Esperanzas

Tras su tercer hijo, desistió en su empeño por la niña. Más tarde, anheló conocer a sus futuras nueras. Un desgraciado accidente se llevó a dos de sus retoños.

Hoy, ataviada de madrina, se resigna oyendo a su hijo decir: "Yo, Juan, te quiero a ti, Pedro, como legítimo esposo".
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa - Web

33 comentarios :

  1. Y al final tuvo lo que quería, su tercer hijo era alguien con la mentalidad de una mujer. Muchos de nosotros nos negamos a aceptar que algunos de nuestros hijos sea Gay, y no debería primar ese sentimiento del qué dirán, si nuestros hijos son felices, qué más da el sexo que la naturaleza les haya dotado. Me ha gustado mucho el tratamiento que les has dado Isidro. Un fuerte abrazo.

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    1. Muchos son los progenitores que se quedan con las ganas de tener varón o hembra y se han dado casos de familias numerosas cuyo origen era la búsqueda del niño o de la niña. Pero eso eran otros tiempos, con otras ideas, otros prejuicios, otras economías, otos sistemas sociales/familiares... en fin, que te voy a contar que no se sepa y se vea a simple vista.
      En este caso, la mujer, madridna y, sobre todo, madre parece que ha pasado por tantas vicisitudes, que se ha amoldado perfectamente a los tiempos y circunstancias que le han tocado vivir.
      Muchas gracias por tu comentario, Carmen.
      Besos.

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  2. Eduardo Martín Zurita16/2/18, 11:35

    Hola, Isidro.
    Las esperanzas casi nunca se ven defraudadas. Qué fabulosamente juegas con la intriga para mantener al lector enganchado. Y la peripecia va desenvolviéndose hasta que al final llegamos, mediante tu teclado, a buen puerto: la apetencia de tu protagonista por tener una niña, y todo lo que eso supone de positivo (sostengo que la mujer, en términos generales es superior al varón) se materializa a través de su hijo, que contrae un matrimonio gay que ella acepta al ser la madrina en la ceremonia. Como dice Carmen, el tratamiento que has dado a la cuestión, que hoy tendríamos que tener todos más que superada asumida, comprendida absolutamente, es exquisito. Por todo ello, y por la redacción estupendísima del texto, mi más muy mayor enhorabuena. Y un abrazo grande, amigo.

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    1. Las bodas siempre me han parecido un patético desfila o una ridícula obra de teatro, manida y siempre interpretada por pésimos actores, especialmente todos los acompañantes a los contrayentes, pero no viene al caso nada más que por comentar que bajo ese traje de madrina, se adivinan los muchos reveses de la vida y la fuerza de la inteligencia humana para superarse y adaptarse al medio. Finalmente, creo que la madre está encantada porque su hijo es feliz y atrás quedaron sus ideas y anhelos que hoy se supeditan a la felicidad del hijo y quizás la suya propia.
      Mil gracias por tu gentil comentario, amigo Edu.
      Un fortísimo abrazo.

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  3. Parece que está un poquito decepcionada. Pero al final tendrá que aceptarlo. Aún puede tener unas preciosas nietas. Quien sabe. Aceptar la homosexualidad debería ser una experiencia liberadora.
    Muy bueno, Isidro!! Besotes.

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    1. Yo creo que su decepción pasó, hace tiempo, a resignación y hoy se ha acostumbrado, o no, pero le da lo mismo porque sólo quiere la felicidad de su hijo.
      Muchas gracias, Olga, por tu comentario.
      Besos.

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  4. Olé por esa madrina. Me la imagino con peineta y collar de perlas, llorando de emoción y felicidad y bien requeteguapa en la boda de su hijo.
    Me gusta mucho, Isidro, porque así es la vida. ¿O no?

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    1. Además, incluso, hace tiempo, perdió el sentido del ridículo y del "qué dirán". Creo que fue el día en que salio a la calle pensando "Mi hijo ha salido del armario. ¿Y qué?" se iba diciendo mientras parecía observar todos los cuartos pisos de la ciudad.
      Muchas gracias, querida Patricia, por tus siempre gentiles comentarios.
      Un fuerte abrazo.

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  5. Los anhelos y esperanzas constituyen algo muy íntimo y personal, además de respetable. Los de esa madre lo son, pero los de sus hijos también. Ya se sabe que "el hombre propone y Dios dispone". Nuestros proyectos no pueden ni deben condicionar los de los demás, cada cual posee los suyos y no tienen por qué coincidir. La resignación de esta madre es la muestra de que la vida, antes o después, pone a las personas y a las cosas en su sitio, guste o no.
    Un relato que viene a ser un tratado práctico sobre la psicología humana, contado con elegancia.
    Un abrazo, Isidro.

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    1. Las esperanzas se van modificando a lo largo de la vida y lo va marcando las diferentes pautas y circunstancias, de tal forma que lo que hoy es bueno o aceptable, quizá en el pasado nos hubiera parecido un horror o quizá algo tan maravilloso que nos hubiera sido casi impensable. En fin la vida misma.
      Mil gracias por tus generosos comentarios.
      Dos abrazacos, amigo Ángel.

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  6. La quiniela de la vida se rellena al azar y ella se ocupa de validar o no los resultados pretendidos. Tu forma de mirar las situaciones es única, Isidro, qué voy a descubrir a estas alturas, tan solo queda pues, solazarse, disfrutar de tu aguda perspectiva en estos micros que nos conceden la suerte de asistir al repicado de campanas y, a la vez, al sermón que se oficia.
    Brillante. De esos micros que llevan luz propia encendida. Un abrazo.

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    1. Estoy de acuerdo contigo sobre la quiniela de la vida, el azar y los desconocidos resultados que casi nunca sabemos cuando los veremos -los definitivos- y entre tanto... ahí seguimos sorteando baches, saltando charcos y eligiendo aceras, pero nunca conseguimos estar en la de enfrente.
      Mil gracias, amigo Manuel por tu comentario tan halagador.
      Un fuerte abrazo.

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  7. Donde haya "esperanza", sea de la naturaleza que sea, allí estoy yo para aplaudirla ;)
    Saludos

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    1. Gracias Clara. Espero que nos veamos en grupos de palmeros.
      Saludos.

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    2. Mis palabras eran un elogio sincero a tu ingenioso micro, Isidro. Espero que no hayas malinterpretado mis palabras. De vernos, mejor en un evento literario.
      Un abrazo.

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    3. NO, en absoluto. He entendido perfectamente tu comentario y mi respuesta (poco acertada, quizás) iba en sentido de que me unía a tu aplauso a la esperanza. Disculpa si me he expresado mal.
      Creo que no nos conocemos y probablemente no lo tuve en cuenta.
      Mil gracias y perdona.

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    4. Gracias a ti, Isidro. Unid@s, pues, en el aplauso a la esperanza.

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  8. Dos prejuicios en una sola dosis...El de perpetuar la rama femenina de la familia (tal vez con la arcaica idea, pero cierta en la práctica, de que sólo la mujer cuidará bien de esa anciana futura) y el de admitir una diversidad de género tan real como incómoda para tantas personas...

    Buen relato, Isidro.

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    1. Quizá el deseo de tener una hija, más la provenía por la necesidad de proyectar en ella la vida y deseos de lo que su madre no pudo ser o no pudo tener. Creo que les pasa a todos los progenitores con sus vástagos. Será ley de vida.
      Muchas gracias, Rafa, por tu comentario.

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  9. A esta señora le hacía ilusión tener una niña, pero el destino es terco, le arrebata a dos de sus hijos -con lo que ya no habrá posibles nueras que suplan ese anhelo- y el tercero se casa con otro hombre. Y ahí está ella, madrina de la boda superando todos los obstáculos y contribuyendo a la felicidad de los novios.
    Un aplauso para esta mujer y otro para ti, Isidro, por la frescura vital del micro. Besos.

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    1. No lo podías haber descrito mejor.
      Muchas gracias, mi querida amiga Carmen. Me hace ilusión que te pases por aquí a leer y comentarme.
      Un fuerte abrazo.

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  10. Me ha gustado mucho el final, es esperanzador, seguramente le recompensen por todo lo qué ha pasado en su vida. Un beso.

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  11. Yo también lo creo, pues a fin de cuentas, el amor de madre a hijo, es incondicional.
    Muchas gracias, Maite por leer y comentar.

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  12. Muy bueno, ahijado. Nos involucras en la ilusión de la narradora para luego sorprendernos con un final que nos lleva a la decepción.
    Suerte y abrazaco.

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    1. Hombre, ya no es decepción lo que la madre lleva. Los años y los tiempos que vivimos le han inmune a tantas cosas, que ya lo único que persigue es la felicidad de su hijo, que no es poco.
      Me alegra verte por aquí y tu comentario. Mil gracias padrino.
      Un abrazaco.

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  13. La vida golpea su felicidad y sus anhelos, pero la desgracia canaliza los sentimientos y las prioridades. Al final, la dicha ha ganado la partida a los prejuicios. Genial, Isidro. Un abrazo.

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    1. La capacidad humana de adaptación a las circunstancias, así como la capacidad de sufrimiento, es mejor no conocerlas o al menos, no conocer los límites. Nos asombraríamos.
      Muchas gracias, Salvador, por tu generoso comentario.
      Un fuerte abrazo.

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  14. Enrique Angulo23/2/18, 0:15

    Si no recuerdo mal, y eso a ciertas alturas de la vida ya no puede asegurarse, Sartre se refirió alguna vez a la cochina esperanza, aplicándole ese apelativo porque aferrándose a ella, incluso en las peores situaciones, los desfavorecidos hacían poco o nada por mejorar su situación en lo que a unirse y luchar se refiere para intentar hacer del mundo un lugar más justo.
    La esperanza, como tantas otras ficciones, nos hace pensar que lo que deseamos llegará algún día, a veces, incluso, sin que nosotros pongamos los medios, como aquel individuo que le pedía a la Virgen que le tocase la lotería, y ella le tuvo que decir que por lo menos jugase.
    Pero la vida rara vez sucede de acuerdo a cómo nos la imaginamos, ni tampoco suele parecerse nada a nuestras esperanzas, en definitiva, no deja de ser una partida en la que nosotros echamos una carta sobre la mesa y el destino echa otra.
    La vida te da sorpresas, decía una pegadiza canción de salsa, a veces son buenas, pero otras son malas, o muy malas, como le ocurre a la protagonista de tu microcuento que vio frustrados sus deseos de tener una hija, que perdió a dos de sus hijos, y que tuvo que aceptar que su hijo fuese homosexual y se casara con un hombre.
    Sus sueños de hijas, de nueras, de nietos se fueron todos por el desagüe del destino y tuvo que aceptar y sobrevivir con lo que le quedó.
    Luego, según sus creencias, se haría multitud de preguntas, expresaría multitud de lamentos, pero lo que le quedó es una realidad en la que todos sus sueños se habían convertido en humo, no sé si eso la haría más sabia pero, quizá, hay lecciones que es mejor no aprender a un precio tan alto.
    Gran microcuento, Isidro, que condensa en unas pocas líneas toda una peripecia vital, mis felicitaciones por ello y un abrazo.

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    1. Es cierto que bajo el concepto de esperanza, a veces, lo que hay es una pasiva resignación que deja al pairo el espíritu y a merced de las inclemencias externas.
      En este caso, era más una ilusión casi infantil, que se mantiene en el tiempo y en el mismo, se va desvaneciendo con la naturalidad y resignación que a todos nos marca la propia vida.
      Muchas gracias por tu generoso comentario.
      Un fuerte abrazo, amigo Enrique.

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  15. Buenísimo Relato. La vida que nos cambia de vía sin avisar. Un abrazo.

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    1. Muchas gracias, Carmen por leer y comentar. Me alegro que te haya gustado.
      Un abrazo.

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  16. Amigo Isidro, acabo de verte comentar y he recordado que tengo pendiente tu micro.
    Es muy sutil el mensaje que dejas. Ya deberíamos haber superado los prejuicios sobre la sexualidad de cada cual. Pero, aunque muchos se ponen la careta de estar por encima de esos prejuicios, cuando lo tienen que demostrar no están a la altura.
    Bien mensaje, Isidro.

    Un abrazo, bolo.

    Pablo

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    1. Querido amigo Hispalensis, muchas gracias por tu comentario y lectura. Yo creo que la pobre madrina, tiene superados, hace mucho tiempo, los prejuicios sobre la sexualidad. Al final, los que lo viven, lo sufren o lo disfrutan, son los que mejor lo entienden y superan esas diferencias.
      Mil gracias y dos abrazacos.

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