La venganza inconsciente de Irene

Imelda ha encontrado bajo su almohada una cajita de bombones. Sospecha de Julián, que la persigue renqueante con su andador por los pasillos de la residencia.

Irene no recuerda que ayer le trajeron bombones. Y tampoco que el andador que acaba de esconder en su habitación es el de Julián.
Escrito por Juana Mª Igarreta Egúzquiza - Web

20 comentarios :

  1. Eduardo Martín Zurita17/3/18, 15:39

    Hola, Juana.
    La pérdida de memoria tiene estas cosas. Y la venganza está claro que tiene mil y un caminos para desplegar su virtualidad operativa. Irene se venga de Imelda, inconscientemente, ocultando en su habitación el andador de Julián, que no podrá perseguir a Imelda. Este Julián está hecho un don Juan de mucho cuidado, valiéndose de los bombones. me gusta tu propuesta. Un beso y feliz todo para ti siempre.

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  2. Juana, en esta residencia todo está liado, pero de una forma inconsciente como tu bien titulas. Con tu relato, aunque sea con pinceladas de humor, nos cuentas las circunstancias en que se ven envueltas las personas mayores afectadas por la cruel enfermedad del Alzheimer.
    Muy buen relato, Juana.
    Un abrazo enorme .

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  3. Los celos, además de dañinos, constituyen un sentimiento muy fuerte, tanto, que hasta cuando el cerebro, tristemente, falla, ellos perduran como si tuviesen vida propia, haciendo de las suyas, indestructibles y siempre presentes.
    Una historia de amor, celos y enredo original, triste en el fondo, pero amable y elegante en la forma.
    Un abrazo, Juana

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  4. Los celos que siente Irene le juegan malas pasadas. Se venga de estos ancianos enamorados, pero pronto lo olvida. Su enfermedad es más cruel que su venganza. Rezuma tristeza y humanidad la visión que nos ofreces de estos tres seres con sus ilusiones y sus miserias.
    Muy bello, Juana. Besos.

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  5. Smokey pisó la raya18/3/18, 13:22

    Tu relato me ha recordado un libro de Luis Landero titulado "Juegos de la edad tardía", cuyo argumento no tiene nada que ver con el de tu micro. Me ha gustado Juana, que tus personajes a pesar de encontrarse en la recta final de sus vidas, todavía mantengan viva esa capacidad de amar y ser amados. Estupendo alegato a la vida pero con cierto aire melancólico. Saludos.

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  6. Juana, me ha encantado esa venganza inconsciente en la que la memoria, o desmemoria, hace de las suyas.
    Está muy bien escrito, cosa nada rara por otra parte, pues eres de las que nunca defrauda cada mes.
    Besote.
    Pablo

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  7. Enrique Angulo19/3/18, 0:03

    La historia que cuentas tiene su punto de humor, y es que las realidades últimas de la vida –enfermedad, vejez, muerte- suelen ser muy difíciles de asimilar, por eso, mientras uno pueda, hay que echar mano del humor –entre otras muchas cosas- para vacunarnos contra esos terribles y, a veces, inexorables males.
    Tu microcuento me ha recordado una obra de Els Joglars, titulada Omena-G, en la que, en clave humorística, reflexionaban sobre las miserias e incapacidades de la vejez, algunas de ellas tan devastadoras como la pérdida de la memoria que, si como dijo Heidegger el lenguaje es la casa del ser, esa pérdida sería un desahucio absoluto, pues no sólo se pierde el lenguaje, además, se pierden los recuerdos y muchos de los mecanismos que uno hace sin pensar para poder sobrevivir y se convierte en un ser dependiente con unas carencias que van en aumento.
    En lo que nos cuentas hay además otras miserias humanas, algo que uno puede observar en muchos de sus mayores y que, sin duda, también, si llegamos a una edad provecta, nos tocará sufrir, y es que como dice el dicho contra más viejo más pellejo, y el haber vivido mucho parece no enseñar nada a multitud de personas, entre las que uno puede incluirse, las cuales, por el contrario, acentúan / acentuamos los defectos de toda la vida.
    Así ocurre en tu microcuento con unos ancianos víctimas de las carencias de la edad y de sus propios fallas, lo cual, finalmente, nos hace reconocernos en ellos y sentir ternura y conmiseración por el ser tan incompleto que, en general, somos.
    Mis aplausos, Juana, por este buenísimo microcuento y un abrazo.

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  8. Paloma Hidalgo Díez19/3/18, 17:25

    Hay ternura y humor bien tejidos en tu micro, además ese toque de realidad con que lo narras, adorna y enfatiza la situación. Un placer leerte. Un beso.

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  9. ¿Basado en hechos reales? Porque tiene el mismo toque de ternura que las anécdotas que me cuenta mi madre de las peripecias que ocurren en su residencia. Será que es verdad que volvemos a la infancia de una u otra forma.
    Me ha encantado, Juana.
    Besicos.

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  10. El sinfín de la desmemoria tiene sus recovecos para la ternura y para el amor. A pesar de los pesares, seguimos vivos, aunque el árbol de la memoria se deshoje de recuerdos.
    Bellas y sensibles, Juana, son tus letras. Un abrazo.

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  11. Ernesto J.21/3/18, 19:29

    Conmovedor micro. La pérdida de memoria en tu relato pierde crudeza. Muy buen texto.

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  12. Hace tiempo que no leía un micro tan bueno. Una narración sencilla, amable, tierna que acerca a una realidad dura vivida por alguno de nuestros mayores: el alzheimer.
    Enhorabuena; es un texto magnífico.

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  13. Ósar R.J.23/3/18, 11:41

    Un micro mayúsculo. ENHORABUENA!!!

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  14. JUana, a veces la pérdida de la memoria ocasiona enredos como el que cuentas en tu micro. Me ha encantado la forma en la que nos hablas de esta terrible enfermedad, produce ternura y provoca una sonrisa.
    Buen micro. Enhorabuena.
    Besos apretados.

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  15. Encuentro mucha dulzura en tu micro. Este terrible problema lo has tratado con mucha delicadeza, dándole un tinte de humanidad que nos hace ponernos en situación.
    Te deseo toda la suerte, Juana.
    Besito virtual

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  16. Un toque de humor siempre relaja el tema. Un beso.

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  17. Ya ves, Juana; a mí tu precioso relato me ha recordado a Jekyll y Hyde y en cierto modo también al hombre lobo, en cuanto durante cierta parte del día hacen cosas que luego no recuerdan. Claro está que el contexto y los personajes con que representas tu historia son infinitamente más dulces.
    Gran prosa siempre la tuya, Juana; y grandes tus historias.
    Enhorabuena y un abrazo.

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  18. Una venganza que no lo es, unos medio recuerdos que tampoco, un mundo extraño para los demás pero que, definitivamente, es el mundo real en el que ellos viven. Muy bueno, Juana, enhorabuena. Un beso.

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  19. Este relato entreteje con mucho acierto dos características del ser humano: la enfermedad mental y las pasiones. Está claro que la venganza no necesita de la memoria y que el odio solo necesita mala sangre bombeada.
    Extraordinario, Juana. Felicidades.
    Un abrazo.

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  20. Mil gracias por vuestras generosas palabras. Un abrazo.

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