Heridas

Por las mañanas abre, cada día, las ventanas para orear la casa. Luego la puerta principal. Toma contacto con la vida y saluda a los vecinos. Mientras, barre cantarina. Desahoga su corazón herido. En el porche no hay azulejo con letanía: "Dios bendiga esta casa". Las cicatrices se curan solas.
Escrito por Carmen Martínez Marín - Web

11 comentarios :

  1. Eduardo Martín Zurita25/2/18, 18:39

    Hola, Carmen.
    Las cicatrices se curan solas pero no curan el mal. Ni el Dios bendiga esta casa, ni el azulejo, Ave María, aunque el buen ánimo ayuda a soportar lo punzante que supura en la memoria. ¿Mal de amores? Tanto da, lo malo es malo y punto, tenga la índole que quiera tener. Buen texto. Enhorabuena, un beso y feliz todo para ti siempre: sin heridas.

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  2. Carmen, me gusta mucho el tono que le has dado a tu micro. Parece una serie de fotografías que encierran toda la historia que tú protagonista. Y hablando de fotos ahí no hay quien te supere.

    Un beso.
    Pablo

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    1. ¡Muchísimas gracias amigo Pablo por ese piropo sevillano!
      Imáginate a una viejecita barriendo su puerta en una casa de la huerta, en su soledad.

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  3. ¡HOLA AMIGOS CINCUENTISTAS!

    Imagino que me estaréis echando de menos. No os leo, no os comento. Estoy un poco liada con un curso de fotografía y el "maestro fotógrafo nos manda muchos deberes" Así que estoy un poco retirada de los blogs.
    Pronto os volveré a leer y comentar.
    Quería decirlo por aquí
    MUCHOS BESICOS A REPARTIR.
    ¡Hasta siempre!

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  4. Carmen, me alegra leerte de nuevo, además con un relato que es una llamada a la actitud personal ante los desafíos de la vida. Como rezaba aquel título: más filosofía (de andar por casa si se quiere) y menos prozac y resignación.
    Un abrazo.

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  5. Esa casa no es bendecida porque en ella se produjeron heridas, aún no cicatrizadas. Pero la actitud de tu protagonista es la correcta: ella abre sus puertas a los demás y canta.
    Un abrazo, Carmen

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    1. Abrir puertas y ventanas siempre alivia y cura muchas heridas.
      Gracias Ángel.
      Besicos

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  6. Abrir puertas y ventanas, entregarse al trabajo cotidiano y cantar, aunque las heridas vayan por dentro. Qué gran lección de vida en la entereza de tu personaje, Carmen. Imagino a estas mujeres que nos precedieron cantando coplas y alegrando el corazón de familiares y vecinos, curándose a solas los golpes de la vida.
    Una alegría poder leerte. Besos, tocaya.

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  7. Pues mira, me ha conmovido, una gozada. Además siento el aire nuevo de esa casa. Un beso.

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