Quedada cincuentista del 2063
Siempre puntual, el viejo Álex esperaba la junta de este año. Recordaba sus comienzos y cómo los que ya no estaban le habían jurado que "ni muertos" se perderían el 50º aniversario.
Los gritos de terror y el olor a putrefacción indicó la llegada de los primeros cincuentistas al restaurante.
Los gritos de terror y el olor a putrefacción indicó la llegada de los primeros cincuentistas al restaurante.
Hola, jean.
ResponderEliminarPelín tétrico tu texto, pero muy bueno. ¡Vida larga para cincuenta palabras! Aunque nos toque acudir a la quedada vueltos fiambre. Un abrazo.
Jajajaa!! Terrorífico!... Intentaré no morirme antes de fecha.
ResponderEliminar¡Qué buenooooo!!! Aunque, la verdad, no me imagino un Álex viejecito, ni quiero pensar cómo estaremos los demas. Me apunto ya a la quedada del 50 aniversario. No faltaré... ni muerta.
ResponderEliminarUn gran relato, Sr. Durand.
Cómo estaré ya que se me caen los acentos...
EliminarGenial colofón a este día tan especial. Yo ya estoy apuntado a esa quedada. Tan solo pido que tú también vayas, y si es en alguna antes, pues mejor.
ResponderEliminarComo siempre, mi querido Jean, tu imaginación reina en tus textos.
Un fuerte abrazo, amigo.
Pablo
Señor Durand, muerto y veinte veces muerto, acudiré, si no me llega la vida, para ese encuentro. Acuda usted, también, y así nos conocemos, aunque sea en mortaja. Habrá que ir encargando ambientadores.
ResponderEliminarNo deja usted de sorprender. Un abrazo.
La palabra dada es un dogma de fuego que ni la muerte apagará, ja, ja, ja. Original y divertido, Jean. Enhorabuena. Un abrazo.
ResponderEliminarEn persona, de cuerpo presente o en espíritu, hay cosas que nunca querremos perdernos. El problema será conseguir un espacio suficiente para albergar a tanto personal, generaciones nuevas incluidas.
ResponderEliminarCombinar humor negro y cariño es algo que no se le ocurre a cualquiera, plasmarlo así de bien tampoco es fácil.
Un abrazo, Jean
Me imagino la cara de los camareros del restaurante cuando nos vea aparecer. Creo que los nuevos cincuentistas nos pondrán en una mesa aparte, para que no les molestemos con batallitas de difuntos.
ResponderEliminarMuy original, me ha encantado.
Muy imaginativa tu quedada en el futuro, Jean. Yo no me la pienso perder. Ya tengo la sábana preparada y algunas esencias para no aterrorizar a las nuevas generaciones de cincuentistas.
ResponderEliminarMientras tanto, te envío un gran abrazo.
¿Te das cuenta Jean, que los más jóvenes cincuentistas, cuando lleguen esas quedadas futuras, van a estar "inquietos", observando con aprensión cualquier extraño movimiento de vasos, cubiertos, platos, etc..., o sobresaltados con corrientes de aire repentinas que hagan moverse los manteles de la mesa...? jeje
ResponderEliminarNo soy muy creyente de entes, ectoplasmas, o ánimas deambulando en los límites de la vida y la muerte, pero reconozco que la situación propuesta es un argumento literario maravilloso...
Por si acaso, ¡¡reservarme sitio!! jeje
Un abrazo
Seguro que a esa voy.
ResponderEliminarEspero de verdad ir a la próxima, El relato es un poco zombie pero, te ha quedado estupendo. Un beso.
Me temo que yo seré una de esos malolientes cincuentistas, siempre que mis obligaciones bajo tierra me lo permitan. ¡Qué original y divertido, Jean! Eso sí, un poco tétrico también. Un abrazo.
ResponderEliminarPues yo pienso ir a esa quedada del 2063, no sé si en cuerpo o espíritu, pero iré seguro. Espero que antes de esa fecha ya nos hayamos visto en persona, Jean, si no, nuestros espectros se saludarán mutuamente, ja, ja, ja...
ResponderEliminarDe lo más original, como no podía ser de otra manera viniendo de ti.
Beso grande.
Malu.
jajaja, me veo, no sé si asustando o gritando, pero me veo
ResponderEliminar¡Qué buen humor, el tuyo, Jean!. Resucitas hasta los muertos. Así sea.
ResponderEliminarSaludos desde el otro lado del Océano.
De entrada, espero que inventen pronto alguna pócima para que podamos prolongar nuestras vidas, porque incluso cien o más años no dan para nada, sobre todo si uno tiene que ocupar gran parte del día en engorros como mirar cuáles son las mejores ofertas de esto o de lo otro, y quitarse de encima a la legión de pesados y a comedores de tiempo que pululan por el orbe como plagas de langostas.
ResponderEliminarEl segundo invento que tienen que hacer pero ya es algo que nos rejuvenezca y mantenga nuestras facultades, no sirve vivir más de cien años hecho una piltrafilla como decían en cierto anuncio sobre latas de atún.
Y ya, en esas condiciones, pues no habrá disculpa alguna para no acudir a esa quedada del año 2063. Además, como muy bien has apuntado en tu microcuento, si algunos no llegamos a tiempo para pegarnos unos lingotazos de esos elixires de la eterna juventud y la vida, sino no eterna, al menos ‘matusalénica’, llegaremos allí como fantasmas o zombis, ya se verá, que tampoco es que sepamos mucho de cómo funcionan las cosas por esos andurriales del ultramundo, espero que haya alguien por allí que nos oriente.
Un abrazo Jean, salud a Cincuenta y que no nos falte el humor, tampoco el amor, por supuesto.
La última frase es matadora, Jean. Si todo sigue como hasta hora no está claro si llego en forma de anciana o de zombie. Tu relato podría causarme intriga hasta el año 2063, jajaja. ¡Me encanta!
ResponderEliminar"como hasta *ahora"
EliminarPara esa quedada a algunos nos tendréis que convocar vía ouija, yo me apunto, pero si no contesto, insistir, que a veces me disperso un poco. ;-) Muy simpático y cómico, Jean, felicidades por la ocurrencia. Un beso.
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