Iniciativa
El niño seguía sin comprender que, cada año, se maltratara y crucificara a ese hombre ante la pasividad de la gente.
Cuando ante el muchacho desfilaba la “Oración en el huerto”, bajo un olor a incienso y en el mutismo procesional, gritó:
—¡Escápate, Jesús! ¡Por favor, no te dejes apresar!
Cuando ante el muchacho desfilaba la “Oración en el huerto”, bajo un olor a incienso y en el mutismo procesional, gritó:
—¡Escápate, Jesús! ¡Por favor, no te dejes apresar!
¡Buen consejo! Qué bueno, Isidro. Los niños sí que saben tomar la iniciativa.
ResponderEliminarUn abrazo bético.
Pablo
Muchas gracias, Paul, por leer y comentar.
EliminarUn abrazaco manchego.
El candor inocente de un niño se alza contra los alambicados mensajes que pretenden ser sublimes, redentores, ejemplares. Pero de esto último, nada. El amor al prójimo se condensa infinitamente mejor en la pureza de la mirada de este niño, y la empatía que le lleva a animar a Jesús - él a Él - a escapar...
ResponderEliminarMe ha gustado, Isidro. Tu relato tiene ángel. Y mensaje.
Un abrazo.
La mirada y la incomprensión inocente del niño puede llevar a reacciones infantiles que nos hagan pensar a los mayores.
EliminarMuchas gracias por tu amable comentario.
Un abrazo, Carmelo.
Hola, Isidro.
ResponderEliminarLo que es la infancia y la juventud, la patria de los buenos sentimientos, de las buenas intenciones. Luego crecemos y nos vamos maleando, perdemos esos sana impulsividad y crucificamos a Jesucristo y a quien se nos ponga por delante. Los renglones son expansivos: metafóricos. Es un gran texto en definitiva y , además, está muy requetebién escrito. De modo que, mi más muy mayor enhorabuena y un abrazo entrañable, amigo mío.
Muchas gracias, amigo Edu, por tu tan gentil comentario.
EliminarUn fortísimo abrazo.
El niño lo avisa porque él sabe cómo acaba. No entiende que año tras año, se deje, en su mente no cabe esa idea.
ResponderEliminarBuen texto.
El niño apunta maneras, pues no entiende la pasividad del reo ni de la multitud, aparentemente compungida que lo ve y lo permite y solo él se atreve a avisarle. No le importa la vergüenza de sobresalir en el silencio. Los prejuicios y la vergüenza aún no los conoce.
EliminarMuchas gracias por comentar, María.
Los niños son así, valientes, sinceros y sabios. No entienden de convencionalismos. La teoría y las apariencias dicen que son aprendices que asimilan el mundo para cuando sean adultos, cuando en realidad son maestros que tienen mucho que enseñarnos. Nunca deberíamos perder al que llevamos dentro. El de tu relato promete, tiene iniciativa y toma partido ante las injusticias.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Isidro
Tal y como le he comentado a María, efectivamente el niño promete. Por el momento desconoce los convencionalismos, como tu muy bien explicas, esperemos que su iniciativa innata le perdure en el tiempo.
EliminarMil gracias por tus certeros comentarios que siempre aportan gran riqueza al texto.
Dos abrazacos, amigo Ángel.
La verdad es que del comportamiento puro de los niños los adultos podemos aprender mucho.
ResponderEliminarEstupendo micro!!!
Estoy de acuerdo contigo y me alegro que te haya gustado el micro.
EliminarUn abrazo, Marco.
Ah, la inocente visión de un niño, que no comprende tanta ignominia. ¿Por qué ese pobre hombre debe de sufrir tanta tortura? Expresa lo que siente, y si pudiera, él mismo le arrancaría la corona de espinas y lo desclavaría de la cruz. Un micro lleno de amor y de ternura. Un abrazo muy fuerte,Isidro.
ResponderEliminarLo has explicado perfectamente. No tengo más que decir.
EliminarMuchas gracias Carmen por tu lectura y comentario.
Un fuerte abrazo.
Al igual que el niño que proclama en voz alta que el emperador va desnudo, el protagonista irrumpe en el silencio procesional -que él interpreta como consentimiento- para avisar al Nazareno de su crucifixión. Conoce su trágico destino y quiere evitarle la muerte.
ResponderEliminarPor un lado, conmueve su ingenuidad y por otro, la escena está impregnada de humor.
Excelente relato, amigo Isidro. Besos.
Es cierto que casi siempre, la inocencia e ingenuidad de los niños, además de conmovernos, muchas veces nos provoca una sonrisa.
EliminarMil gracias, mi querida amiga por leer y comentar.
Un fuerte abrazo, Carmen.
Isidro, como ya te han comentado, este niño conocedor del final, dentro de su inocencia, intenta avisar al nazareno para evitarle lo peor. Es como el día de la marmota, pero aquí se repite cada semana santa.
ResponderEliminarMuy buen relato, Isidro.
Un abrazo.
Probablemente para el año siguiente, el niño, ya un año mauyor, vera que de nada vale revelarse en alguna cuestiones. Espero que al menos se sienta orgulloso de su valiente e inocente iniciativa.
EliminarMuchas gracias Javier por leer y comentar.
Un fuerte abrazo.
La inocencia de los niños...
ResponderEliminarUn beso.
Inocencia que a veces nos hace pensar a los mayores.
EliminarMuchas gracias, Maite.
Un beso
Un micro originalísimo, que nos muestra la valentía de un niño a través de la inocencia. Enhorabuena, Isidro. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, amigo Salva.
EliminarUn abrazo.
Un micro muy apropiado para estas fechas: ambientación ideal para poner de relieve el alma blanca de la niñez, esa bendita blancura que desgraciadamente perdemos a medida que vamos creciendo. Estupendo micro, Isidro.
ResponderEliminarUn abrazo nostálgico de esa niñez.
Me alegra que te haya evocado esa inocencia infantil.
EliminarMuchas gracias, Clara por leer y comentar. Un abrazo
Ante las miradas compungidas y la pasividad de tantos mayores, solo un niño es capaz de dar rienda suelta a su compasivo corazón. Francamente, da que pensar. Enhorabuena, Isidro. Un beso grande.
ResponderEliminarMuchas gracias, Matrioska por leer y comentar Un beso.
EliminarGRACIAS por escribir un micro como este: HUMANIDAD con mayúsculas.
ResponderEliminarUn abrazo,
Nuria
Gracias a ti por comentar.
EliminarUn abrazo.
Pobre chiquillo; cuántas veces, en su inocencia, la absurda conducta humana va a lograr defraudarlo. Y el caso es que yo pensé algo parecido cuando Di Caprio, conocedor como parece de la historia reciente, se montó en el Titanic.
ResponderEliminarOriginal y tierna propuesta, Isidro.
Enhorabuena y un abrazo.
Sí, al niño aún le quedan muchas decepciones por sufrir. Probablemente incluso de mayor, cometa errores como Leonardo. Jeje!
EliminarMuchas gracias por tu comentario, amigo Quique Un abrazo
Un día como hoy, muchos deberíamos aprender de la "iniciativa" de este pequeño.
ResponderEliminarMuy buen micro, excelente idea y extraordinaria narración.
Mil gracias, Dakkotta. Me alegro mucho que te haya gustado.
ResponderEliminarSaludos