Deporte de riesgo
Entró en su casa. Abrió el armario de los tiestos. Sacó un arnés, ganchos, piquetas, mosquetones, una mochila y cuerdas. Con mucha parsimonia escogió prendas de abrigo ajustadas al cuerpo. Volvió a comprobar cada uno de los elementos. Se vistió.
Ahora ya estaba preparado para subir "la cuesta de enero".
Ahora ya estaba preparado para subir "la cuesta de enero".
Una persona precavida la de tu relato. A la hora de poner un tiesto en su balcón toma todas las medidas de seguridad posibles para sí mismo. Quizá solo le hubiera faltado pedir al ayuntamiento que cortase la calle, no vaya a ser que se le caiga la maceta a la vía pública. Más vale prevenir que lamentar.
ResponderEliminarUn abrazo, Salvador
Javier, más observador que yo, ha visto que faltaban 10 palabras. Ahora, con la cuesta de enero, el relato adquiere otro sentido y gana en jocosidad. Todo es poco para subir la dichosa pendiente.
EliminarAhí va otro abrazo
Siguiendo con los consejos añadidos de Ángel, yo también le diría a tu protagonista, Salvador, que se pusiera unos guantes, no fuera a pincharse con una espina de alguna rosa.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Hola, Salvador.
ResponderEliminarTu personaje va más allá de la ley de riesgos laborales. Para una tarea doméstica, colocar una maceta, toma toda suerte de precauciones. Qué barbaridad. Igual la quiere colocar en un lugar donde se requieran dotes de alpinismo, de escalador. Manejas muy bien la hipérbole, que creo que es como funciona tu texto, echando mano de ese recurso literario par dejar a tu personaje en evidencia. Es un metódico de muchísimo cuidado. Enhorabuena. Un abrazo.
Buenas, antes de comentarte, Salvador, decir que tu relato está incompleto, solo tiene 40 palabras. Esperaré a la versión completa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ya están las 10 palabras que faltaban. ¡Disculpas!
EliminarNo hay deporte de mayor riesgo que subir esa cuesta de enero. Muy ingenioso el micro, Salvador. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Pablo.
Jajajaaa!! Bien equipado que iba el zagal. Espero que haga cumbre sin contratiempos.
ResponderEliminarUn saludo.
Salvador, tu protagonista para realizar la subida a esa cuesta necesita estar bien equipado, aunque todo dependerá de los excesos de diciembre.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Un abrazo, Salvador.
¡Ja, ja, ja! Yo también acabo con una sonora carcajada. Bien pertrechado va tu protagonista Esperemos que la cuesta no sea demasiado empinada.
ResponderEliminarMuy irónico, Salvador. Besos.
Visto que el relato ha llegado hasta febrero, hemos de pensar que consiguió ascenderla. Otros muchos, para hacerlo necesitan la botella de oxígeno de un préstamo.
ResponderEliminarFresca ironía para solventar uno de los momentos críticos del año. Muy divertido, Salvador. Un abrazo.
Eso sí es un deporte de riesgo y de los extremadamente peligrosos... Afortunadamente solo son 31 días, que después de escalarlos desembocan en un mes de febrero muy cortito.
ResponderEliminarMuy bueno, Salvador.
Un beso grande.
Malu.
¿Seguro que tu protagonista lo lleva todo? No vaya a ser que eche en falta algo a mitad de la cuesta... ;-) Ocurrente tu micro, Salvador. Felicidades y un beso.
ResponderEliminarEntre el "kit antinevadas" que nos recomienda la DGT y los trastos que tu protagonista requiere para la "ascensión de enero", ¡¡vaya maletero que debe tener su coche!!...jeje
ResponderEliminarSimpático relato, pero con "miga"...
Un abrazo, Salvador
ja,ja,ja, creo que le va a hacer falta todo eso y mucho más. Muy original. Un beso.
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