Convivencia
Mi marido solo tiene un defecto, pero es difícil de sobrellevar.
Una noche, cuando yo buscaba las palabras para la ruptura, unos ladrones entraron en casa. Después se produjo aquel estruendo inhumano que les puso en fuga.
Sigo sin dormir mucho, pero nunca he vuelto a quejarme de sus ronquidos.
Sigo sin dormir mucho, pero nunca he vuelto a quejarme de sus ronquidos.
Hola, Ángel, querido amigo.
ResponderEliminarHasta los defectos, sobre todo si son solo uno, despliegan positivamente su virtualidad operativa. Los ronquidos, la apnea del sueño, y gaitas parecidas, dificultan la convivencia, que duda cabe. Se cuenta de una pareja que primero dormía en camas separadas, luego en habitaciones distintas para terminar habitando casas diferentes. Los tremebundos ronquidos evitaron un robo cuando se cocía la ruptura entre la pareja. No hay mal que por bien no venga. Me gusta tu propuesta. Mi mayor enhorabuena y un abrazo muy muy entrañable.
Hasta de lo peor puede sacarse algo positivo. Como bien dices, la perfección no existe y defectos existen siempre, si solo se trata de uno, aunque sea molesto, no es mucho; si además sirve como alarma que preserva el hogar, quizá deba prevalecer la paciencia y la resignación bajo la política de "una cosa por la otra".
EliminarMuchas gracias por tu temprano, amable y certero comentario, Eduardo.
Otro abrazo para ti
Ángel, los ronquidos pueden ser motivo de separación e incluso de algún asesinato. Son en ocasiones insoportables y odiosos. Pero tu protagonista, por suerte, ha encontrado en ellos un motivo para permanecer junto a su marido. Me divierte eso de "estruendo inhumano" nos haces sentir el volumen de los ronquidos. Yo le aconsejaría a la mujer unos buenos tapones, para así poder dormir.
ResponderEliminarMuy buen relato, nos mantienes enganchados sl texto hasta el final. Y el título muy bien hilado, ya que lo que iba a ser motivo de una separación, es motivo de unión, de convivencia. Genial.
Un abrazo enorme ,Ángel.
En toda convivencia se producen momentos bajos. Hacer de un escollo que parecía insalvable un motivo más para sumar a la vida en común es algo muy positivo, que dice mucho de quien lo hace, aunque haya tenido que suceder algo externo y definitivo para que se diera cuenta. A veces necesitamos un toque de atención ajeno para valorar lo que tenemos.
EliminarMuchas gracias, Javier
Otro abrazo grande
Jajjajajajajjaja De todo podemos sacar algo positivo. Me has sacado una carcajada. Enhorabuena, Ángel. Genial, como siempre!!!
ResponderEliminarNo dejamos de enfrentarnos a problemas continuos, desde que nos levantamos y, a veces, como es el caso, hasta cuando intentamos descansar en la cama. Es de sabios intentar sacar positividad de donde parece que solo hay caos y sufrimiento, aceptar en nuestras vidas lo que no tiene remedio.
EliminarMe alegro de que te haya gustado y, más aún, divertido.
Gracias y un abrazo, Carmen
Me has hecho reírme a carcajadas. Y sólo puedo decirte que, si no te quisiera ya tanto, te querría más.
ResponderEliminarAbracicos.
Si hay algo mejor que la risa que venga alguien y lo diga, porque yo no lo conozco; bueno, sí, el cariño, que ya sabes que te tengo mucho y agradezco infinito el tuyo.
EliminarAbrazos grandes
Al final, ese plus de seguridad ha decantado la balanza, ja, ja, ja. Muy original y divertido, Ángel. Un abrazo.
ResponderEliminarHasta de lo peor puede sacarse algo bueno y a las personas hay que aceptarlas con todo lo que tienen. Si tuviéramos presente ambas premisas se evitarían muchos conflictos inútiles.
EliminarMuchas gracias, Salvador
Un abrazo
Los ronquidos son causa justificada de divorcio y han acabado con alguna pareja. Al parecer, a la esposa era lo único que le incomidaba de él, aunque lo suficiente como para estar a punto de pedir la ruptura. No quiero imaginar cómo serían de estruendoso que ahuyentan a los ladrones con ese estruendo inhumano. Aquí es imposible no soltar una buena carcajada, Ángel, por la situación y por la gracia con que lo cuentas. La esposa decide quedarse con este guarda protector. No necesita colocar un sistema de alarmas. Y nos haces reflexionar también. Lo que puedan parecer defectos en una persona son vistos como virtudes si cambiamos de perspectiva.
ResponderEliminarUn micro inteligente y muy divertido. Besos.
Al final el amor todo lo vence. Es posible que si no hubiese sucedido el intento de robo, esta mujer, que ha demostrado ser sabia y ponderada, habría buscado alguna otra razón para seguir con su pareja, a pesar del indudable problema que, por otra parte, también supone un ahorro en instalaciones de seguridad.
EliminarMuchas gracias por tu atenta lectura y el buen análisis de tu comentario.
Besos, Carmen
En realidad son las alarmas de siempre, esas que ahora anuncian a bombo y platillo....ladrones a mí, dirá la esposa ahora. Acaba de descubrir una de las prestaciones de lujo de su esposo.
ResponderEliminarBesos, Ángel.
Ni automatismos caros y complejos ni empresas que ofrecen la seguridad absoluta, al final, lo mejor lo tenemos siempre más cerca de lo que pensábamos.
EliminarGracias, Yoya. Un abrazo
Ja, ja, ja, me has hecho reir, sorprendida del final de tu micro, Ángel. Una buena alarma ante el abuso incontenible de algunos amigos de lo ajeno. Esa mujer, a partir de ahora, siempre alabará el "don" especial de su marido. Gracias por hacerme reír un ratito. Abrazos, Ángel.
ResponderEliminarTodo tiene un lado bueno, aunque no siempre sepamos verlo. Las cosas pueden pasar de ser un defecto insufrible a convertirse en un don con solo un detalle.
EliminarMe alegro de que te haya hecho pasar un buen rato.
Gracias y un abrazo, Carmen
Ángel, qué bueno tu relato. Tu protagonista, a partir de ahora, no necesitará contratar ninguna empresa de seguridad. Su marido con sus ronquidos le ha salvado la vida. Y es mucho mejor que un perro guardián. Total, por un defectillo de nada... Jajaja
ResponderEliminarMe has arrancado una carcajada al leer el final. Y no sabes cuanto te lo agradezco.
Muy buen micro. Te deseo mucha suerte.
Besos apretados, amigo.
Al final es cierto eso de que no hay mal que por bien no venga. Los defectos, de los que no nos libramos ninguno, se suavizan y minimizan cuando se dan otras compensaciones paralelas. En este caso, aparte de un sistema de seguridad infalible, quizá, también, triunfó el cariño pese a todo.
EliminarMuchas gracias, Pilar.
Besos
Buenísimo!!! Me has alegrado la tarde. Aplauso y ovación para tu micro Ángel.
ResponderEliminarSi este breve historia sirve para dar un poco de alegría a alguien, mi satisfacción es enorme, te lo aseguro.
EliminarMuchas gracias y un saludo, Gladis
Una forma positiva de ver la vida. Te felicito por ello y por el relato.
ResponderEliminarA veces nos lo ponen muy difícil, otras, somos nosotros los culpables, pero ver la vida de forma positiva no siempre es fácil. Intentarlo es gratis y merece la pena.
EliminarMuy agradecido por tu lectura y tus palabras.
Un saludo, Juan
“Nadie es un héroe para su ayuda de cámara”, parece que dijo una tal Madame Cornuel, cuando menos lo será para su cónyuge, y mucho menos el cónyuge masculino para el cónyuge femenino –en otras clases de parejas ya no me meto por no alargar el tema y por mi desconocimiento sobre el asunto-, pues, por mucho que los hombres queramos ponernos a la altura de las mujeres, nos cuesta horrores desembarazarnos de nuestra condición de adanes. Así que vaya desde aquí mi agradecimiento eterno a esos seres maravillosos que son las mujeres de las que tantísimo recibimos desde nuestro primer vagido.
ResponderEliminarAsí que esa marido del que hablas en tu microcuento que sólo tiene un defecto –aunque asaz molesto- debe de ser un individuo excepcional y, por si eso fuese poco, tal defecto, en su momento, sirvió para que unos malvados ladrones pusieran pies en polvorosa; y no sólo eso, tuvo el don de la oportunidad, pues lo hizo –aunque sin ser consciente de nada- cuando su mujer se replanteaba la separación después de, me imagino, innumerables noches en las que su sueño se vería violentado.
En cuanto a esa buena mujer, el que decidiese seguir soportando el martirio por ese hecho que les salvó de un robo y quizá de una acción violenta, la sitúa en el nivel de la santidad.
A propósito de ronquidos descomunales, recuerdo un día en que iba en un tren de cercanías, cuando, en una de las paradas, por una de esas raras circunstancias en un pueblo tan ruidoso y hablador como el español, se hizo un silencio casi sepulcral; de pronto, un individuo que estaba dormido soltó un ronquido que debió de oírse en las estaciones colaterales, y eso provocó tal hilaridad entre los pasajeros, que el roncador se despertó sobresaltado sin saber lo que ocurría, con lo que quienes estábamos cerca y lo veíamos, no podíamos parar de reírnos.
Algo que también he hecho con tu microcuento, y el humor y la fina ironía es algo a lo que doy un gran valor, así que gracias por transitar por ese sendero que, en mi opinión, no está valorado como se merece.
No sé lo decía a Woody Allen –ahora tan cuestionado por su vida personal-, que siendo dos obras maestras indiscutibles, no se valoraba igual Ciudadano Kane que Con faldas y a lo loco.
Un abrazo, Ángel.
De verdad, Enrique, que soy sincero si te digo que merece la pena escribir si lo que uno hace recibe un comentario de los tuyos. Las mujeres son esas personas indispensables sin las que el mundo se detendría, a las que tanto debemos los varones, y quien no lo vea así o es ciego a la empatía o del todo necio, o ambas cosas. La mujer que aparece en este relato, como bien dices, se acerca a la santidad, primero por lo que tuvo que soportar hasta el momento en el que se planteó una separación por no poder descansar, después por su resignación al transformar ese trastorno en un mal menor, a la vista de su utilidad puntual.
EliminarYo firmaría por tener solo un defecto, aunque si éste afecta de forma grave a la convivencia, quizá fuese más llevadero repartirlo entre otros más menudos, pero seguro que se trata de algo que no se puede negociar o elegir. Uno puede esforzarse en mejorar, pero cada uno es como es y la naturaleza siempre acaba por salir.
Alguna vez he mencionado que suelo poner a mis hijos películas clásicas y han visto las dos que has citado. Puedo asegurarte que les gustó mucho más la segunda, por algo será. La trascendencia es importante y no queda más remedio que ponerse serios en muchas ocasiones, hay situaciones y realidades que no admiten bromas, pero una sonrisa, al menos de vez en cuando, siempre es sana.
Deberías recopilar tus comentarios, ordenarlos por temas y publicar un libro de ensayo y pensamiento. Yo lo compraría, y no sería el único.
Mil gracias y un abrazo grande, Enrique
Roncador que soy, no sé si he hecho mal en compartir tu micro con mi mujer, ja, ja, ja,
ResponderEliminarSin bromas, es un micro superior. Ya sabes lo que dicen: es más difícil hacer reír que llorar.
Saludos
Seguro que tu caso no es tan extremo como el de este personaje. Es fácil imaginar también que la comprensión y el cariño compensan casi siempre las pequeñas molestias que puedan producirse en ese sentido. Me alegro de que valores el buen humor, ese aire fresco que necesitamos, al menos de vez en cuando.
EliminarMuchas gracias y un saludo
No hay mal que por bien no venga. Así resumiría tu ocurrente relato, Ángel.
ResponderEliminarMucha suerte y un saludo cordial.
Ni lo malo es tan malo ni lo bueno tan bueno. El mal dentro del bien y viceversa, ya sabes. De todo se aprende, está claro.
EliminarMuchas gracias, María Jesús
Un abrazo
Eres un verdadero crack retratando escenas costumbristas que tan de cerca nos tocan, dándoles ese fino giro de muñeca argumental que nos deja con la sorpresa en la boca.
ResponderEliminarDivertidísinmo y disfrutable este roncador tuyo espantaladrones.
Enhorabuena, maestro.
Un fuerte abrazo.
No es necesario irse muy lejos ni darle muchas vueltas a la cabeza. Cerca de nosotros y en nosotros mismos tenemos historias posibles para desarrollar y compartir, escenas o detalles a partir de los cuáles desarrollar argumentos con los que, de alguna forma nos identificamos.
EliminarMe alegro mucho de que te guste, Antonio.
Otro abrazo fuerte para ti
Acertadísimo,Ángel. Ahora comprendo por qué mi tía nunca dejó a su marido, aunque sus rugir nocturno ocupaba el silencio en las madrugadas del pueblo. Desde luego, nadie se atrevió a robarles nunca. No, al menos, mientras él dormía. Jajaj, increíble tu capacidad de encontrar filón para el humor sarcástico en lo cotidiano y en lo aparentemente nimio.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Ángel.
Ya sabes aquello de "hay muchos mundos, pero están en éste". No hace falta irse muy lejos ni inventar nuevos universos (sin que ello no sea válido) para contar historias. Un poco de humor, creo yo, siempre sienta bien.
EliminarMuchas gracias, Manuel
Otro abrazo fuerte para ti
Me he reído con ganas.Un beso.
ResponderEliminarSi te ha divertido, para mí es un premio enorme.
EliminarMuchas gracias poe leerme y por tus palabras.
Un beso, Maite
Cuántas relaciones no sobreviven a la prueba de la convivencia. En este caso el problema son los ronquidos, pero hay un amplio muestrario de defectos personales que solo se manifiestan, o se hacen verdaderamente molestos para el otro, al compartir a diario un mismo techo.
ResponderEliminarMe encanta el sentido del humor de tu historia, que hace más gracia cuanto más te imaginas la situación, con toda su comicidad. Y me gusta mucho también este registro humorístico tuyo, que no prodigas demasiado, pero que cuando lo haces te sale estupendamente. No tienes límite, maestro.
Enhorabuena, Ángel, y un fuerte abrazo.
Todo es de color de rosa hasta que llega la prueba de fuego de eso que llaman el día a día. Como decía una tía mía: de visita todos somos muy majos.
EliminarNo creas que no me gustaría prodigarme algo más con el humor, pero debe de ser que lo veo más difícil.
Agradezco infinito tu lectura, tu mensaje y tus palabras. Solo he de discrepar en el calificativo de maestro, mucho más aplicable a ti.
Mil gracias de nuevo y un abrazo fuerte, Enrique
Seguro que para tu protagonista su atronador "espantaladrones" tiene alguna otra virtud más. Como sufridora durante años de estruendos nocturnos, le sugiero que, si no es así, no hay nada como un buen cerrojo para dormir a pierna suelta y vivir tranquila. ;-) Felicidades una vez más por tu buen hacer con las letras, Ángel. Un beso fuerte.
ResponderEliminarQuizá esta buena mujer del relato haga caso a tu sugerencia y acabe durmiendo en otra habitación y con tapones, aunque si esa sirena espantaladrones natural es en verdad tan atronadora, no le va a servir de mucho.
EliminarUna cosa está clara: es importante descansar bien. Hacerlo peor quizá compense si ahuyenta a los ladrones y se tiene al lado una buena compañía cuando está despierto.
Muchas gracias, Matri.
Un abrazo
Cómico y genial micro. Estoy seguro de que aquel defecto ya no será tan trágico después de lograr espantar a los ladrones. Se habrán llevado un buen susto después de todo. Felicidades por sacar siempre una sonrisa. Un abrazo, Enrique.
ResponderEliminarHasta del peor defecto se puede extraer una virtud si se mira a distancia y bajo el prisma del humor. Que no nos falte nunca una sonrisa, ese motor tan poderoso, que suaviza y relativiza para evitar que la sangre llegue al
ResponderEliminarrío.
Agradezco mucho tu lectura y tu amable comentario, y aprovecho para agradecerte de nuevo los relatos que escribes, que son una delicia.
Un abrazo, Enrique
Querido Ángel, este mes no voy muy sobrado de tiempo pero no podía dejar pasar tu micro, por lo bien escrito y por lo ingenioso del mismo. Me parece impecable tu forma de ejecutar los textos y de culminarlos de forma tan brillante.
ResponderEliminarDesde que lo leí, ya no me preocupa tanto si suelto algún que otro ronquido.
Un abrazo, crack.
Pablo
Pablo, hagas lo que hagas, y aunque no hicieras nada, también, a mí me tienes ganado siempre. Esa falta de tiempo (dichoso tiempo, dónde se podrá comprar más) seguro que viene dada porque lo empleas con generosidad en los demás. Por eso quiero agradecerte el que me dedicas y tus amables palabras. Cuando uno escribe, nunca sabe la aceptación que tendrá. El que tú lo leas y comentes es para mí un regalo enorme. En cuanto a los ronquidos esporádicos, o no tanto, pero siempre involuntarios, solo nos queda confiar que el cariño y la paciencia de quienes nos acompañan sean grandes, como este abrazo que te mando.
EliminarMil gracias, Pablo