Viajar es un placer
Contagiado por la algarabía, Bruno comenzó a dar volantazos mientras todos desafinaban una canción a grito pelado.
Al anochecer finalizaron su viaje, pues el coche, además de no tener cristales ni ruedas, tampoco tenía faros. Así celebraba la pandilla el décimo cumpleaños de Bruno.
Mañana elegirían un autobús del desguace.
Al anochecer finalizaron su viaje, pues el coche, además de no tener cristales ni ruedas, tampoco tenía faros. Así celebraba la pandilla el décimo cumpleaños de Bruno.
Mañana elegirían un autobús del desguace.
¡Isidro! Despertar al día siguiente de nuestro encuentro y comenzarlo con este relatazo no tiene precio. Me voy a pasar todo el domingo en el desguace cantando con tus niños.
ResponderEliminarUn abrazaco virtual, de la misma intensidad que el real de ayer, pa ti.
Me alegra haber sido el relato despertador, espero no estropearte el resto del día.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, lectura y tu presencia de ayer en quedada.
Un fuerte abrazo virtual. No es lo mismo que en directo, pero bueno.
Isidro, Bruno y sus amigos no han podido elegir mejor medio de transporte para su viaje, la imaginación.
ResponderEliminarMuy buen micro. Enhorabuena.
Besos apretados.
Además ese sistema de viaje resulta muy económico. Yo tb lo practico.
EliminarMuchas gracias, Pilar. Os echamos de menos ayer a tí y a Javier.
Un abrazaco.
Isidro, al leerte me has hecho recordar mi niñez. En el pueblo donde veraneaba había un descampado con un coche abandonado, y ese era nuestro centro de juego durante las vacaciones y como tus protagonistas realizábamos mil y un viajes.
ResponderEliminarUn relato excelente, Isidro, lleno de imaginación.
Como dirías tú: "ma encantao"
Un abrazo, Isidro.
¡Qué bueno!, ¿tú no serás Bruno?, jejeje.
Eliminar¿Qué sería de los humanos sin la imaginación?, creo que una cárcel perenne.
Y ¿Qué sería una vida sin infancia? Creo que como una tortilla de patata, sin sal, sin huevos y sin patatas.
Muchas gracias, Javier. Espero que nos veamos en la próxima quedada.
Un abrazaco.
Hola, Isidro.
ResponderEliminarEl viaje a la infancia, la patria más verdadera de todos nosotros. Y personificada en una cosa, de las que dejan huella indeleble en nuestra memoria. Me encantaría viajar a bordo de ese coche maltrecho y luego en el autobús del desguace. !Menudo lujo tener diez años! Quién los pillara. Me gusta mucho tu micro. Viajar es un placer que alegra el paladar. Tu texto me sabe a dulce. Mi máxima enhorabuena y un abrazo como el de ayer.
Como he dicho a Javier, ¡qué sería de nosotros sin imaginación o sin infancia! ¡One shit!
EliminarMuchas gracias por leer y comentar, amigo Edu. Me alegró volverte a ver ayer.
Seguiremos leyéndonos.
Un fuerte abrazo.
Como le he dicho a Javier, ¡qué sería de nosotros sin la imaginación y sin las viviencias de infancia! ¡One shit!
EliminarMe alegro mucho de habernos visto en la quedada. Espero repetir y que nos sigamos leyendo.
Un fuerte abrazo.
Divertido cumpleaños, con tu permiso me voy a montar uno igual...sí, a pesar de ser mayor. Un beso.
ResponderEliminarJeje, nunca se es mayor para hacer funcionar la imaginación. ¡Ánimo!
EliminarMuchas gracias y un abrazo, Maite.
No sé quién me cae mejor, si ese chófer capaz de llegar a cualquier sitio con cualquier vehículo, aunque no se mueva, o esa pandilla que le homenajea y acompaña de esa manera. El autor también me cae muy bien y ha escrito un relato tierno, positivo, que dibuja una sonrisa. Además, he tenido la suerte de darle un abrazo no virtual ayer. Este otro abrazo que te mando ahora no es menos sincero y grande, como tú.
ResponderEliminarMuchas gracias Ángel por tus siempre animosas palabras.
EliminarFue un verdadero placer, como siempre, compartir quedada contigo.
Dos abrazacos.
Precioso y nostálgico micro. Quién pudiera volver a esa edad donde todo era posible. Me encantó poder charlar contigo aunque sólo fuera un instante. Enhorabuena, maestro. Un fuerte abrazo. Gloria
ResponderEliminarEs verdad, Gloria, apenas pudimos charlar. Sigo pensando que se me hacen cortas las quedadas.
EliminarMuchas gracias por leer y comentar.
Un fuerte abrazo.
Quien no ha "viajado" en un coche así, no ha tenido infancia. Yo realicé mi viaje de novios (5 años mi novio y 4 yo) en un coche así. Es algo que no se olvida.
ResponderEliminarUn micro genial.
Jo, qué precoces!
EliminarRecomendable el desarrollo de la imaginación desde pequeños y así sin parar hasta que la parca lo prohiba.
Encantado de haberte conocido en Madrid. Espero que nos sigamos viendo y leyendo por mucho tiempo.
Un beso.
"...en el auto de papá/ nos iremos a pasear... vamos de paseo..." Con Isidro Moreno... subirse a sus letras... es placer inmenso...
ResponderEliminarLeerte y conocerte, porque me alegró saludarte en persona y recibir la buena energía que desprendes.
El relato es una gozada, un guiño a la imaginación (que no necesita ni ruedas ni vehículo para viajar) y al espíritu jovial, que tampoco necesita más que el presente para disfrutar.
Me has hecho niño de nuevo por un ratito, Isidro. Un abrazote.
El placer es mío por leerme por comentar y principalmente por conocerte.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo hasta Irún.
Viajar es un placer, y la vida una gozada cuando se comparte la imaginación y la amistad. Muy bueno, Isidro. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Salva.
EliminarMe alegra tu comentario. Un abrazo.
Maravilloso el encanto un poco gamberrete que transmite tu relato. Cuando tenía 7 u 8 años yo también viajé así con mis primas; en mi caso íbamos en un 127 amarillo que mi madre tenía aparcado en la puerta de la casa de la playa, durante aquellas siestas sagradas, en las que no se podía hacer ruido dentro... Me acabas de desenterrar un recuerdo precioso. Gracias por tu relato.
ResponderEliminarMe encantó conocerte el otro día, en efecto se hizo corta la cita. Un abrazo, Au.
Será gamberrete como tú dices, pero casi todos comentáis similares historias de la infancia, "ergo... gamberretes sumus"
EliminarTambién me encantó conocerte. Muchas gracias por leer y comentar.
Un beso.
Felicidad infantil en estado puro. Imaginar, cantar, reír juntos, soñar con lugares lejanos... También me has hecho recordar un viejo coche que alguien dejó aparcado en mi calle cuando era niña y en el que viajábamos felices. Tiene tu relato un cierto sabor a "Amarcord", a las entrañables pandillas de otros tiempos.
ResponderEliminar"M'ancantao", como te gusta decir. Y me encantó compartir contigo el encuentro en Madrid. Un besazo, Isidro.
Pues hasta ahora que lo comentas, no había recordado Amarcord (¡qué buena película, por cierto!), jajaja, pero ahí la escena era más gamberra y ya los protagonistas eran adolescentes que -como su nombre indican- adolecían de "una donna"
EliminarEs verdad que el relato tiene sabor de Amarcord "Yo recuerdo" (en dialecto italiano), al menos a la vista de todos vuestros comentarios.
Dos besazos para tí, amiga Carmen.
Tu micro lo tiene todo Isidro: Desparpajo, calidad narrativa, imaginación y un cierre perfecto por lo sorprendente.
ResponderEliminarEs ingenioso, entrañable, emocionante. Puedes estar muy orgulloso de haber escrito esta maravilla.
Yo, alguna vez, cuando sea pequeño, quiero escribir un relato como ese.
Me alegró verte de nuevo el sábado. Espero repetir y de que tengamos ocasión de charlar más rato.
Un abrazo.
Muchas gracias por tan gentil comentario, Antonio. Me alegra que lo hayas visto así.
EliminarAprovecho para reiterarte mis felicitaciones por haber sido el ganador de 2017 de 50 palabras.
Un fuerte abrazo y yo tb espero charlar más tiempo contigo en próxima quedada.
Gracias por llevarnos de paseo en este coche tan feo, Isidro. Además de parecerme un relato tierno y divertido, me has hecho recordar lo fácil que resultaba antes divertirse con muy poco. En cualquier caso espero que cuando Bruno sea mayor se esmere algo más conduciendo.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo. Y enhorabuena por este mágico relato.
Cuando Bruno fue mayor, tuvo un coche de verdad, siguió con esos amigos y otros pero para divertirse, bebían cerveza y recordaban los viejos tiempos cuando se subían a un coche del desguace y viajaban around the world con la imaginación.
EliminarMuchas gracias, amigo Quique por leer y comentar.
EliminarUn fuerte abrazo.
Leer este micro ha sido toda una regresión a la infancia, la camaradería y el no poner límites a la imaginación era nuestro mayor tesoro, y un "¡A casa!" era el mayor de nuestros problemas. Muy buen micro, narrado de una forma tan visual que toca lo sentimental. Enhorabuena, Isidro. Un besote.
ResponderEliminarEstoy convencido que si de mayores hiciéramos juegos de estos aunque fuese en plan experimento, lo pasaríamos genial quitando las telarañas de las puertas de la imaginación.
EliminarMuchas gracias Matrioska por leer y comentar.
Un abrazo.
Preciosa manera de viajar arrancando sonoramente el motor de la imaginación. ¡Ojalá te quede muchísima gasolina para hacer muchísimos viajes! Fue un placer poder saludarte, Isidro. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Juana, por tu gentil comentario.
EliminarEl placer de saludarte fue mío. Espero que nos veamos en muchas más ocasiones.
Un abrazo.
¡Genial! Imaginación a raudales la de esta pandilla. Me ha encantado, Isidro.
ResponderEliminarBesitos.
Muchas gracias, María José. Me alegro que te haya gustado.
EliminarBesos