Huir
Corrí mucho, adentrándome en la oscuridad, escapando de tus malos tratos, donde un grito desgarrador de mi boca no llegase a oírse nunca más. Agotada, encontré asilo en una pequeña cabaña. Cual Blancanieves me sentí al ser acogida por unas manos benévolas, que con cariño ofrecían caricias, besos, abrazos...
Hola, Cristina.
ResponderEliminarMe he equivocado. Tu comentario es el primero de Francisco, el cincuentista que te sigue en orden.
Siempre, hay que escapar siempre de los malos tratos. Un beso.
ResponderEliminarUna caricia o un gesto de cariño en esta situación debe ser como un rayo de sol en la tormenta; como dice tu protagonista, para sentirse parte de un cuento. Saludos, Cristina
ResponderEliminarHuir, siempre huir de la barbarie y encontrar la paz en otro lugar, todos los personajes merecen un final de cuento.
ResponderEliminarUn saludo.
Malu.
Los "enanitos" debiéramos ser toda la sociedad. Ese es un reto crucial.
ResponderEliminarUn saludo, Cristina