Cumbres borrascosas

Madrugada de cencerros perdidos resuena en el valle. Mugen miedo las vacas; humea duelo la chimenea del hogar. Desfiladeros cortados a cuchillo abren paso al resplandor en la mirada del lobo. La tormenta de celos, rayos y truenos, que alumbró la sinrazón del vaquero en la soledad de las cumbres.
Escrito por Manuel Bocanegra

43 comentarios :

  1. Enrique Angulo12/3/18, 12:39

    El título de tu microcuento nos remite a la inmortal novela de una de las malogradas hermanas Brönte –las tres murieron jóvenes-, Emily, que era la segunda, después de la también famosa Charlotte –la menos conocida es Anne-, esta por su novela Jane Eyre.
    Tanto Cumbres borrascosas como Jane Eyre se han llevado muchas veces a la gran pantalla, aunque ahora, muchas veces, las veamos en la pequeña pantalla de nuestros televisores; lo cual, dicho sea de paso, es algo así como un milagro que no sabemos apreciar, pues, aunque no sea lo mismo ver una película en una sala de cine que en nuestra casa, el poder repantigarnos en nuestro sofá o sillón, y poder ver un clásico de siempre, creo que es un privilegio que hubiesen envidiado nuestros antepasados de saber que eso era posible.
    Pero, tras esta digresión, vayamos a tu historia, la cual, deja un amplio espacio para la imaginación si combinamos la descripción paisajística que haces -con la inclusión de las vacas, y ese lobo en la lejanía, y con ese personaje atormentado por los celos que le llevan a un estado de sinrazón en el que, quizá, pueda cometer cualquier locura, y tenemos un caso actual dolorosísimo de esa enajenación de los celos del que están hablando ahora mismo en todas las cadenas de televisión- con el argumento de la famosa novela a la que nos remite tu título; así, podemos emparentar a ese protagonista tuyo con el Heathcliff de la novela de Emily, y podemos imaginarnos qué pensamientos terribles y qué sentimientos lo están azotando, como si fuese un navío en alta mar atrapado en una terrible tormenta.
    Podemos pensar que tras ese terrible temporal interior hay un amor frustrado por cualquier Catherine, y, quizá, toda una historia de envidias, odios, desprecios, etcétera, que alcanza tal poder, que acaba impregnando al propio paisaje y a los propios animales, como una ola que emana de su cerebro y lo envuelve todo; pero lo que, en realidad, y como suele suceder cuando sentimientos que parecen excedernos o nos exceden nos ponen en el límite de nuestro ser, todo se transforma y sentimos que hasta el universo se ha transformado e interactúa con nosotros.
    Excelente homenaje a un clásico, Manuel, y excelente la sugerente atmósfera que has creado en la que la naturaleza y el ser humano se amalgaman en una rebelión contra sus límites y sus cárceles.
    Un abrazo, amigo.

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    1. Amigo Enrique, qué gusto reencontrarme de nuevo con tus comentarios después de este agitado comienzo de marzo, donde invierno y primavera batallan por conquistar los campos. El uno, prolongándose en ventiscas y nieves, la otra, sacando a relucir su artillería de pétalos y margaritas entre los prados.
      Mi relato, con tu comentario, ya está premiado. Esa exquisitez tuya de contemplarlo en un contexto mayor que el de la página, le confiere un alcance de letras mayores que no tienen, pero que le vienen como anillo al dedo, como premio para aquel que por mover el árbol, el fruto le vino a las manos.
      En este caso es la fuerza del relato la que me ha llevado de su cola hasta darle forma. Esa densa atmósfera de odio recalentado se fue cociendo por los senderos de esa madrugada inquietante y me dejé llevar hasta la pira de su fuegos. Ni yo mismo sé cómo termirá el asunto. Abierto queda para que quien quiera le ponga un final a tanta desazón como se acumula en una mente enajenada por los celos.
      Llevaba días con ganas de entrar al trapo de los comentarios. Escribir aquí es como escribir en las páginas de un diario personal, solo que este está habitado por personajes que tienen voz propia y dicen su dictado como yo el mío. aún esta semana seguiré atendiendo a la exposición, que ha cosechado mucho bueno en su favor y se repiten las muestras de aprecio y contento con las obras, con lo cual mi dicha es grande, pero aún así, cierto desgaste se acaba acusando. Es, como dice el término, exposición... con todo lo que ello conlleva.
      Muchas gracias, Enrique, por tu acogida a estas cumbres, tú que encumbras con tus letras las cimas de la microliteratura. Un fuerte abrazo.

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  2. Manuel, después del gran comentario de Enrique, tan completo como siempre, poco más puedo añadir.
    En tu primer parte nos haces ver y oír con tus palabras el paisaje que nos describes. Luego nos muestras esas tribulaciones del vaquero, tal vez alejado de casa y que debido a ello sin saber lo que ocurre en ella, los celos se apoderan de él. Muy buena esa frase de "tormenta de celos" nos haces ver la ebullición de ideas que fluyen por la cabeza de tu protagonista.
    Muy buen relato, en donde dejas a la imaginación del lector lo que pueda ocurrir con posterioridad.
    Un abrazo enorme, Manuel.

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    1. Gracias, Javier, por tu atento comentario. Queda abierto a la interpretación ese final que se presume trágico, pero no seré yo quien diga donde acabaran tantas y desquiciadas tribulaciones. Atormentado por el fuego de su propia caldera, este protagonista ha desquiciado a la madrugada. Así hay tantos a día de hoy que bajan cuchillo en mano por los tristes desfiladeros de la violencia de género.
      Ahí lo dejo. Me alegra poder compartir impresiones contigo y enriquecerme con tu punto de vista. Un fuerte abrazo, Javier.

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  3. Eduardo Martín Zurita12/3/18, 14:26

    Hola, Manuel, amigo dilecto, poeta, monarca de las 50 palabras.
    Tras los comentarios que anteceden, poco resta por decir. Me sumo al homenaje que tributas a la gran novela clásica, tantísimas veces visionada y celebrada. Voy a sujetar mis renglones a hacer una especie de comentario de texto de taller literario, volver a los orígenes no está mal de vez en cuando. El título es magnífico: nos adentra en la historia y la completa. El ámbito espacio-temporal está muy bien definido: la madrugada en el valle. Y luego viene todo ese descuelgue de campos semánticos, donde descuellan muchas cosas: las frases carecen de adjetivos, un acierto, pues siempre son muy difíciles de encontrar los que le vengan al pelo al sustantivo y resulten originales; y escribir si adjetivación no es sencillo; es de resaltar, también, el cuidado que pones para evitar las rimas en las terminaciones de las frases y las asonancias internas en cada una de las frases mismas, y haces lo que debes, no estamos en los dominios de la poesía sino en prosaísmo, por mucho que haya contagio en el texto de las pulsiones líricas de tu alma bella, bellísima. Es de estacar la involucración que se hace de los sentidos en este paisaje con figuras: esos cencerros resonando, perdidos o bien porque las vacas pastan a su albur o porque el vaquero no las dirige, ensimismado en sus ardientes cavilaciones pasionales y ese mugir miedoso de las vacas (el oído). Esa humeante chimenea, la vista, como en esos desfiladeros y esa mirada del lobo, que parece que nos mira. Se da una sabia amalgama, en el relato, de términos concretos y abstractos, como esa soledad de las cumbres. La panorámica del valle se nos ofrece como para cogerla con la mano. Pata tocarla, sobarla, hacerla nuestra. El tema central, la chicha del texto, la cuestión trascendente, que en todo micro cuento que se precie debe subyacer, si no no es nada, son los celos del vaquero, los que le perturban, le agitan, le sacuden, le enfurecen, llegan a enloquecerlo casi en definitiva, creo yo. La atmósfera, el ambiente del cuento está conseguidísima: nos encontramos ahí todos, con el vaquero y sus tribulaciones. La variedad de tus recursos narrativos es más que notoria. Estamos, en fin, ante un nuevo texto redondo tuyo, suma y sigue, campeonísimo. Esa soledad del hombre en un ámbito tan vasto, de un hombre además desolado, y envenenado, reventado por sus sentimientos, rayos y truenos que traslada a cuanto le rodea, interactuando con ello, resulta inolvidable. Mi más muy mayor enhorabuena, Manuel Bocanegra, y un abrazo que te llegue, traspasando tu Sevilla querida, efusivo, entrañable, y admiradísimo.

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    1. Te enmarco.A ti y a tu comentario, Eduardo. Una foto de este pujante amigo de letras que me trae enajenado de emoción desde que leí esta maravilla de comentario. No cumplí yo encomienda que mereciera semejante obra de arte hecha con tanto oficio, precisión y belleza. Me regalas, amigo, me regalas con tu verbo, rico, espléndido, entendido, luminoso, analítico, encendido,poético.
      De par en par. Me fui a las ventanas después de leerlo y me eché a volar lleno de luz. Si tú no, la NASA, me registró como objeto soñador identificado (el de siempre, el que pierde la cabeza por el sonido de las palabras, pero llegué tan alto, que anduve ensoñado, como esos seres que no necesitan alimentarse ni respirar ni ser para sentirse. Yo estaba allí tan alto, y seguían los cencerros sonando en tu comentario. ¿Cómo hiciste tú, Eduardo Martín Zurita, trinidad, para escuchar tan fino, tan atento, tan cuidado? Tanto me das, amigo, que cómo no voy a quererte tanto.
      Eres poeta cuando hablas, cuando cantas, cuando escribes, cuando trabajas en la trinchera de las palabras amigas, que disparan metafóricas su andanada de luz sobre esta página.
      ¡Qué suerte ser el blanco
      de tu afinada puntería!
      ¡Qué suerte, Eduardo,
      la mía! Ser hoy diana
      herida por las balas
      de letras de tu artillería.
      Grande, grande eres, Eduardo. Y tanto o más, generoso con todos, pero mucho mucho, conmigo.
      Un abrazo desde el alma, poeta.

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  4. Manuel, los compañeros lo han expresado todo... solo te digo: una preciosidad tu micro. Enhorabuena. ¡Saludos!

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    1. Gracias, Miry, por tus palabras. Una suerte poder contar con tu parecer. Saludos.

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  5. Sin duda tu relato es un homenaje a la novela homónima, como no pueden haber explicado mejor los queridos, versados y apreciados comentaristas anteriores. Si me lo permites, prefiero centrarme en la frustración de ese vaquero, capaz de que la naturaleza se identifique con su dolor y suelte rayos, truenos y centellas en solidaridad, convirtiendo un lugar que imaginamos idílico en un infierno. Una de dos, o ese hombre tiene una mente poderosa que no sospecha, o todo lo ve desde el prisma de la desesperación, hasta tormentas que solo existen en su interior.
    Un relato cargado de fuerza, que no deja indiferente, sujeto a distintas interpretaciones.
    Un abrazo, Manuel

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    1. Es una suerte contar con los comentarios de los compañeros y con el tuyo, Ángel. Cada parecer, cada aportación hace que uno se enriquezca un poco más, bien por referencias explícitas, bien por el enfoque, o ya sea por el caudal expresivo de quien se emplea en ello. Paralelo al río de letras de los cincuenta, fluye sin cesar este otro de los comentarios, al que me gustaría dedicar un poco más de tiempo, siempre tan escaso cuando se trata de darlo aquellas ocupaciones que dicha nos proporcionan . "Cuán presto se va el placer..."
      Gracias, un abrazo, Ángel.

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  6. Carmelo Carrascal12/3/18, 18:11

    ¡Plas, plas, plas! Espléndido, Manuel. Chapeau!!

    Borrasca de madrugada, miedo, duelo, desfiladeros y celos, en la soledad de las cumbres, emocionalmente borrascosas. Como no podía ser menos.

    Tu micro es como un caramelo de menta sabrosísimo al que darle vueltas y vueltas en la boca. No sé cuántas llevo dándole... y las que seguiré. Un micro no sólo para leer (y sorprenderse), sino tb. para releer con fruición.
    Un abrazo!

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    1. Onomatopéyico Carmelo, tus comentarios son una fiesta particular de este rincón de esta página cuando llegan. Escucho tus palabras como un hilo de alegres cascabeles sonando al batir del viento. Qué bien me sabe esa imagen del caramelo, porque así es como mejor se saborean las palabras, con espíritu lector de dulce rumiante. Son para gustar y gustarse las palabras y tú lo sabes bien.

      Gracias, Carmelo, un abrazo!!

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  7. Este mes estoy comentando poco, pero hay relatos que me resisto a dejar pasar.
    Has construido un relato a base de poderosas frases que nos llevan a ese paisaje fantasmagórico de las cumbres borrascosas donde los desfiladeros cortados a cuchillo abren paso al resplandor de la mirada del lobo. Lo copiaría entero para decirte cada palabra que me ha gustado, pero como está allá arriba reinando esta entrada, no hace falta.
    Sin exagerarte, desde que salió esta mañana lo habré leído unas diez veces, y no me canso.
    Ahora engalana mi libreta, y lo tengo a mano, porque lo voy a leer más veces, por placer y para aprender.

    ¡Enhorabuena por esta maravilla!

    Un abrazo.

    Pablo

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    1. Pablo, tu comentario me hizo sentir un nudo en la garganta el día que lo leí por primera vez. Si algo pretende uno al escribir es acercar a los demás sus maneras de ser y de sentir. Y los microrrelatos, como los poemas o las acuarelas, traten el tema que traten, portan todos la misma necesidad. La necesidad de encontrar cómplices al otro lado, como la voz busca al chocar contra la piedra el eco que la amplíe a otra dimensión, donde es posible a la vez, hablar y escucharse. De mil complejidades estamos llenos los que nos alimentamos de palabras y esta es una de ellas: hablar a otros para escucharnos a nosotros mismos.
      Con tus palabras no solo me llega mi propio eco, sino el poder poderoso de las tuyas, animosas, generosas, espléndidas en los comentarios y grandes e inspiradas en la narración de los relatos, de los que tanto he aprendido y seguiré aprendiendo, porque a día de hoy, mis maestros sois vosotros. Pablo Núñez, si usted lleva mi relato a su libreta, justo es que lleve yo los suyos a mis altares.
      El abrazo que te mando te lo daba en persona, bien fuerte y apretao, y después unas cervezas para hablar de todo, y también, del tiempo de narrar que nos ha tocao. Gracias, maestro.

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  8. Qué relatazo, don Manuel. Resulta que no soy jurada y por eso voy a decirte que a mí no me has recordado a las señoritas Bronte sino al Lorca desgarrado de Bodas de sangre. Todos los sentidos se entremezclan hasta esa explosión final de sentimientos, dolor y tragedia. Hasta me lo he imaginado recitado por Nuria Espert y he temblado de miedo y de emoción.
    Mis aplausos más sinceros.

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    1. Qué bien que no seas jurada, porque me gusta más cuando perjuras de cánones y géneros y metes tus relatos en poesía y al poema le pones gorro de ilusión y fantasía y sucede una aventura impensada cada vez que abres la caja que contiene tus palabras.
      Estas mías, como te conté en Madrid, fueron un rapto propiciado tras la lectura de aquel relato tuyo de la hiedra y la niña. Me echaste a volar, como siempre que te leo. Luego, no sé cómo ni cuándo iba me encontré entre los desfiladeros al lobo alumbrado y ya todo estuvo hecho.
      Sin más rodeos, son palabras las que alimentan las palabras. Si después, me dices Lorca y lo dice Nuria Espert, me echo a llorar como un niño que quiere y no puede alcanzar la luna.

      ahora ya, le digo a todos mis besos que vayan a buscarte, Patricia.

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  9. Preciosas metáforas que nos sumergen en una bruma de sentimientos; la soledad alienta la mente y la sinrazón. Genial, Manuel. Un abrazo.

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    1. Gracias, Salvador, así es: una bruma tan densa que ciega la razón y niega la cordura. Un abrazo.

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  10. Manuel, brutal relato, en el que se presiente y se masca la tragedia que se origina en la mente del vaquero enloquecido por la soledad de la montaña y los celos.
    Excelente relato, Manuel.
    Besos muy apretados amigo.

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    1. Gracias, amiga Pilar, tus palabras siempre caen a este rincón con gracia de lluvia fresca. Besos apretaos también para ti y muchos éxitos para tus letras.

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  11. Un relato impresionante, Manuel, como nos tienes acostumbrados, nos describes a golpe de cuchillo, sesgando el horizonte, la tragedia inminente. Me gusta mucho la metáfora, y en este caso es todo un acierto, le dan vida al relato. Muchos abrazos, amigo Manuel.

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    1. Carmen, gracias por tu generosidad y aprecio por el relato. Como dices, lo trágico acaba envolviendo el pulso y la atmósfera de este cincuenta. Un beso.

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  12. Cincuentistas queridos, me arrimáis a la zozobra de la dicha. Ya estaba temblando de emoción anoche de madrugada después de colgar las obras que abrirán "Impresiones y expresiones", mi exposición de acuarelas en Irún esta misma tarde, cuando me encuentro de bruces con el regalo de vuestros comentarios... este cóctel de colores y palabras me ha volcado de bruces sobre la alegría; compartir este momento con vosotros me presta el traje de ilusión que llevo puesto desde la mañana y que no pienso quitarme hasta la próxima muda, cuando sobrevenga el otoño.
    Así que iros preparando, esta semana no podré responderos, pero cuando baje de la nube que me arrastra, pienso responderos sin atenerme a brevedad. Me habéis abierto el hambre de comentarios.Temblad.
    Os tendré en el viento de mi copa cuando brinde por la luz, por el color y la palabra.
    Gracias, muchas gracias.

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    1. Te deseo todo el éxito del mundo, el que mereces, mi más ni menos, con “Impresiones y expresiones”.
      Un fuerte abrazo, querido Manuel.

      Pablo

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    2. eduardo Martín Zurita13/3/18, 13:58

      Suerte con tus acuarelas, seguro, porque he visto bastantes de las tuyas, que son simplemente maravillosas.
      Ya nos contarás. Un abrazo muy grande y admirado.

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    3. Suerte con tus acuarelas, que sea todo un éxito, y lo disfrutes. Un abrazo, Manuel.

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    4. Pablo, Eduardo, Carmen, se cumplieron vuestros deseos para mi exposición, si tenemos oportunidad, ya os contaré. Ha sido una fiesta intensa, extenuante, pero muy dichosa. Gracias. Un fuerte abrazo.

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  13. Si la Bronte levantara la cabeza, gozosamente la posaría sobre estas magníficas 50 palabras que atrapan la naturaleza del sentimiento en estado puro.
    Enhorabuena.

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    1. Hola, Tornes, con esa imagen de la Bronte reposando su cabeza sobre el relato, me has ganado incondicionalmente. Mil gracias por tu comentario. Saludos.

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  14. En estas solitarias cumbres el protagonista es preso de los celos. Su ira y su dolor se proyectan en el paisaje: los cencerros perdidos, el dolor de los mugidos, el duelo del humo, el desfiladero, el cuchillo, la mirada del lobo... La atmósfera está envuelta en un dramatismo que, sin duda, acabará en tragedia. Los cuchillos derramarán sangre en un duelo entre el vaquero y su supuesto rival.
    Además del hermoso homenaje a la novela con la que titulas el micro, la intensidad sentimental y el primoroso uso de las potentes imágenes hacen que tu relato sea un soberbio ejemplo del alcance de tus letras, Manuel.
    Tu creatividad está en la cumbre. Tanto este cincuenta como la exposición que inauguras son prueba de ello. Disfrútalo y mucho. Te lo mereces. Besos.

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    1. Mil gracias, Carmen, tan bonito lo cuentas que tu comentario se hace apasionante por el maravillosos ritmo con el que diseccionas mi relato. Es un placer recibir tus comentarios porque brillan por sí mismos, por la precisión y el buen sentido de tus palabras.
      Además, también, claro está, por el aprecio que te tengo, compartir casa contigo en Cincuenta ha ido haciendo más ricos mis relatos con tus aportaciones. Seré oKupa de esta página mientras pueda.
      Besos, besos. Gracias, Carmen.

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  15. Ya no sé que añadir. Un conjunto de sensaciones y sentimientos revueltos agitan mi cuerpo después de leer tu impactante relato, que debido a su atmósfera , me ha hecho pensar en Hamlet.
    Suerte y saludos,

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    1. Ninguna respuesta es mayor que esta que me cuentas, Mª Jesús. Dejarse arrebatar por el sentimiento de lo que se lee es participar del momento de gracia de lo creado. Qué sensibilidad la tuya. Qué hermoso momento me comunicas. Mil gracias y mil besos para ti.

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  16. Recoges los sentidos que esconde la naturaleza para, aún palpitando, apretarlos con el puño de un vaquero y depositarlos, desmenuzados, en forma de palabras delante de todos nosotros. Sin poder -ni querer- evitarlo, la tragedia se nos cuela desde los humeantes desfiladeros de una madrugada que has depositado en la cumbre de este mes.
    Felicidades, Manuel, por hacernos leer sentimientos.
    Un fuerte abrazo.

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    1. La naturaleza es el ojo vigía de los sentimientos. A través de sus sentidos, la atmósfera anticipa, presagia cuando menos, un desenlace que aún no se ha cumplido.
      Amigo Antonio, no solo sabes verlo, sino comunicarlo. Un estremecimiento emocionado me sacude al leer tu comentario. Mil gracias por tu tiempo. Un fuerte abrazo.

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  17. Santos Gil22/3/18, 11:37

    Magnífico homenaje a una obra inmortal. Texto bellísimo, pura poesía.
    Saludos

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    1. Santos Gil, agradecido por tu comentario. Ciertamente, se trata de una obra inmortal. Saludos.

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  18. Poco puedo comentar, me ha impresionado la manera de transmitir es terrible tormenta interior, y lo haces con elementos exteriores, me ha gustado mucho. Un beso

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    1. Hola, Maite, tu resumen me parece muy acertado: elementos exteriores para expresar la tormenta interior. Qué gusto y riqueza el de tu comentario. Gracias mil. Un beso.

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  19. Extraordinaria belleza la de este relato, plagado de figuras literarias cuyo nombre desconozco (ese resonar de una madrugada, los cencerros perdidos, el mugir miedo, humear duelo, la tormenta de celos, la sinrazón alumbrada…), pero que me han llegado muchísimo. Y todo ello al servicio de una trágica historia, no nombrada, y que quizá por ello, al estar pintada con esas impactantes pinceladas, se haga sentir de forma más intensa.
    Excepcional propuesta una vez más, Manuel. Mucha suerte con ella y con esa exposición, la cual sospecho que será espectacular teniendo en cuenta tus grandes dotes también para la pintura.
    Enhorabuena y un abrazo.

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    1. Tampoco yo podría enumerar nombres y figuras literarias. Uno escribe como puede, pues escribir como se sabe solo puede hacerlo el que sabe escribir. La tormenta vino de aquella manera y yo la dejé llegar,Enrique, y si te ha llegado a ti con su empuje de tragedia y duelo, disfruto del relato un poco más, pues cada reflexión o aporte sobre el mismo que llega, te lleva nuevas consideraciones, te hace leerlo de nuevo y buscar aquellas perspectivas con que otros lo ven. este juego interminable es puro alimento.
      Muchas gracias, Enrique.Un fuerte abrazo.

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  20. Soberbio micro, con una narración repleta de férreas figuras descriptivas que impactan en el ánimo, haciéndonos partícipes de los sentimientos de tu atormentado protagonista. Bravo, Manuel. Un beso y enhorabuena.

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    1. Matrioska, qué bien compartir contigo comentario. Ya le dije a Patricia que uno de sus relatos actuó como resorte de este mío, pero resulta que por aquellas singulares asociaciones que establece la mente cuando escribe, en algún lugar se guardaba la imagen del lobo que tu trajiste a colación con un magnífico relato no hace mucho. como entonces te dije, el lobo es un animal emblemático cuyo poder me atrapa y fascina. Y mira por donde, palabras alimentan palabras, y tus lobos corren de caza por los desfiladeros de mi relato.
      Mil gracias por tus letras y por tus comentarios. Un beso.

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