Arded, arded, malditos
Sangre por todas partes.
—¡Que no escape esa zorra viva! —gritaba el hombre maniatado.
Era consciente de que moriría allí, pero antes, esos malditos bastardos saltarían por los aires.
—¿Te acuerdas de lo que me dijiste cuando nos conocimos?
Escupió.
—Seguiré siendo una puta, cariño, pero tengo asientos de primera.
—¡Que no escape esa zorra viva! —gritaba el hombre maniatado.
Era consciente de que moriría allí, pero antes, esos malditos bastardos saltarían por los aires.
—¿Te acuerdas de lo que me dijiste cuando nos conocimos?
Escupió.
—Seguiré siendo una puta, cariño, pero tengo asientos de primera.
Micro muy visual, casi cinematográfico. La frase final, clave del micro, es de primera ;)
ResponderEliminarGracias Marco
EliminarHola, Raquel.
ResponderEliminarSuena a cine y de cine. Danzad, danzad, malditos: arded, arded. Pero ella no danza ni arde ni se quema: está sentada en primera fila para poder contemplar más nítido el dantesco espectáculo. Buen texto. Un beso y feliz todo para ti siempre.
Gracias Eduardo. Feliz todo para ti también
EliminarEstoy de acuerdo con Marco y con Eduardo. Este relato tiene indudables tintes cinematográficos, es muy visual y dinámico, algo, por otra parte, habitual en ti, como pudimos comprobar en los episodios de esa guerra imaginativa que desplegaste.
EliminarEn esta ocasión, la crueldad que acredita la protagonista parece quedar algo justificada, al menos, ante las palabras nada piadosas y sin atisbo de arrepentimiento de quien va a terminar devorado por las llamas.
Un abrazo, Raquel
Gracias Ángel, supongo que tengo más referencias cinematográficas que literarias. También es verdad que estudié cine, y pienso mucho en guión... No sé.
EliminarUn abrazo fuerte.