Fragmentos de la memoria
Cuando cierro los ojos, puedo oír el ruido de la máquina de coser al ritmo de tus pies que aprietan el pedal, mientras la tela resbala suavemente sobre el suelo. Y si vuelvo a cerrar los ojos puedo verte sentada en el porche, al fresco, bajo un manto de estrellas.
Me voy a cerrar los ojos, Maribel, pero antes quería que supieras cuánto me ha gustado tu micro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Al corazón, allí le has dado. Un beso.
ResponderEliminarPrecioso, Maribel. Se nota todo el cariño que has puesto al escribir este relato. Y el título, de diez.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Besos.
Pablo
Muchas gracias a los tres. Un cordial saludo.
ResponderEliminarMuy bonito, Maribel!! Intuyo que se trata de tu abuela.
ResponderEliminarMuchos besos.
Qué bonito... Me emocionó. Enhorabuena.
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