Un botifler
Jordi va a tener el primer hijo, al que pondrá su nombre. Vive, con Marta, a dos calles de las Ramblas. Adoctrinado en la escuela, soportó sin protestas la propaganda proselitista del independentismo. Está señalado en el barrio por no ser buen catalán. Debería saber quién les roba y reprime.
Los ánimos están contrariados en Cataluña y tu relato es un reflejo que nos presenta una de las caras de la moneda en las que se ha dividido la comunidad catalana. El título ya nos adentra en el tratado. El contenido es triste, pues es parte de una realidad que se ha hecho presente en este estallido independentista. Habría que mirar también la perspectiva obtusa que se ofrece al otro lado. De esta tu micro da fe con un micro que nos acerca la tensión que se vive con mano firme. Saludos, Danilovich
ResponderEliminarGracias Manuel por tu comentario.
ResponderEliminarComo bien dice Manuel, tu micro refleja la ruptura de una comunidad en la que la convivencia parece ser que cada vez está siendo más difícil. También estoy de acuerdo con él en que muestra el reverso de una moneda con dos caras, muy dura para quien vive este tipo de situación a pie de calle. El poco o nulo entendimiento político, por ambas partes, el encabezonamiento por creer llevar toda la razón, y vuelvo a repetir que por ambas partes, ha derivado en una situación que cada vez se está haciendo más insostenible y el ciudadano es quien está sufriendo las consecuencias de una clase política de quinta división.
ResponderEliminarYo soy andaluz y veo el conflicto desde una pantalla, pero con bastante preocupación, la verdad. Supongo que vivirlo en primera fila debe ser bastante más duro. Una pena que tanto independistas como los que no lo son no sean capaces de cogerse de la mano y cantar y aprender de memoria la canción "Imagine" de John Lennon.
Quizá el problema no se resuelva hasta que cada uno mire hacia dentro y reconozca sus propios errores, en lugar de echar toda la culpa al otro.
Un buen micro para debatir y expresar nuestras opiniones en esta comunidad de cincuenta. Ojalá todas las comunidades fueran como esta.
Un saludo y te deseo lo mejor.
Pablo
Pues debatamos, Pablo.
EliminarSi no me equivoco, Danilovich en su escrito se pone del lado de los catalanes que se ven atacados, insultados como "botifler", por el otro lado. Que tendrán, seguro, sus razones para reclamar la independencia. Pero nunca razones para calificar de traidores a aquellos catalanes que libremente eligen seguir siendo españoles y europeos.
De mi parte felicito a Danilovich por el valor de, sin ofender a nadie, defender con las cincuenta palabras que hace suyas a las víctimas y señalar, entre líneas, a los agresores.
Amig@ anónim@, creo que das en el clavo al decir que nadie debe de tildar de traidores a nadie por pensar de otra forma. Ni unos ni otros. Al perder el respeto se pierde la razón venga de donde venga esa falta de respeto. Y ahí creo que es donde el problema se hace grande, inmenso.
EliminarMe alegro de que haya animado a comentar este relato de Danilovich que tanta chicha tiene.
Saludos.
Pablo, has dado con la palabra esencial en este y y otros conflictos, personales y sociopolíticos. Que es el respeto. Respeto a los discrepantes, que en caso del personaje tachado de "botifler", brilla por su ausencia. Respeto a las minorías, si lo fueran. Respeto a la convivencia, ese desprecio por el consenso que supone la unilateralidad y los forzados referendos conducentes a polarizar, dividir y enfrentar. A separar en vez de unir. Respeto a la democracia, que conlleva el respeto a la ley, la Constitución, el Estatut. Las mismas mentiras, sobreabundantes, los bulos... son turbias expresiones de irrespetuosidad.
EliminarSaludos amistosos.
Muchos conflictos y diferencias se arreglarían, o al menos se mitigarían, si entre las posturas enfrentadas existiese un mínimo de respeto. Está claro que la imposición o el adoctrinamiento, no llevan a nada bueno. Un saludo, Danilovich.
ResponderEliminarCreo que ya te han dicho, y me sumo a las palabras de Matrioska. Un beso.
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