Cuesta abajo y sin frenos
Que mi vida iba de mal en peor y de sorpresa en sorpresa, no era ninguna novedad. Por poner un ejemplo: ahora mismo, ha pasado de sopetón. En secuencias desordenadas, aclaro, como un rompecabezas inconexo a punto de concluir dramáticamente. ¿Tendrán algo que ver mi coche y esta pronunciada pendiente?
Hola, José Antonio.
ResponderEliminarMás de culo que San Patrás va tu protagonista. Un texto que mantiene admirablemente la tensión narrativa. Parece que es el fatalismo el que se ha aliado con este pobre, pero lo mismo quiere poner fin a sus días en vista de cómo marcha su vida. Sea como fuere es un buen texto. Enhorabuena. Y un abrazo.
Dicen que en el último momento, coincidente con el aliento postrero, toda la vida pasa ante nuestros ojos. El balance que hace tu protagonista es claro y deprimente. Su final dramático ha sido un colofón acorde con su existencia a trompicones y sobresaltos. Quizá ahora pueda escribir otro capítulo, puede que más tranquilo, pero eso ya daría para otro relato, aunque seguro que no tendría tanta fuerza como éste.
ResponderEliminarUn abrazo, José Antonio
Bueno, me parece maravilloso aprovechar los últimos instantes para escribir un 50, se ve que la película de tu vida te resultaba aburrida, la tendrías ya muy vista, jajaja!. Divertido aunque negro relato. Un abrazo.
ResponderEliminarPues yo creo que daría para muchos relatos más. Ver la vida de tu protagonista desde perspectivas diferentes, antes del accidente, lo que sucedería después en su casa, con sus amantes allegados o no tan amantes. En fin, que daría para más, y así se completaría esa pobre existencia de un hombre al que la vida no le fue nada bien. Me gusta mucho el punto final del final, y el título muy apropiado. Un abrazo muy fuerte, José Antonio.
ResponderEliminarJosé Antonio, me parece que tu protagonista ha visto el último pase de su vida. Hay rachas de verdadera mala suerte que suelen llevar hasta un trágico final.
ResponderEliminarBuen micro. Enhorabuena.
Besos apretados.
El pesimismo protagoniza tu micro, hasta el abismo final. Encuentro mucho pesimismo en tu propuesta, José Antonio.
ResponderEliminarEnvío a tu personaje un poco de esperanza para que se quede en el borde del precipicio, frenando su coche.
Mucha suerte y un saludo.
Irónico desenlace para una vida en caída libre. Muy bueno, José Antonio. Un abrazo.
ResponderEliminarMucha suerte tendrá tu protagonista si tiene un nuevo pase de su vida en secuencias desordenadas. Me temo muy mucho que por mucho que le pise al freno, este será el último y definitivo. :) Felicidades por el micro y un beso, José Antonio.
ResponderEliminarUn momento tremendamente especial, sin duda, ese último, aunque también, por definición, irrepetible. Y tú lo has sabido engranar admirablemente con la conocida idea (a quién se le ocurriría tal cosa) de ver en él toda nuestra vida. El resultado es un relato vertiginoso, no solo en su narración, sino también por el efecto que produce en el lector en su intento de asimilar esas dos realidades conjuntamente: la de un trepidante final de su existencia, al tiempo que por su mente transcurre disparada toda ella desde el principio. Para rayarse del todo. Fantástico relato, en mi opinión, con mucha más miga de la que en una primera lectura parece mostrar, y con un título que acentúa aún más su intención.
ResponderEliminarEnhorabuena, gran José Antonio.
Un abrazo.