Viajera nocturna
Sor Inés escapa con Edmundo en el sudario del abate Faria, pero el amanecer la devuelve al convento, donde solo les permiten textos sacros y, aunque para ella el suyo lo es, ha de ocultarlo hasta la noche. Entonces regresará con Dantés a reanudar la huida de sus respectivas celdas.
Hermoso futuro el de sor Inés: se convertirá en la princesa Haydée y, tras tantas noches contemplando las pasiones que no está destinada a conocer, volará, como una blanca paloma, rumbo a la libertad, más allá de la línea del horizonte.
ResponderEliminarY, cuando eso ocurra, le aconsejo que siga con la saga entera de los Tres Mosqueteros. El Padre Dumas, nos dé la absolución y la libertad. Amén.
Maravilloso, Pablo.
Muchas gracias, Patrícia. El Padre Dumas sí que sabía cómo liberar las mentes. Maravillosa eres tú. Hermoso, tu comentario.
EliminarBesazo fuerte, mi favorita.😉
Lo leo, lo releo, lo vuelvo a leer.Y me digo, ¡pedazo de micro! Después, miro quien lo firma. Ahora, me digo: sí, es posible, Pablo no solo lo ha vuelto a hacer, sino que se ha superado.
ResponderEliminarEl tema es precioso, la ambientación divina y el texto, sublime. No me queda otra que intentar copiarte. De aquí al 2030, espero tener uno donde las ansias de libertad se liberen mediante la lectura nocturna con la puesta en escena de estos personajes clásicos que hace que el paladar del lector se haga aguas. Ese viaje es el desvelo de las almas inquietas por defender su bastión, el derecho a soñar, a rebelarse mediante mediante el intelecto contra la imposición de cualquier atadura, sean hábitos o sean burkas.
Cuántas mujeres sometidas verían sus ansias representadas en este relato si tuvieran oportunidad. El señor Alexandre, no dudaría en invitarte a cabalgar con sus mosqueteros por haberle hecho este inmenso homenaje casi dos siglos después.
No sé cuál es el siguiente escalafón al de monstruo, ¿tal vez maestro?
No sé si soy capaz de darte un abrazo después de lo patidifuso que me he quedado con tu texto. Te lo doy en la quedada.
Manuel, qué exagerado eres, ni que fueras andaluz.
EliminarTú eres capaz de escribir lo que te echen y lo comprobamos dos veces al mes.
En cuanto al relato, ahora que tengo menos tiempo para salir y debo estar más tiempo en casa con uno que tú conoces (y con quien lo paso genial) es cuando ves lo liberador que puede ser la lectura y a la de sitios que puedes viajar sentado en un sillón. De ahí partió la idea. Fíjate que a este micro le he dado muchas vueltas, incluso tuvo mucho tiempo como protagonista a un fraile, pero luego preferí escoger a la compañera de Don Juan, para que hubiera un entorno más literario y jugar con dos personajes ficticios. Creo haber leído que por ahí lo ha apuntado Enrique Angulo, el otro mago de fin de mes.
Me he enrollado y aún me queda por responder un montón 😱.
Un abrazo y ya sabes que si vuelves por Sevilla no dejes de avisarnos.
Un abrazo.
Pablo
Monsieur Dumas sería feliz si supiera el homenaje que le has hecho. Una religiosa escapa de forma virtual de su existencia recluida mediante la lectura del Conde de Montecristo. Nunca olvidaré cuánto me gusto esta obra cuando era pequeño, que vi por televisión en compañía de mi madre en aquel mítico espacio de teatro "Estudio 1" de TVE, o más recientemente la versión cinematográfica con Depardieu como protagonista. La literatura es la mejor evasión. La noche es espacio en el que, liberados de obligaciones y distracciones, todo parece posible.
ResponderEliminarUn relato interesantísimo. Lo dejo ahí por no explayarme en adjetivos.
Un abrazo grande, Pablo
Mi querido Ángel, también recuerdo esa novela. Si no recuerdo mal la protagonizaba Víctor Valverde. Grandes novelas echaban en la tele aquellos tiempos.
EliminarComo bien dices la lectura es la mejor evasión, por eso yo me lo paso tan bien leyéndoos por aquí.
Un abrazo muy fuerte. Fue un gusto volver a verte.
Un abrazo.
Pablo
Esta monja que debe ocultar la lectura del Conde de Montecristo y que vive y siente cada noche la vida de Edmundo Dantes como la vida propia. Bello homenaje a Alejandro Dumas el que has realizado, Pablo, como bien han señalado otros compañeros.
ResponderEliminarA mí me pasas como a Ángel, que el Conde de Montecristo me recuerda a mi niñez, cuando lo veía en tele, aunque más que como en ESTUDIO 1, en un programa que hacían antes del telediario, en la única televisión que había entonces, que mayor soy, y que se llamaba NOVELA o algo así y que representaban obras de la literatura universal, y una de ellas fue el Conde de Montecristo que era de muchísimos capítulos, y yo me la veía, como Ángel, junto a mi madre.
Buen relato, Pablo.
Un abrazo.
Hola, Javier. Se ve que ya tenemos nuestros años y recordamos la novela mítica de televisión. Pero tiene cosas buenas lo de tener una edad, por ejemplo por haber descubierto esta obra a una edad magnífica para disfrutarla. Es cierto lo que dices, ¡qué de capítulos tenía aquello!
EliminarMuchas gracias por tus amables palabras, Javier.
Un abrazo.
Pablo
Espero que nuestra sor Inés logre encontrar sus sueños y vuele hacia la libertad que su tradicional mundo le impide alcanzar.
ResponderEliminarUn texto precioso, Pablo, que refleja tu categoría incuestionable como escritor. Da gusto poder leerte; un gran privilegio.
Enhorabuena.
Un abrazo.
Seguro que encuentra sus sueños, Enrique, y además, aunque ella aún no lo sabe, le espera una aventura con Don Juan.
EliminarDesde que estás en esta página creo que hay tres mosqueteros en ella y tú eres uno. El
Los otros son Enrique Ángulo y Enrique Mochón. ¡Vaya trío de ases!
Un abrazo. Me encantó conocerte. Es enriquecedor charlar con personas como tú. Con tu permiso, ¡Gracias, Malu!
Un abrazo.
Pablo
Pablo, esa Sor Inés en la que han despertado sus ganas de escapar al leer El Conde de Montecristo... la lectura, junto con su imaginación y sus ansias de libertad le permitirán volar hacia otros mundos, hacia sus sueños.
ResponderEliminarMuy buen micro, precioso homenaje a Dumas.¡Enhorabuena!
Besos.
¡Hola, Pilar!
EliminarMuchas gracias por tus gratificantes palabras. Has dado en el clavo con lo de volar a otros mundos y es que la lectura y la imaginación es la parte buena de este mundo tan trastocado.
Un beso.
Pablo
Hola, Pablo.
ResponderEliminarTe vales de la intertextualidad, un recurso típico de la micro literatura, y del que tanto gustas, para servirnos un texto tan impecable como brillante. La evasión que proporcionan la noche y la literatura, la buena, como la del Sr. Dumas, presta alas a la monja recluida como al propio Edmundo Dantés. Muy buen título y desenvolvimiento de la peripecia. Y un final que huele a libertad por todos lados. Mi más muy enhorabuena y un abrazo muy fuerte.
Muchas gracias, Eduardo. Me admira lo que sacáis con vuestros comentarios de una idea y cincuenta palabras. Enriquecéis el texto con cada aportación que hacéis y la tuya es una genialidad, como tus relatos.
EliminarAún suenan en mis oídos el cuento que me recitaste.
Un fuerte abrazo.
Pablo
¡Qué chulada de micro! Un mundo literario absolutamente vivo, en el que viajar libre mientras tu mundo duerme. Eres grande, primo. Besos y abrazos.
ResponderEliminar¡Jo, prima! Tú sabes que hay gente de la que te alegras mucho que te comenten y de ver, ¿no? Pues eso, que me has hecho muy feliz.
EliminarUn beso.
¡Pero que me gusta a mí esta chica! (Pensamiento interno que se ha colado en la respuesta).
Otro beso.
Pablo
Una maravillosa recreación literaria!!!!!!!!! Saludos!!!!!!!!
ResponderEliminarCuánto me alegro de que te haya gustado, Omar. ¡Muchas gracias por pasar por aquí!
EliminarUn abrazo.
Pablo
La literatura tiene ese poder, el de abandonar los estrechos márgenes de una pequeña celda para volar libremente por los caminos de la imaginación. Has unido los dos encierros, el de la religiosa en su convento y el del prisionero en su cárcel, el de sor Inés y el del conde de Montecristo. El resultado es un micro soberbio que homenajea a Dumas y a la literatura con mayúsculas.
ResponderEliminarAdmirable, Pablo. Enhorabuena y un abrazo virtual hasta muy pronto.
Muchísimas gracias, mi admirada Carmen. Aprovecho para darte la enhorabuena por ese segundo puesto con ese homenaje a la poesía.
EliminarTú también has dado en el clavo. El motivo de escoger la obra de Dumas fue precisamente la celda del Conde en el Castillo de If, que me venía muy bien para enlazarla con la celda de las monjas de clausura.
Tan buena lectora como escritora.
Besos.
Pablo
Es un guión soberbio, Pablo, lleno de transfondos y aderezado con guiños a la literatura eterna. Pero para que un micro te deje con la boca abierta, la narración debe estar a la altura de la idea y, créeme, no consigo cerrar la mía.
ResponderEliminarSe nota la búsqueda de tus límites en cada relato que haces, Pablo, ese intento de salir de la zona de confort para hacer crecer tus historias. Los estás conseguido sobradamente. No sólo crecen tus relatos, vuelan, y yo con ellos.
Felicidades por esta joya.
Un fuerte abrazo.
¡Vaya suerte! La subcampeona antes y el campeón ahora. Tú sabes mucho de la magia de la escritura, por ser mago y por Roxanne, que se ha llevado los parabienes de esta comunidad con todo merecimiento.
EliminarMe abrumas con tus palabras, que también me dijiste en persona, y que las recojo, como las del año pasado (quizá si he mejorado ha sido por tus consejos del año pasado y los de Patricia Richmond).
Lo digo muchas veces, pero lo repito porque soy un pesado. Si por algo merece la pena escribir y publicar en cincuenta es por leer, entre otros, tus maravillosos comentarios. Ese es el premio gordo que me llevo cada mes.
Un abrazo y dile a Roxanne que quizás, algún día, conozca a Sor Inés.
Pablo
La lectura de El conde de Montecristo me queda ya bastante lejana, así como las películas sobre la inmortal novela de Alejandro Dumas, dígase lo que se diga.
ResponderEliminarPor tanto, mis recuerdos al respecto no son muy precisos, aun así, el abate Faria es un personaje muy potente que se te queda tan grabado como el mismo Edmundo; abate que, por otra parte, tiene grandes conocimientos, incluso esotéricos, y quizá por eso, la Sor Inés de tu microcuento (en la que veo tanto a la novicia a la que intenta enamorar don Juan Tenorio, como a la religiosa y escritora mexicana Sor Juana Inés de la Cruz, a la que Octavio Paz dedicó un extenso libro –que, por cierto, tengo pendiente de leer-, serían dos símbolos de las ansias de libertad de las mujeres frente a la feroz opresión a la que les someten los hombres, y los conventos han sido uno de esos lugares donde muchas mujeres han tenido que recluirse a la fuerza, ahora mismo me viene a la mente la novela de Denis Diderot La religiosa), al ser envuelta en su sudario –en la novela de Dumas el abate muere- es devuelta al convento debido a unos poderes que parecen de ultratumba.
¿Qué convento es ese al que es devuelta? ¿Qué texto es el suyo que ha de ocultar hasta la noche? ¿Por qué medio puede regresar a la noche junto a Edmundo Dantés? ¿En qué consiste esa huida que reanuda cada noche, cual Ave Fénix, con Dantés? En fin, muchas preguntas que hacerse.
Lo que sí queda claro es que tu microcuento es un canto a la libertad, a esa libertad que busca Edmundo, injustamente encarcelado, con lo que sería un símbolo de todos los individuos injustamente encarcelados a lo largo de los siglos; y un canto a la libertad de las mujeres, anhelo que aún hoy está muy lejos de conseguirse incluso en los países más avanzados, pues en otros muchos esa libertad está más cerca de la Edad Media que del presente.
Así que tu historia, precisamente pergeñada, a la manera de las cajas chinas –yo también he metido alguna caja china en el comentario-, sugiere mucho y esconde mucho más, y nos deja amplios campos para la especulación y también para el disfrute.
Por todo ello, me parece un microcuento magistral, amigo Pablo, un abrazo.
Tus comentarios son obras de arte y una inmensa muestra de respeto hacia el que escribe. Como dije a Manuel, creo que eres el único que ha pillado que mi Sor Inés es la misma que la de Don Juan, porque la creé pensando en ella e imaginando que su corazón empezó a amar a Dantés para luego entregárselo a Don Juan.
EliminarEs un lujo tenerte por aquí y como le he dicho a Antonio, tus comentarios son el mayor premio que puedo recibir cada mes.
Como siempre, he aprendido contigo.
¡Qué ganas tengo de volverte a ver! Ojalá el tiempo me dejara escaparme a Burgos y dar un paseo contigo.
Un abrazo.
Pablo
Qué sabia es doña Ines escapando de su celda con la lectura. Vi la serie que dieron en televisión de El Conde de Montecristo y me fascinó. Has tenido una idea genial y la has desarrollado igual de bien. Felicidades, Pablo, y un abrazo.
ResponderEliminarPues sí que es sabia Sor Inés. Dicen que cuando la necesidad aprieta el ingenio se desboca, ¿o me lo acabo de inventar yo?😂. Alguien dijo algo parecido.
EliminarMe encanta lo que me dices, Juana. Me encantó conocerte y me dio rabia que la quedada no durase una semana para poder charlar más tiempo contigo y con muchos más. ¡Qué rápido se pasa el tiempo cuando uno está Agustí!
Un beso muy fuerte.
Pablo
Felicidades por este estupendo micro, Pablo. Podría haber sido escrito por el mismísimo Dumas, con el aliciente de tu sello personal. Combinación explosiva para el disfrute.
ResponderEliminarFeliz 2018 y un abrazo, amigo
Muchísimas gracias, María Jesús. Ya me hubiera gustado tener una millonésima parte de la creatividad que tenía Dumas. De hecho, en este micro me echó una mano.
EliminarUn beso fuerte. Me encantó verte de nuevo este año.
Pablo
Relato tan redondo como el giro diario de la tierra sobre su eje. Resulta muy agradable su lectura, incluso dejando a un lado ese implícito significado de tributo a la literatura y al poder de abstracción de la realidad que su disfrute proporciona a cualquiera, especialmentea aquellos que de un modo u otro se ven privados de libertad. Como es natural, tal historia solo puede provenir de un enamorado de las letras, con buen gusto al elegirlas y no menos al escribir las propias. En este caso nos has permitido escapar también junto a estos dos personajes (ya verás como al final nos van a pillar, ;-). Con todo, creo que es de lo más elegante y bello que te he leído, Pablo, y eso es decir mucho.
ResponderEliminarEnhorabuena por esta pequeña gran historia.
¡Y un abrazo! Ya mismo nos vemos…
Joder,si es que te salen las buenas frases sin querer: “tan redondo como el giro de la tierra sobre su eje”. ¡Toma ya! Donde a mí se me hubiera ocurrido poner “Me gusta tu relato” tú pones eso. Ahí se ve la diferencia abismal entre padrino y ahijado.
EliminarSabes que me encanta que te haya parecido redondo. Para mí es el mayor halago que me puedes dar y como he dicho antes,el premio gordo del mes.
Llevas razón en que soy un enamorado de las letras, pero te pongo una puntualización, de tus letras. Sobre todo de las tuyas, amigo, sea Micromochón, comentario o WhatsApp.
Un abrazo muy fuerte. ¡Qué bien lo pasé el sábado!
Pablo
Precioso tributo en una hermosa historia, me ha encantado. Un beso.
ResponderEliminarMil gracias, Maite. Precioso comentario el tuyo. Me ha gustado lo de tributo a una hermosa historia.
EliminarUn beso.
Pablo
Escapar de su fría realidad al calor de la imaginación. Genial, Pablo. Un abrazo.
ResponderEliminar“Escapar de su fría realidad al calor de la imaginación” ¡Toma ya! Otra frase para enmarcar. Tu frase es mejor que mi relato, amigo Salvador.
EliminarUn fuerte abrazo.
Pablo
De momento, os quiero agradecer a todos vuestros comentarios. Me abruman y me alegran a partes iguales.
ResponderEliminarA la vuelta del fin de semana espero contestaros personalmente como os merecéis.
Mil gracias.
Smith*
*Perdón. Se me coló. Esa era otra historia. 😁.
Smith, eres una “jarta” de pesao. Retírate ya, hombre.
EliminarA ti paso de darte abrazo.
Yo mismo
Enhorabuena, Pablo. Cada mes elevas el listón con la calidad de la historia y el arte para plasmarla.
ResponderEliminarSor Inés nunca será completamente prisionera de su convento porque ha encontrado la forma de evadirse con uno de los medios que liberan de cualquier cadena: La fantasía, propia o extraída de la literatura. El otro que también te da alas, para mí, está en la música.
Un abrazo.
Georges, no puedo estar más de acuerdo contigo en que, además de la literatura, la música también es el mejor medio para liberarse sin moverse de un sitio, aunque la mente ya se encarga de viajar gracias a ella.
EliminarMe dejas un genial comentario, querido amigo. El fin del relato era el hacer ver que la literatura nos hace libres (y la música también, por supuesto).
Un fuerte abrazo.
Pablo
La literatura construye puentes mentales que permiten ir a otro lugares. A veces, sustituyen esos viajes que no te puedes permitir; otras, propician el visitar lugares y mundos que nunca jamás existirán; permiten viajar en el tiempo; y otras veces son, simplemente, un medio para escapar de la realidad.
ResponderEliminar¡Qué suerte poder viajar con tus historias, Pablo!
Abrazo.
¡Vaya! Muchas gracias, amigo Carles. Yo también gozo, y mucho, de tus historias. Qué razón llevas cuando dices que la literatura construye puentes mentales.
EliminarEnhorabuena por tu hombre que está triste y azul.
Un abrazo.
Pablo
Mira por dónde, querido ahijado, este mes hemos venido los dos a hablar de libertad. Lo tuyo mucho más culto y homenajeando al gran Dumas.
ResponderEliminarViva la libertad, sí señor.
Enhorabuena por el texto, es brillante.
Besos mil.
Malu.
Pues me alegro de que te haya parecido brillante, Madrina. Ya sabes que escribo, además porque me cura y me divierte, para tener la recompensa de comentarios como el tuyo. Eso es lo que más me gusta. Mi texto puede ser culto por la obra que protagoniza el camino de la libertad de Sor Inés, pero no tiene ni la cuarta parte del corazón, y eso sí que vale, que tu “Bola”.
EliminarBesote bien fuerte.
Pablo