Miedos personales
El viento es indiscreto como el que más. Con eso de que refresca en verano le abrimos todas las puertas, fisga en todos los rincones y luego cuenta todo al oído ajeno. Por eso estoy encerrado en la bodega del tío Juan. No quiero que nadie sepa que soy escritor.
Hola, Juan.
ResponderEliminarLa medida de un escritor suele ser su hígado: su facilidad mayor o menor para la ingesta alcohólica. Por otro lado una bodega es un buen reconditorio. A salvo de los malos vientos que suelen venir de la mano de las habladurías. Tiempos hubo que ser escritor confería automáticamente la condición de delincuente. Todos eran subversivos. Buen texto. Un abrazo.
Hola Juan Badaya.
ResponderEliminarCómo me has recordado los tiempos que pasé en la bodega de mi tío Santos. Qué buen lugar para sentir la inspiración de escribir y de más cosas. De todos modos no es bueno que pases mucho tiempo en ella, además de los buenos, también se crean malos vicios. ¡Ánimo Juan! sal al aire, que te dé el viento en la cara y dile que te lea, que tú eres escritor. Un abrazo.
Agradezco los ánimos. A mí me pasa que una cosa: me sigue dando miedo publicar, probablemente por temor a las críticas, por no dar un nivel, por no decir nada interesante, por lo que sea... Con los años me voy haciendo más descarado y ya me dejo leer. Y que conste, 50 Palabras es buen lugar para hacerlo. Gracias, colegas.
ResponderEliminarDeja al viento que hable, y escribe mucho para que no se aburra, y cuanto más hable mejor. Un beso.
ResponderEliminarEl beso me convence. Seguiré escribiendo.
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