Melancolía
Amaneció cargado de nostalgia. Recordó la belleza de los jardines donde pasó su infancia. Añoraba la vieja pagoda y los bellísimos nenúfares que coloreaban la superficie del estanque en el que chapoteaba.
Ahora, encerrado entre cuatro paredes de cristal, se deslizan sus lágrimas por su piel mientras croa de melancolía.
Ahora, encerrado entre cuatro paredes de cristal, se deslizan sus lágrimas por su piel mientras croa de melancolía.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola, Pilar, amiga, poeta, maestra.
ResponderEliminarCon regustos poéticos por todos los rincones, nos traes palabras bellísimas a pesar de su connotación triste: melancolía, nostalgia. La historia de la rana y el príncipe. Nunca estamos a gusto con nuestra condición, sea esta la que fuere. Vivimos en un permanente estado melancólico, nostálgico. Somos la insatisfacción personificada. La humana condición es así, en eso consiste. La poesía es muy hermana de la melancolía, de la añoranza, de pasados no vividos nunca o de futuros que se nos van entre las manos de los sueños como peces escurridizos, brillantes misterios fusiformes. Somos de esta manera, qué le vamos a hacer. Pues contarlo tan bien como lo has hecho tú, sugiriendo, vertebrando a la perfección las costuras invisibles de la literatura implícita. Mi muy más mayor enhorabuena, un beso muy entrañable y poético y feliz todo para ti siempre.
Eduardo, siempre es un placer leer tus comentarios, hechos desde el cariño. Mi pequeño protagonista llora de melancolía por la pérdida de sus raíces y por la ausencia de su libertad. Ambas cosas son vitales para cualquier ser vivo.
EliminarMuchísimas gracias por tu hermoso comentario.
Besos muy apretados, llenos de poesía, amigo.
Siempre recordamos con nostalgia los lugares donde fuimos felices. La vida, a veces, nos hace vivir en peceras de cristal. Por eso no debemos cejar en nuestro empeño, pues podemos romper el cristal que nos aprisiona y hacer de nuestro habitat un lugar pleno de aire puro y luz que nos haga ser felices. Un relato precioso, Pilar. Qué alegría que coincidan nuestros relatos el mismo día. Un abrazo.
ResponderEliminarLuis, toda una sorpresa coincidir el mismo día. Todos los seres vivos necesitan ser libres y elegir dónde y cómo vivir.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Besos apretados.
Pilar, bellísimo texto y como su título indica lleno de melancolía. Triste historia la de este sapo que añora sus días de libertad en algún estanque y que ahora vive recluido en una pecera. Tu historia la podemos trasladar a la realidad y la vida cotidiana, por muy bellas y adornadas que estén las cárceles, no hay nada comparable a disfrutar de la libertad, ir a donde uno quiera. Ni aunque las celdas tengan barrotes de oro.
ResponderEliminarLa frase inicial me encanta "amaneció cargado de nostalgia", la cual unida a la frase final resumen al completo todo el relato.
Muy bueno, Pilar, me ha gustado mucho.
Muchos besos, Pilar.
Javier, así es, por buena que sea una prisión nada hay comparable a la libertad. Si además te aleja de tu hogar, es mucho más doloroso.
EliminarMuchas gracias por tan acertado comentario, lleno de palabras de cariño y por tu apoyo incondicional.
Besos muy muy apretados.
Bellas palabras que describen un mundo tan perfecto... Una tristeza melancólica tan bien contada... y al final, nos ha salido rana! Menudo giro. Excelente relato, Pilar. Un beso.
ResponderEliminarPepe, la vida a veces da un giro que te hace perder todo lo que hasta ese momento disfrutabas. Debe de ser muy duro perder tu libertad.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Besos apretados, amigo.
El texto está plagado de la melancólica belleza de la lírica japonesa que tú tan bien dominas: el amanecer, los jardines y pagodas, los nenúfares y el agua del estanque. Es el escenario añorado de la infancia.
ResponderEliminarNo es hasta la segunda parte cuando nos descubres la naturaleza del protagonista, un sapo que ha perdido la libertad en el cristal de una pecera. Has conjugado la tradición japonesa con uno de los temas más relevantes de la literatura, el del lamento del prisionero.
Felicidades, Pilar. Suerte y besos.
Carmen, siempre que pienso en un lugar lleno de paz y armonía veo un jardín japonés. De allí arrancaron a mi protagonista contra su voluntad y lo encerraron lejos de su hogar entre paredes de cristal. De ahí su melancolía.
EliminarMuchas gracias por tu precioso comentario.
Besos muy apretados, amiga.
Preciosista relato el tuyo Pilar. Donde la belleza de las descripciones nos traslada a ese mundo tan bello de paisajes oniricos. Me ha gustado mucho ese poso de melancolia. En verdad he respirado tu paisaje. Muchos besitos.
ResponderEliminarCarmen, muchísimas gracias por pasar a leerme y dejarme tu bello comentario.
EliminarBesos apretados, amiga.
Como alguien dijo, para vivir no solo hacen falta medios, también motivos. Nada hace pensar que tu sapo no tenga resuelta la manutención en esa jaula de cristal en la que alguien le ha puesto, pero añora su entorno anterior, mucho más rico. El estado anímico y el comportamiento de un mismo ser vivo viene condicionado en buena parte por el lugar en el que se encuentre. No puede ser igual ese hermoso jardín japonés, que tan bien describes, que un frasco.
ResponderEliminarUn abrazo, Pilar
Ángel, totalmente de acuerdo. Nada es comparable a la libertad, aunque se trate de un batracio.
EliminarEsto es totalmente extrapolable a cualquier ser vivo.
Mil gracias por tu certero comentario. Espero que el micro te haya gustado.
Besos apretados, amigo.
Desposeído de su trono un príncipe añora, melancólico, su reino. Esa lectura me arrojaba el primer párrafo. Y es así, solo que el príncipe es un ser libre, un sapo o rana, privado de su mayor don: la libertad. Creo que en este animal podemos ver reflejados la tristeza que invade a todas aquellas personas que son arrancadas, por un motivo y otro, del lugar a donde pertenecen.
ResponderEliminarNo solo hay belleza a raudales en tus palabras, sino un mensaje, como una queja suave y profunda, que escapa entre los intersticios y acaba impregnando todos y cada uno de los elementos del relato.
Precios, Pilar. Besos apretaos, amiga.
Manuel, has dado con el mensaje que pretendía transmitir con mi relato. He querido sorprender con mi giro final, pero como muy bien dices la situación sería igual si la sufre una persona que es arrancada de su hogar contra su voluntad y que además le arrebatan su libertad.
EliminarMil gracias por tu maravilloso comentario y por leerme siempre con tanto cariño.
Besos muy apretados, amigo.
Ha suscitado tantos comentarios tu micro que solo se me ocurre felicitarte... una vez más.
ResponderEliminarMª Luisa, muchas gracias por tu amable comentario.
EliminarBesos apretados.
Melancolía es una palabra que siempre me ha gustado, aunque no llevada al extremo con que se la define en el Diccionario de la Lengua Española, que dice que quien la padece no encuentra gusto ni diversión en nada.
ResponderEliminarLa melancolía que a mí, digamos, me gusta, es como una manera de ver el mundo desde nuestra pequeñez y con la espada de Damocles del paso del tiempo y las pérdidas que ello conlleva –aunque los años pueden aliviar penas pasadas y traernos cosas buenas-, como un anhelo al estilo de los místicos de una unión más profunda con la vida y el universo.
Tras esta digresión, decir que en tu microcuento nos traes una melancolía animal, haces, como tantísimos autores, una personificación de un batracio que añora sus buenos tiempos de libertad en esos parajes orientales que tan bien describes y que, por sí solos, ya transmiten paz y belleza, todo lo que uno desearía para llevar una buena vida en armonía y libertad, algo que, debido a una nefasta mano, pierde tu personaje, lo que le lleva a esa nostalgia de anhelar lo perdido y a esas lágrimas de tristeza por su penosa situación.
Pero hay mucho más, y creo que la idea más importante es la de la defensa de la libertad como el bien supremo, tal y como le dice Don Quijote a Sancho, que es el más precioso de los dones que a los hombres dieron los cielos y que por ella se puede y se debe aventurar la vida.
También hay en tu microcuento una defensa de los animales como seres que, tal y como está demostrando la ciencia, nos son muy cercanos y, por tanto, les debemos el máximo respeto y el mejor de los tratos, y si te gusta ver cómo sufre un animal, entonces no eres un ser humano, eres un monstruo, tal y como dice Saramago.
Y sin llegar a esos extremos de salvajismo en el que caen tantos, también si los esclavizas, o los encierras para tu disfrute, no puedes pensar que tu comportamiento es correcto, o si los tienes encerrados y les das un trato vejatorio para beneficiarte económicamente.
Y este sería un tema con muchas ramificaciones y en el que se nos podría decir a muchos eso de “el que esté libre de pecado...”
Todo eso me transmite tu microcuento, y te felicito por ello, pues esas son las mayores aspiraciones que debería tener toda vida: el amor a la libertad y el respeto a todos los seres vivos.
Besos apretados, Pilar.
Enrique, tras leer tus comentarios siempre me dejas sin palabras. Agradezco enormemente todo lo que dices sobre mi micro y me emocionan especialmente tus últimas palabras, dichas con tanto cariño.
EliminarMil gracias por todo lo que siempre aprendo de ti y te deseo mucha suerte en esa final mensual de REC. Eres muy grande y eso ya es todo un premio.
Besos apretados, amigo.
Hay una gran belleza en tu relato, en la nostalgia por la belleza de esos jardines perdidos. Tu protagonista es un sapo, pero podría ser cualquiera de nosotros.
ResponderEliminarUn beso, Pilar.
Georges, así es. El deseo de libertad es común a todos los seres vivos, al igual que la melancolía y la nostalgia.
EliminarMuchas gracias por tu amable comentario.
Besos apretados.
Un micro cargado de una belleza embriagadora que te hace flotar entre la serena descripción del paisaje y el recuerdo melancólico de tu cautiva y verde protagonista. Muy conseguido, Pilar, enhorabuena. Muchos besos.
ResponderEliminarMatrioska, me alegra mucho que te haya gustado.
EliminarMuchas gracias por tu hermoso comentario.
Besos apretados, amiga.
Pilar, Felicidades por tus éxitos cuentistas.
ResponderEliminar"Melancolía", es una muestra de la hondura poética, que imprimes a toda tu producción. Sabes transmitir sentimientos.
Besito virtual.
Maria Jesús,cuantas cosas bonitas me dices. Saber que el sentimiento que pongo cuando escribo llega hasta vosotros, es todo un premio para mí.
EliminarMil gracias por tu bello comentario.
Besos muy apretados, amiga.
Qué bella es la tristeza/melancolía/añoranza cuando se viste de poesía.
ResponderEliminarUn saludo respetuoso
Pascual, agradezco mucho tus bellas palabras para mi micro.
EliminarBesos apretados.
Un ser que llora su vida perdida y clama su libertad enjaulada tras el frío cristal. Precioso texto, Pilar. Un abrazo.
ResponderEliminarSalvador, cuanto duele la ausencia de libertad y la pérdida de tu hogar.
EliminarMuchas gracias por tus bonitas palabras.
Besos apretados, amigo.
Wow!! Rebueno y rebonito micro. Aplausos mil.
ResponderEliminarGladis, muchas gracias por tus palabras.
EliminarBesos apretados.
Preciosa descripción poética, una gozada y bien lo siento por el sapo. Muy bueno. Un beso.
ResponderEliminarMaite, mil gracias por tus bellas palabras. ¡Qué hermosa es la libertad y cuanto duele cuando se pierde!
EliminarBesos apretados.
Pobre ranita!!!
ResponderEliminarMuy bien contado y descrito. Un beso.
Olga, muchas gracias por tu comentario.
EliminarBesos apretados.
Precioso Pilar, en pocas palabras resumes toda la melancolía de este pequeño ser. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarEsa melancolía que siente por su falta de libertad.
EliminarMuchas gracias, Mirta.
Besos apretados.