudad, este año, han cerrado dos librerías de las más antiguas y me da mucha pena. No creo que sea un hecho aislado, como indico en el micro, ni cuestión de tiempo, más bien es una cuestión de valores, prioridades..... En fin ¿Podemos hacer algo?. Muchas gracias por tu comentario. Saludos.
ResponderEliminarSmokey: qué bueno!!!!!!! Un saludo.
ResponderEliminarMuchas Gracias.
EliminarHaces un bello homenaje a una librería portuguesa desaparecida y, con ella, a todas las antiguas librerías que fueron centros de debates, tertulias, consejos, tesoros del saber caídos en desgracia con la evolución de los tiempos. Lástima que sea un fenómeno global. Muy bien escrito, Smokey. Un beso y hasta muy pronto.
ResponderEliminarGracias Carmen por tu comentario. Hasta pronto.
ResponderEliminarTu relato, Smokey, está impregnado con el aroma de la melancolía, de lo que el tiempo guarda en la memoria y que, al mismo tiempo, se empeña en querer borrar. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Una vez leí que el tiempo y la marea no esperan a nadie. Creo que es un dicho japonés. Debemos tenerlo en cuenta y que éste se convierta en nuestro aliado.
EliminarUn abrazo también para ti.
Contar con sensaciones es más difícil que con palabras y en tu relato, las primeras sirven a las segundas para hacer desembocar la rabia a lo largo de unos cambios narrados con lacerante levedad, sin apenas darnos cuenta, como expresa tu principio.
ResponderEliminarEl relato transcurre con la languidez de las cosas inevitables y del tiempo disuelto, hasta un final tan suave como implacable.
Un relato sobresaliente, smokey. Enhorabuena.
Tuvimos una corta conversación el sábado sin saber que eras tú, espero que en próximas ocasiones podamos charlar más y mejor.
Un abrazo.
Antonio, muchas gracias por tu comentario. Yo tampoco te pongo cara, pero te conozco por tu escritura. He disfrutado muchísimo del fin de semana. Conocer a gente, divertida, inteligente y sensible me agrada enormemente. Ojalá podamos repetirlo. Hasta entonces, recibe también un fuerte abrazo.
EliminarDescribes muy bien esa sensación de vacío, incluso de pérdida, cuando vemos que lugares que han formado a lo largo de los años parte de nuestra vida, dejan de ser lo que eran para convertirse en algo distinto, perdiendo su esencia. El hecho de que ese lugar sea una librería, amplifica más esa conmoción. Felicidades por el micro, Smokey. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Matrioska. Encantada de recibir tu comentario. Otro abrazo.
ResponderEliminar** Nota: Por favor, manda foto.
Me encanta el modo en que has descrito este lento y solapado proceso de decadencia, aplicable en realidad a muchas de las cosas que nos rodean, si bien proyectado en este caso en algo tan sagrado y enriquecedor para el espíritu como una librería. El caso es que al final se queda uno con la idea de que podría haber sido peor…
ResponderEliminarEnhorabuena, Smokey. Un placer por cierto el haberte saludado en persona.
Un abrazo.
Gracias por tu comentario, Enrique, el placer ha sido mío. Un abrazo de vuelta.
EliminarHola, Smokey. Aquí en Pamplona está ocurriendo lo mismo. Han cerrado en poco tiempo varias de las librerías más emblemáticas. Y si no han puesto un establecimiento de hostelería justo en el mismo lugar, es cierto que están abriendo muchísimos de ellos. O sea que ya vemos que son mejor negocio los segundos. Aunque no tendrían que estar reñidos los unos con los otros. Dicen que se lee poco, aunque yo cada vez veo más oferta de nuevos libros. También es verdad que influye mucho el mundo virtual a pesar de la piratería.
ResponderEliminarMe ha gustado cómo lo has contado. Tu micro refleja una realidad cambiante que nos tiñe de nostalgia. Felicidades. Fue una suerte conocerte. Un beso de parte de los dos.
Gracias, Juana, me ha encantado conoceros. Un abrazo.
EliminarHola Smokey, en primer lugar, comentarte que fue todo un placer conocerte personalmente, espero volver a vernos pronto.
ResponderEliminarTu micro, delicadamente contado, nos deja la huella de las antiguas librerías en los barrios. La cultura de un lugar se ha cimentado -en gran parte- en estos pequeños establecimientos a modo de reliquias. Al menos, se ha podido conservar el letrero para hacer honor a todas las enseñanzas que en ese lugar se difundieron y que tan importantes han sido para el devenir de sus habitantes.
Un abrazo. Enrique
Es verdad que esos lugares en la forma tradicional que los hemos conocido están cerrando, pero no podemos dejarnos llevar por la melancolía. Si abrimos los ojos y miramos alrededor también observamos que nuevos lugares están emergiendo. Son espacios con escaparates atractivos, donde si compras un libro te lo entregan en una bolsa de lona, donde puedes comprar también algún disco y entre las estanterías existen mesas donde tomamos un café ó un vino, mientras decidimos que libro comprar. Nuevos espacios donde se organizan talleres, presentaciones. Lugares de encuentro para autores y lectores. Enrique, yo quiero pensar que hay futuro. Estoy segura. Un abrazo muy fuerte también para ti.
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