Juan Antonio
De forma inesperada, sus pasos le llevaron al barrio que le vio nacer y de donde salió hace más de 40 años.
Llegó a la altura de su calle, nada era lo que fue, solo quedaban la higuera, el olivo y la palmera. Sintió que había nacido en un jardín.
Llegó a la altura de su calle, nada era lo que fue, solo quedaban la higuera, el olivo y la palmera. Sintió que había nacido en un jardín.
Un exelente relato, en pocas lineas cuenta una larga historia. Bello texto con su descripción, su carga poética y las palabras justas. Es la partida y el regreso que muchos emprendimos alguna vez. Un saludo.
ResponderEliminarMuy bello tu relato, con una gran carga de nostalgia. Una vuelta al pasado que jamás es igual. Un abrazo. Gloria
ResponderEliminarDice el excelente tango que 20 años no es nada. Sí que lo son, y más de 40, toda una vida.
ResponderEliminarNostalgia a flor de piel.
Un saludo.
Pablo
¡Qué bonito!Impresiones nostálgicas coronadas por un precioso final.
ResponderEliminarUn relato muy nostálgico y muy bien resuelto con pocas palabras, las justas, que dicen mucho. Enhorabuena SnowTomas.
ResponderEliminarQué hermosos es mirar al ayer con mirada limpia de prejuicios. El que sabe construir sus recuerdos vive permanentemente en un jardín. Muy bello. Saludos.
ResponderEliminarNos ofreces un relato con mucho sabor a nostalgia. Autobiográfico, quizas? Pero el título me hace pensar en algún familiar querido. Enhorabuena, Snow. Abrazos.
ResponderEliminarTodo cambia, solo queda lo importante, creo que ese es el jardín. Un beso.
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