La amistad
El caballito de madera miraba de reojo al tullido anciano.
Había echado a la chimenea tres sillas, un par de marcos de madera, un baúl, la cabecera de la cama.
Cuando se dispuso a desprenderse del balancín del caballito, este, liberado, emprendió el galope y se arrojó a las llamas.
Había echado a la chimenea tres sillas, un par de marcos de madera, un baúl, la cabecera de la cama.
Cuando se dispuso a desprenderse del balancín del caballito, este, liberado, emprendió el galope y se arrojó a las llamas.
Hola, Carlos.
ResponderEliminarTu texto, sencillamente fascinante. Un ser inanimado interactuando con el anciano, muerto de frío. Un caballito amistoso, que recuerda al niño que el viejo fuera y cabalgase a horcajadas sobre su lomo. Y se adelantó al viejo cuando este iba a arrebatarle parte de su naturaleza: el balancín. Entonces, se arrojó a las llamas para prestar un último servicio o pretendiendo suicidarse ante la ingratitud del abuelo, en actitud no egoísta sino de mera supervivencia. Para como de bondades, el 50 está muy bien escrito. Bingo. Mi más muy mayor enhorabuena. Y un abrazo.
Texto que toca la fibra sensible del lector conjugando fantasía y realidad de forma eficaz. A mi entender, nos ofreces una extraordinaria lección de amistad, al más puro estilo de los cuentos de antaño.
ResponderEliminarSaludos atentos
Quien tiene un amigo tiene un tesoro. El abuelo sacrifica el balancín antes que al caballito. Y el caballito se sacrifica para dar calor al abuelo. Buenísimo!!!
ResponderEliminarGracias
ResponderEliminarUn relato rebosante de ternura y, sencillamente, extraordinario. Felicidades, Carlos. Un saludo.
ResponderEliminarUna historia que rebosa sensibilidad. Me ha gustado el hecho de dar vida al caballito, como un perro que se resiste a abandonar a su amo en sus peores momentos, pero elegir al juego de su infancia, resucitarle, es un acierto. Resulta menos obvio y más tierno. Felicidades Carlos.
ResponderEliminarLleno de ternura, y muy original dar vida a ese caballito. Un beso.
ResponderEliminarTu cuento tiene un encanto muy especial, dentro de la crudeza del último destino. Me ha tocado la fibra sensible.
ResponderEliminarSuerte y saludos, Carlos.
Hermoso relato, Carlos. De una sensibilidad patente en cada frase, recalcando cada momento de una ternura y tristeza que aplasta el alma. Muy bueno, de verdad me ha gustado. Un abrazo.
ResponderEliminarCarlos, es precioso tu micro. Me gusta mucho. Saludos.
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