El regusto amargo de las calabazas
Hacer una fiesta de Halloween aislados del mundo es arriesgado. ¿Quién iba a pensar que algún fantasma nos iba a encerrar, largándose después con las llaves? Seguro que fue tu marido, que propuso entrar sin teléfonos móviles en esta casa abandonada. Nunca le gustaron los asuntos de calabazas. Doy fe.
Juana, ese "fantasma" se ha tomado una buena venganza por las "calabazas" que le había dado su mujer.
ResponderEliminarEl título me parece genial y la historia muy original .
Enhorabuena ,Juana, muy bueno.
Un abrazo.
Hola, Juana María.
ResponderEliminarBuen texto el tuyo, con aromas del REC. El fantasma calabaceado se quiso tomar su venganza. Si es que las calabazas ni para los exámenes. Un beso y feliz todo para ti siempre.
Pues sí que era fantasma, que necesita vengarse encerrando en tal noche a un grupo de amigos, entre los que se encuentran su mujer y la que le dio calabazas.
ResponderEliminarMe gusta mucho el título y el doble sentido de las calabazas, Juana. Por cierto, asadas me encantan. Besos.
Dos son muchos en una historia como esta con calabazas de por medio, y tres son multitud obviamente, así que el marido ha decidido hacerlos desaparecer. Luego, que le pidan cuentas al fantasma. Los dobles sentidos hacen muy jugoso el relato.
ResponderEliminarUn beso, Juana.
Como me gusta la ironía con la que esccribes. pobre HOMBRE, POBRES HOMBRS
ResponderEliminarGenial
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sigue comenta y difunde si es que crees que vale la pena
un abrazo de los dos
Se vengó, y además los llevó al huerto. Un beso.
ResponderEliminarJuana, Has jugado perfectamente con los conceptos de Halloween, para ofrecernos un relato de autentico miedo.
ResponderEliminarCelebro tu fantasía tan rica, que llega a todos los armarios y rincones.
Suerte y un besito
El marido era un fantasma de principio a fin. Ese tipo de calabazas no le gustan a nadie, está claro... y él se vengó a base de bien.
ResponderEliminarUn relato redondo donde nos cuentas una historia relacionada con Halloween, donde las calabazas y los fantasmas son mucho más de lo que parecen a simple vista.
Enhorabuena, Juana.
Un beso grande y saludos a Joaquín, me encantó veros.
Malu.
A nadie le gusta que le den calabazas, pero quién no ha sufrido ese regusto amargo. Lo que no nos damos cuenta es de que nosotros, alguna vez, también las habremos dado, pero esas no las contamos, porque no nos han dolido. Seguro que este falso fantasma también merecería que lo encerrasen.
ResponderEliminarA pesar de que se trata de un drama, resulta a la vez divertido y original.
Un abrazo, Juana
Los yanquis, culturalmente, nos van colonizando en todo, he llegado a ver en bodas cómo la gente bebe Coca Cola con la comida. Y a eso no le veo demasiado sentido, a no ser que seamos incapaces de valorar lo propio. Roma derrotó a Grecia, cierto, pero los griegos se impusieron culturalmente a los romanos pues eran muy superiores en ese terreno, y estos edificaron la mayor parte de su cultura sobre la griega.
ResponderEliminarEn fin, no sé si viene muy a cuento lo anterior, pero yo de Halloween nada, ni truco, ni trato, ni calabazas, sino huesos de santo y buñuelos de viento; así que no sé si a los protagonistas de tu microcuento que se han quedado encerrados se les está bien por hacer esa fiesta de Halloween, pues esa parece ser una noche en la que los fantasmas andan sueltos, y aquí se puede aplicar la primera polisemia a tu microcuento.
Bromas aparte, a pesar del mal rato que estarán pasando esos personajes que han quedado encerrados, la historia tiene algo de desopilante, con esa otra polisemia entre las calabazas de Halloween y las calabazas sentimentales, de las que, al parecer, ese fantasma ha recibido una buena cosecha. Además, sorprende esa inocencia de los afectados por la broma pesada de desprenderse de sus móviles, algo que no hace hoy la mayoría de la gente ni bajo amenaza de muerte.
Desenfadado y genial tu microcuento, Juana, un abrazo.
Una venganza terrorífica impregnada de metáforas y fuerza irónica. Muy bueno, Juana. Un abrazo.
ResponderEliminarDivertida historia de Halloween y de calabazas, Juana. Buen plan el del marido y no poco su mérito al lograr que los invitados se separaran de sus móviles. Me encantó el “Doy fe” final.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ja, ja, ja. Muy buen micro Juana. Me he reído un montón. Un marido muy meticuloso y un final sorprendente. Y eso de dejarles los móviles un punto de acierto para la resolución de la historia. Hoy día no podemos vivir sin ellos. Bueno, me ha gustado mucho. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarJuana, juegas con el doble sentido de fantasma y calabaza, para contarnos una historia de venganza y asesinato. El marido se deshace a la vez de su mujer a la que ya no quiere y de la amiga a la que se le ha declarado y le ha dado calabazas. ¡Menudo fantasma!
ResponderEliminarBuen micro. Enhorabuena.
Besos apretados.
Mil gracias por vuestros interesantes y amables comentarios. Un abrazo para todos.
ResponderEliminarMe parece un relato muy ingenioso el tuyo, Juana. Estupendamente estructurado, dejando clara las intenciones de esos maridos, usando el término calabaza en toda su extensión y coronando el relato con un bellísimo título.
ResponderEliminarUn beso grande.
Pablo
Hay calabazas que sí, que dejan un regusto para algunos demasiado amargo y acaban por desquitarse. Un micro muy bueno y original, muchas felicidades y un beso grande, Juana.
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