Monogramas
La discípula supera por días al Maestro. Él está seguro de que sus pinturas brillarán en el futuro. E intenta protegerla de las voces cada vez más airadas del Gremio.
Ella pinta satisfecha, ajena a murmuraciones maledicentes. Y traza su firma dentro de monogramas, que perfecciona a cada pincelada certera.
Ella pinta satisfecha, ajena a murmuraciones maledicentes. Y traza su firma dentro de monogramas, que perfecciona a cada pincelada certera.
Esa joven artista promete. Alguien que es capaz de crear un arte que despunta solo con unas letras o símbolos es que tiene mucho dentro y es capaz de muchas más cosas. Ese maestro lleva razón al vaticinarle un buen futuro. Un ejemplo de que cuando algo se hace bien, por pequeño que parezca, termina por tener algún resultado.
ResponderEliminarUn abrazo
Aunque a veces hacen falta siglos para reconocerles su valor.
ResponderEliminarPero ahí están sus obras, las de Judth Leyster (con su firma en forma de monograma) y muchas otras.
http://www.mujeresenlahistoria.com/p/pintoras.html
Un abrazo Ángel
En los años que viví en Francia, conocí la pintura de Séraphine Louis, otra pintora de esas que cuando una la descubre, se queda con la boca abierta. Gracias por hacerme recordarla.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Maest, me has hecho trabajar, pero con gusto, he descubierto maravillas a través del relato y el enlace. Muy bueno. Un beso.
ResponderEliminarQue interesante, Maest. Me ha gustado tu relato. Muchas gracias. Un besito.
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