Amanecer
La ciudad se iba despertando lentamente. Desde las ventanas veía el fluir continuo de los coches por la M-30, que anunciaba un martes complicado. Afuera la nieve amenazaba con cubrir el asfalto y organizar el caos. Aunque las aves nocturnas, como ella, aguardaban para retirarse al lecho acogedor y placentero.
Los turnos de trabajo o el propio gusto de disfrutar de la noche, con su encanto de soledad y recogimiento, hace de algunas personas aves nocturnas que, a contracorriente, se recogen cuando todos inician andadura en un día que se despereza. Quien más, quien menos, ha experimentado esa sensación alguna vez. Unos cuantos, entre los que tú y yo nos contamos, lo vivimos casi como una rutina, aunque nunca acaba de serlo del todo. Cerrar los ojos al encender la luz parece un contrasentido que va en contra de la naturaleza, pero los seres humanos somos así de complejos.
ResponderEliminarUn relato que podría estar dedicado a todos los trabajadores nocturnos y noctámbulos en general, por obligación o devoción.
Un abrazo, Gloria
Gracias, Ángel. Me encanta que te veas reflejado en él. Y sí, puede considerarse un homenaje a la dureza del trabajo nocturno y a todo lo que supone ir contracorriente en la vida de los trabajadores nocturnos. A ver si coincidimos pronto. Un abrazo enorme, Gloria.
ResponderEliminarEl mundo está lleno de contrastes, aquí cuando unos se levantan y empiezan a activarse, otros se recogen (la verdad, con la nieve y el caos asomando, yo también me retiraría a la cama de nuevo!).
ResponderEliminarEs curioso que la primera vez que leí el relato, cuando aparece "ella" como ave nocturna pensé en una trabajadora de las calles - aunque hoy he ampliado el espectro a todos los trabajos nocturnos o a quien le apetece vivir la noche.
Un beso Gloria.
Carme.
Bueno, Mari Carme Marí, es lo que tiene el lenguaje, que se dan por supuestas algunas cosas, como en el caso de mujer pública y hombre público, etc. También en el mundo del trabajo nocturno sigue existiendo ese estigma: mujer nocturna= prostituta. Esperemos que todos logremos algún día, como tú lo has hecho, terminar con estos prejuicios. Muchas gracias por comentar. Un abrazo y espero verte muy pronto en Sevilla.
EliminarLa verdad es que hay muchos turnos de noche, no se visualizan mucho pero a la que piensas un poco: médicos, enfermeras, bomberos, policía, periodistas, cocineros, camareros,...
EliminarSobre lo de Sevilla creo que este año lo tengo complicado por las fechas elegidas.
En cualquier caso, te mando igualmente un abrazo.
Muy buena descripción del cambio de turno. Un beso.
ResponderEliminarMaite, es que por desgracia o por suerte ese ejercicio lo practico bastante. Pese a todos sus inconvenientes los que tenemos ese turno disfrutamos del privilegio de ver como se despereza la ciudad y como amanece, cada día diferente. Es un momento precioso, aunque ello signifique ir al contrario que todo el mundo. Recibe un abrazo afectuoso de Gloria Arcos
EliminarPara la mayoría de las personas amanece el día y la vida, pero para unas pocas nuestra forma de vida exige que estén en compañía de las estrellas para que el mundo no pare. Buen relato, Gloria. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Salvador. Me alegro que tengas esa visión del trabajo nocturno y de los que lo realizamos. Un abrazo fuerte. Gloria
EliminarA mí me ha ocurrido como a Carme. Te agradezco que hayas ampliado mi visión de los trabajadores nocturnos, sois más de uno entre los cincuentistas. Esforzadas aves nocturnas, volando a contracorriente para que todo siga funcionando al amanecer, cuando el resto abrimos los ojos.
ResponderEliminarUn beso, Gloria.
Sí, cada uno en su turno: rotatorio, diurno, nocturno, continuo, con nuestras diferentes labores hacemos que el mundo siga girando. Aunque aún hoy comentábamos en la redacción de noche, que según algunos resultados de estudios sesudos, aseguran que los trabajadores nocturnos viviremos cinco años menos por una serie de ritmos y cambios fisiológicos. Uff, ¡¡¡todos nos hemos echado a temblar entre risas, pero sin querer evaluar si eso es cierto¡¡¡ Muchas gracias por tus comentarios, Carmen. Un abrazo y a ver si volvemos a coincidir pronto.
ResponderEliminarGloria, excelente micro en el que explicas el momento en el que la gente que hace funcionar la ciudad cuando la mayoría estamos en manos de Morfeo, Conozco a mucha gente con el turno de noche, que parece que viven en otra ciudad, con la vida del revés. Si duda, toda mi admiración para esas aves nocturnas.
ResponderEliminarUn beso.
Pablo