Reanimación
La mujer del finado avanzó lentamente dispuesta a todo, luciendo el picardías rojo que tantas veces le había reanimado. Intentaron disuadirla pero era muy persistente cuando quería meterse algo entre ceja y ceja. Cuatro horas después, entre aplausos y vítores, abandonó el velatorio con una mezcla de satisfacción y fracaso.
Me queda la curiosidad de saber qué sucedió durante las cuatro horas de reanimación. Y algo me dice que la mujer no tendrá mayores problemas para superar el fracaso. Y el duelo.
ResponderEliminarImpecable narración, Luis.
Saludos.
Tampoco lo creo, porque cuando se le mete algo entre ceja y ceja...
EliminarGracias y un abrazo, Georges.
Pues me queda el gusanillo, como a Georges, de saber qué sucedió durante las cuatro horas. Muy original, Un beso.
ResponderEliminarGeorges y tú creo que queréis demasiados detalles, picarones.
EliminarGracias, Maite y un beso.
Hola, Luis.
ResponderEliminarEl éxito y el fracaso, esos dos impostores. Caras de la misma moneda. Tras intentarlo con el finado y fracasar, parece que lo intentó con algún vivo o varios y en vivo y en directo. De ahí los aplausos encendidos. Un gran texto que, lógicamente, me ha gustado mucho. Un abrazo bien grande, eximio declamador. Fue un placer departir contigo en la quedada. Eres un tipo estupendo.
Gracias, Eduardo. Me gusta pasear por los "límites" (pero no colgando de una cuerda, claro).Te digo lo mismo. Buenísimo tu relato de este mes.
EliminarEmpeño vano de una mujer cabezota. Me la imagino saliendo del velatorio despotricando del público asistente y de la crítica...
ResponderEliminarPor más que se esforzó, no hubo manera...jeje
Un saludo Luis.
En vano fue en esta ocasión, pero a veces la mantequilla hace milagros. Gracias y un abrazo, Rafael-
EliminarPor intentar, que no quede. El resultado no fue el buscado, pero obtuvo otro: nunca un velatorio fue tan entretenido.
ResponderEliminarEsto si que es humor negro.
Un abrazo, Luis
Gracias, Ángel. Para humor negro también tu "obediencia debida. Un gran relato, por cierto.
EliminarUn abrazo
un magnifico micro, me gusta precisamente por lo extraño y lo paradójico de la historia, es volver posible lo imposible con una excelente narrativa. Abrazo cordial.
ResponderEliminarSiempre busco que ocurra algo y al ser posible, inusual aunque fantasioso. Gracias, tocayo. Bueno, creo que coincidimos también negociando con muertos. Un abrazo.
EliminarEntiendo el final como un amarga victoria del deber cumplido, "hizo todo lo que pudo" aunque no fue suficiente. Complicado es levantar a un muerto, por mucha pericia y ganas que le pongamos. Me gusta el micro. Un abrazo, Luis.
ResponderEliminarIgual había que haberle ofrecido la bella "canción de un cisne", que también dicen que puede conseguir milagros en las horas póstumas. Gracias, Macarena y un abrazo.
EliminarProbablemente resulte más inolvidable ese velatorio con espectáculo que el fallecido que lo originó. Y es que debemos vigilar hasta dónde llegamos con nuestras buenas intenciones.
ResponderEliminarBuen relato, Luis.
Un abrazo.
Gracias, Antonia. Un abrazo.
EliminarCaramba Luis... si lo intentó cuatro horas, tenía muchas ganas de reanimarlo o bien recibió ayuda del "público" en forma de participación esporádica, vaya usted a saber.
ResponderEliminarUn beso.
Si hay que intentarlo en un paso de cebra, también se puede intentar, aunque tenga que esperar el autobús.
EliminarUn beso.
Menuda escena nos has dejado, Luis. Original como pocas. Y con tu maestría de costumbre. Gran propuesta sin duda.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo.
Un abrazo, maestro, y gracias
Eliminar¡Qué situación tan rocambolesca y divertida! Humor negro (¿o debería decir rojo?) del bueno. Muy imaginativo y bien contado, Luis.
ResponderEliminarNos encantó volver a verte y conocer a Esther. Un abrazo para los dos.
Se lo daré de tu parte. Un abrazo también para vosotros.
EliminarHuy, lo que me imagino. Dejar las cosas a la interpretación del lector tiene sus riesgos, Luis. :) Muy visual toda la escena. Felicidades y un beso.
ResponderEliminarCon el temperamento de la viuda el velatorio fue más animado que la mejor de las fiestas, porque me temo que los presentes no solo ejercieron de espectadores.
ResponderEliminarImaginación y humor, Luis. Encantada de volver a verte. Un gran abrazo.