Desorganización
El cerebro, ilocalizable, ha cedido su sitio al corazón. Perdidos los pulmones, sigue sin aire. Tampoco de los pies, o de las manos, que flotan, sabe nada aún. Solo la boca está donde debe, a dos milímetros de otros labios que esperan entreabiertos, dispuesta a resistir mil terremotos tan deliciosos.
Hola, Paloma, amiga, maestra, guapísima.
ResponderEliminarGran texto donde los haya. Felicidades. No cabe duda alguna de que el amor desorganiza orgánicamente; no es nada organizado el amor, no es orgánico; es, a mi entender, un envite de órdago. Quien lo haya sentido, el amor sentimental, pasional, (y sufrido) bien lo sabe. Le reduce a uno a ser descerebrada boca todo corazón. En espera de ese cataclismo misteriosamente arrebatador que sabe a ambrosía. Un poeta ya mayor, Carlos Murciano, dijo algo memorable, algo así como: A mí de qué morirme me da igual, pero prefiero morirme de tu boca.
Un beso inmenso.
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EliminarNo importa, con darte las gracias por tanta generosidad una sola vez no basta! Mejor dos. O mil.
Un beso Eduardo.
Hay momentos en los que el cerebro y la racionalidad callan, para dar paso a los sentimientos y a los sentidos. Bendita desorganización que todo lo envuelve en un sueño del que nunca se querría salir. La boca actúa y todo se olvida, ya habrá tiempo para otras cosas.
ResponderEliminarEs difícil describir algo así con precisión, pero tú lo has hecho muy bien.
Un abrazo, Paloma
Ángel, te agradezco unas palabras tan amables, como siempre analíticas y certeras.
EliminarOtro abrazo de vuelta para ti.
Adiviné en la primera frase lo que estaba pasando, y sin embargo me encantó leer lo que estaba pasando y tu modo de contarlo.
ResponderEliminarGracias, Luisa, por compartir conmigo estas palabras.
EliminarPaloma, ¡Qué ilusión volver a leerte!, Se te echa en falta un montón.
ResponderEliminarRascamán no es lo mismo sin tus letras.
¡Qué bellezón de relato, y qué impresionante!. Es como Johny en mujer.
Besitos
María Jesús, la vida no siempre nos deja hacer lo que queremos...Pero algún día espero volver a compartir con vosotros esos ratitos mágicos en las veladas de la tertulia.
EliminarMe alegro mucho de que te haya gustado el micro.
Un beso..
Paloma, un beso, un sentimiento amoroso, una caricia, pueden desorganizarlo todo, y más el cerebro. Me encanta ese final, esos mil terremotos deliciosos.
ResponderEliminarMuy bello relato, Paloma.
Un abrazo.
Javier, mil gracias, me alegra saber que a ti también te gustan los terremotos.
EliminarUn abrazo.
Ante los dictados del corazón, ya se sabe..., nada podemos hacer. Esperemos, por su bien, que tras ese beso inminente todo vuelva a su ser. Sin bromas, me ha gustado mucho, Paloma. Saludos y suerte.
ResponderEliminarLas bromas son siempre bienvenidas!
EliminarGracias por comentar, Jesús.
Me encanta esa desorganización amorosa, ese delicioso terremoto que has creado con cincuenta palabras. Saludos, Paloma
ResponderEliminarMuchas gracias, Manuel, por dejar tu amable comentario.
EliminarSaludos.
El yo desmembrado es lo que queda después de la batalla, pero con ansia de un nuevo combate. Maravilloso relato. Me ha gustado que la primera conciencia de volver al cuerpo sea en la boca, es una de las pieles más finas que nos cubren. Saludos Paloma.
ResponderEliminarCristina, además de agradecerte el comentario, decirte que me gusta que hayas encontrado ese matiz en mis cincuenta palabras.
EliminarSaludos.
Un cataclismo individual que nos desintegra por un instante, pero al que nos gustaría aferrarnos eternamente. Muy bien descrito, Paloma. Felicidades y un beso.
ResponderEliminarEso es, aferrarse a ese sentimiento, es lo que perseguimos todos. Muchas gracias por comentar, Matrioska, un beso.
EliminarLa boca canaliza el caos de la pasión en busca de sensaciones. Muy bueno, Paloma. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias por leer y comentar Salvador,
ResponderEliminarun abrazo.
Creo que después de este bello micro la RAE debería añadir una nueva acepción a la palabra "Desorganización": Estado al que se reduce una persona los instantes previos a recibir un beso apasionado de quien ama. Me ha encantado, Paloma. Besos.
ResponderEliminarPaloma, la cercanía de los labios deseados produce tal revolución en nuestros sentidos que sus efectos son tan devastadores como los de un terremoto. Pero esa sensación es maravillosa.
ResponderEliminarMuy buen relato. Enhorabuena.
Besos-
Por fín la razón cede y concede al corazón hacer de las suyas en tan fragil ser humano, y digo frágil, porque ante tremendo embrujo como no quebrarse en mil pedazos y reconstruirse al mismo tiempo. Eso sólo lo hace el instante previo a un beso. Hermoso relato.
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