Yo tengo, tú tienes, él tiene...
Nosotros tenemos dos coches, tres casas y cuatro móviles. Vosotros tenéis cinco pares de zapatos viejos, seis embalajes de cartón y siete días para llorar. Ellos tienen una reluciente caja fuerte, una calculadora con los números borrados por el uso y una elegante sucursal que es la envidia de Satanás.
Hola, Cristina.
ResponderEliminarHabes, habeberis, tienes , tendrás, dijo Petronio. Qué contraste, qué diferencia abismal entre unas clases sociales y otras, las muy pudientes, las pudientes y las menesterosas. Qué pena de vida las de las vidas que se dedican a atesorar, a sumar, cuando lo que enaltece es desprenderse de lo máximo en la conquista de lo íntimo. San Juan de La Cruz decía que para ser feliz necesitaba muy pocas cosas y aun esas que necesitaba, muy poco. Antonio Machado dijo bien por las claras que nos iremos ligeros de equipaje, como los hijos de la mar. Hay que buscar, en todo, el equilibrio, esto lo digo yo. Un texto que da que pensar. Mi más mayor enhorabuena, un beso y feliz todo para ti siempre.
Tampoco es tan malo atesorar si se puede, nadie se niega un caramelo cuando se le ofrece, quién esté libre de pecado que tire la primera piedra, pero no hay que perder de vista a los que te rodean, ni la mano que ha fabricado ese “dulce” aunque él mismo no se lo pueda comer. Un saludo Eduardo. Me gusta tu instructivo comentario que redondea mis palabras. Nuestras cincuenta pueden ser parte del equipaje que dejemos.
EliminarEn tan pocas palabras has contado una historia que rompe las costuras y enseña la vergüenzas de esta aparente sociedad de bienestar en la que nos quieren convencer que vivimos.
ResponderEliminarExcelente, Cristina.
Un beso.
Pablo
Gracias Pablo. Esa era la intención, descoser rasgando las vestiduras a tirones. Alguno de los protagonistas desearía el tapeo que se va a tomar esta mañana el potentado con cargo a las arcas de las que no llega, supuestamente, para que él se tome un plato de sopa caliente con el que engañar al estómago.
EliminarEn pocas lineas cuenta y hace una critica a nuestra época y al modelo económico, en si una historia bien contada, un saludo cordial.
ResponderEliminarPor desgracia este modelo acarrea estas desigualdades en los países en los que irónicamente todos somos iguales, pero unos más que otros. Un saludo Luis.
EliminarOriginal retrato de los diferentes planos socio-económicos. Muy bueno el recurso de la enumeración sarcástica.
ResponderEliminarSaludos atentos
Hola Pascual. Me alegra que te haya gustado el vehículo en forma de punzada sarcástica. Efectivamente así es.
EliminarCon los seis pronombres personales y una cuenta hasta el número siete, nos has hecho la mejor descripción de lo que es, y lo que provoca, el capitalismo y el consumismo. Buen micro, Cristina, muchas felicidades y un beso.
ResponderEliminarEl siete, una semana tras otra y más días que forman meses ensartados en años en los que la vergüenza crece en solidaridad, pero esos nuevos pobres siguen pasando el testigo a otros, y la miseria continúa en las calles.
EliminarO sumamos todos, o las cuentas no cuadran.
ResponderEliminarOriginal construcción y buen mensaje.
Un saludo, Cristina
Un saludo. Quedan esperando al ángel que haga caer al Amo de las Cuentas, orando, malviviendo, suplicando, resignados, y nosotros en el centro de esta contienda tenemos un pc con buena conexión a internet, dos manos para tendérselas y tres camisas de once varas para repartir a cachitos, si nos sobran claro.
EliminarCritica mordaz a la actualidad. Me encanta, lo has bordado.
ResponderEliminarSuerte y un besito, Cristina
No sé si lo he bordado, aunque me gustó cuando lo escribí, pero sí que pretendía dar varios pinchazos con la aguja en la conciencia, en la mía la primera, denunciar lo que sufren esos y agradecer lo que tenemos nosotros. No valoramos el bienestar del hogar y otras pertenencias de las que, como ha dicho Eduardo, realmente necesitamos menos de las que acumulamos. Ahora falta el implicarse: vosotros están frente a mí, están cercanos.
EliminarCon tantos individuos sobre el planeta, el desequilibrio es imprescindible para que algunos gocen de bienestar frente a quienes no. Nosotros estamos en la parte afortunada del mundo y, admitámoslo, tenemos de sobra lo que muchos ni sueñan. ¿Estamos dispuestos a dejar de tener para que otros tengan? ahí lo dejo.
ResponderEliminarInteresante relato Cristina. Felicidades.
Un abrazo.