Amor etéreo
Dejó caer las vendas y se mostró: inerte, traslúcido, insignificante... Deseó volver a ser piel y átomo.
Ella deslizó sus dedos y descubrió temblorosa su gélida textura, sus formas imprecisas. En el dorso de su mano, una lágrima; en sus labios, una leve presión que le hizo cerrar los ojos.
Ella deslizó sus dedos y descubrió temblorosa su gélida textura, sus formas imprecisas. En el dorso de su mano, una lágrima; en sus labios, una leve presión que le hizo cerrar los ojos.
Hola, Jose.
ResponderEliminarUn amor de aire y de fría textura que se revela como tal. Un amor a la par muy sensible, como del más allá. No sé, como sideral. Buen texto. Un abrazo.
Hola, Eduardo.
EliminarAquí tenemos al hombre invisible en una versión menos truculenta que la de H. G. Wells, entregado e indefenso, expuesto ante su amada en un instante de mutuo descubrimiento.
Gracias por comentar. Un abrazo.
Prosa poética de gran belleza; difícil de definir, fácil de sentir.
ResponderEliminarSaludos
Clara Guti
He intentado transmitir ese sentimiento del que hablas, el momento en que ambos se funden a pesar del miedo y las dudas.
EliminarGracias, Clara. Saludos.
Este es el mejor amor. Me ha recordado una escena de la película Ghost. Me ha encantado.
ResponderEliminarEntre la película y este hombre invisible hay muchas similitudes, un amor encendido, imposible e irracional.
EliminarGracias por tu comentario, Maite.
Un amor con una criatura que ha traspasado el límite de la vida.
ResponderEliminarBella prosa llena de sensaciones .Un abrazo.
El amor es el más sorprendente y común de los milagros. Y este es un caso tan común como especial que supera la lógica y los límites de los sentidos.
ResponderEliminarGracias, Carmen. Un abrazo.