Heridas
Por las mañanas abre, cada día, las ventanas para orear la casa. Luego la puerta principal. Toma contacto con la vida y saluda a los vecinos. Mientras, barre cantarina. Desahoga su corazón herido. En el porche no hay azulejo con letanía: "Dios bendiga esta casa". Las cicatrices se curan solas.
Hola, Carmen.
ResponderEliminarLas cicatrices se curan solas pero no curan el mal. Ni el Dios bendiga esta casa, ni el azulejo, Ave María, aunque el buen ánimo ayuda a soportar lo punzante que supura en la memoria. ¿Mal de amores? Tanto da, lo malo es malo y punto, tenga la índole que quiera tener. Buen texto. Enhorabuena, un beso y feliz todo para ti siempre: sin heridas.
¡Gracias Eduardo !
EliminarBesicos también para ti.
Carmen, me gusta mucho el tono que le has dado a tu micro. Parece una serie de fotografías que encierran toda la historia que tú protagonista. Y hablando de fotos ahí no hay quien te supere.
ResponderEliminarUn beso.
Pablo
¡Muchísimas gracias amigo Pablo por ese piropo sevillano!
EliminarImáginate a una viejecita barriendo su puerta en una casa de la huerta, en su soledad.
¡HOLA AMIGOS CINCUENTISTAS!
ResponderEliminarImagino que me estaréis echando de menos. No os leo, no os comento. Estoy un poco liada con un curso de fotografía y el "maestro fotógrafo nos manda muchos deberes" Así que estoy un poco retirada de los blogs.
Pronto os volveré a leer y comentar.
Quería decirlo por aquí
MUCHOS BESICOS A REPARTIR.
¡Hasta siempre!
Carmen, me alegra leerte de nuevo, además con un relato que es una llamada a la actitud personal ante los desafíos de la vida. Como rezaba aquel título: más filosofía (de andar por casa si se quiere) y menos prozac y resignación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y yo me alegro que me leas, Manuel.
EliminarBesicos
Esa casa no es bendecida porque en ella se produjeron heridas, aún no cicatrizadas. Pero la actitud de tu protagonista es la correcta: ella abre sus puertas a los demás y canta.
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen
Abrir puertas y ventanas siempre alivia y cura muchas heridas.
EliminarGracias Ángel.
Besicos
Abrir puertas y ventanas, entregarse al trabajo cotidiano y cantar, aunque las heridas vayan por dentro. Qué gran lección de vida en la entereza de tu personaje, Carmen. Imagino a estas mujeres que nos precedieron cantando coplas y alegrando el corazón de familiares y vecinos, curándose a solas los golpes de la vida.
ResponderEliminarUna alegría poder leerte. Besos, tocaya.
Pues mira, me ha conmovido, una gozada. Además siento el aire nuevo de esa casa. Un beso.
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